Salvar el Malecón
Mitigar los efectos de las inundaciones en el balcón de La
Habana es tarea fundamental para los organismos de la capital; las soluciones
deben corresponderse con las medidas urbanísticas y la conservación de valores
arquitectónicos
Autor: Susana Antón |
Foto Avenida Antonio Maceo (MALECON)
El muro debe llegar a 1,25 metros de altura sobre el nivel
de la acera para, de conjunto con otras acciones, menguar la penetración del
mar. Foto: Dunia Álvarez Palacios
Irma azotó con furia el malecón habanero el 9 de septiembre
del 2017. Sus olas, con más de diez metros de altura, lograron avanzar dos
kilómetros tierra adentro e inundaron gran parte de los municipios del litoral
de la capital cubana.
Los residentes en las zonas aledañas al balcón de La Habana
nunca habían vivido algo igual ni con la tormenta del Siglo, en marzo de 1993,
o el huracán Wilma en el 2005.
Esos eventos meteorológicos y sus repercusiones han
demostrado cuán necesario resulta prepararse para poder controlar, dentro de
las posibilidades, los efectos negativos en el área.
El análisis de la ubicación de asentamientos humanos
afectados por el cambio climático en nuestro país revela que el mayor número de
viviendas e infraestructuras expuestas está localizado en el malecón habanero.
Por ello, se incluyó como una de las 11 zonas priorizadas en la Tarea Vida, el
Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, aprobado el 25 de
abril del 2017 por el Consejo de Ministros.
En un primer momento, pretendemos precisar, mediante
investigaciones y estudios, el nivel de protección de la zona, ante el
sobrepaso del oleaje por encima del muro del Malecón y la entrada de agua de
mar por los drenes pluviales que descargan en el litoral, explicó Carlos Manuel
Rodríguez Otero, jefe del Departamento
de Investigación y Desarrollo del Instituto de Planificación Física (IPF).
Pero, ¿por qué se inunda tanto esta área? Según los
especialistas se debe a factores combinados. Contribuyen la
localización físico-geográfica del entorno donde se ubica el
Malecón y las condiciones climatológicas especiales que producen grandes
oleajes y penetraciones del mar.
Además, recalcó Rodríguez Otero, la urbanización ha ocupado
espacios de las cuencas hidrográficas donde se producía, de forma natural, el
drenaje hasta el mar; y que fueron cubiertas o están obstruidas por diferentes
razones. A ello se suma la falta de mantenimiento.
PROYECCIONES
Cuando el paso del huracán Irma, gracias al trabajo conjunto
del Gobierno y el Partido de la provincia, se mudaron de manera inmediata, para
evitar consecuencias negativas, alrededor de 60 núcleos familiares, destacó
María Isabel Martínez Oliver, jefa de Inversiones de Malecón y Extramuros de la
Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC).
Hoy los edificios afectados por los derrumbes parciales que
sucedieron desde las penetraciones del mar hasta un mes después, y que ya
presentaban fallos estructurales
irreversibles, están cerrados para evitar la entrada de personas y lamentables accidentes.
La población afectada
se ha reubicado en otros asentamientos construidos por el gobierno y la
OHC en diferentes municipios de la capital.
Ante el alto valor urbano y paisajístico del litoral
habanero, el deterioro del fondo inmobiliario, las nuevas regulaciones
establecidas en el país para mitigar y /o adaptarse al cambio climático, y la
necesidad de compatibilizar esos aspectos en función de nuevas inversiones, la
OHC ha proyectado acciones en la zona del Malecón tradicional, entre las que se
encuentran la construcción de nuevos inmuebles de viviendas con las
regulaciones urbanísticas específicas y la rehabilitación de otras
edificaciones. A ello se suma el mantenimiento constante a los inmuebles que
presentan un estado regular y bueno, en las fachadas y áreas comunes.
Otra de las prioridades es
dar solución al estado de los
sistemas de drenaje en las áreas inundables de los municipios de La Habana
Vieja, Centro Habana y Plaza de la Revolución, crear las medidas para la
corrección y facilitación de los mismos, su limpieza y mantenimiento.
Edificación en el Malecón con las regulaciones urbanísticas
vigentes. Foto: Dunia Álvarez Palacios
También se propone modificar el muro existente elevando la
altura máxima a 1,25 metros sobre el nivel de la acera, con reforzamiento y
curvatura en la fachada al mar. Crear aceras con elementos de hormigón para
mitigar la entrada de agua y elementos rompeolas a una distancia prudencial de
la costa para contener el primer impacto, explicó Juan José Díaz Espíldoro, especialista
en Inversiones de la Oficina.
No obstante, resaltó que estas modificaciones no pueden
implicar un deterioro de la imagen de la ciudad, pues no se deben perder los
valores urbanísticos y arquitectónicos de esos municipios.
Para las nuevas construcciones que se planean hacer en el
borde de la línea costera, el proceso inversionista exigió análisis en pos de poder emitir la
microlocalización y la licencia constructiva. Cada obra tuvo que recorrer los
pasos establecidos de planificación y consulta con todos los organismos
implicados, explicó Rodríguez Otero, del IPF.
Se han creado comisiones de trabajo conjuntas, donde se elaboran las estrategias para
continuar en el resto del litoral habanero las obras ejecutadas en el malecón
tradicional. En este caso, puntualizó Eymil Galvez Leyva, especialista en
Inversiones de la OHC, abarcaría también las reparaciones en el realce de la
cimentación del muro.
Los Organismos de la Administración Central del Estado en la
capital participan de la búsqueda de soluciones para el malecón habanero, con
el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente como organismo rector.
Este será un proceso que demandará recursos y tiempo, y en
el que hay que tener claro que no basta con implementar soluciones, estas deben
haber sido perfeccionadas y estudiadas según las particularidades de cada tramo
del muro. Solo así se podrá evitar que los eventos meteorológicos hagan que las
calles de La Habana se confundan con los límites del mar.
REGULACIONES URBANÍSTICAS PARA LA ZONA DEL MALECÓN
TRADICIONAL
- En las nuevas edificaciones se establece el uso de
materiales resistentes al intemperismo.
- Se considera un 15
% de la parcela como área descubierta, y se mantiene el perfil urbano
tradicional, con excepción de algunas esquinas donde se podrán erigir edificios
de mayor altura.
- Se prohíbe el uso habitacional en las plantas bajas, las
que deberán reservarse para actividades comerciales y de servicios. Los sótanos
solo podrán utilizarse como estacionamientos.
- Será obligatorio elevar el nivel del piso respecto al
nivel de la acera entre 15 y 45 centímetros en los portales y 1,20 metros en el
interior de las edificaciones.
- Se preservará la estructura urbana original, especialmente
las formas y las dimensiones de las manzanas, parcelas y el portal público
corrido. Tomado de la Granma de cuba
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