Por qué adoptar un árbol y velar por su preservación
Un ejemplar de la especie nativa carnavalito, en la calle
Fray Domingo de Santo Tomás, cerca de la plazuela Quintanilla. | Juan Cristobal
Quiroga
Un Lapacho, también conocido como tajibo, en la calle
Daniel Alvéstegui, en la zona de Tupuraya. | Juan Cristobal Quiroga
Por Vanessa Sevilla
La importancia de los árboles es indiscutible, ya sea
para el planeta como para nuestro
bienestar como seres humanos.
“Los árboles son vitales, generan oxígeno, mitigan la
contaminación, son fundamentales para la atracción de lluvias y son muy importantes para el equilibrio del
ecosistema”, según aclara Rocío
Estremadoiro, parte del colectivo No a
la Tala de Árboles Cochabamba.
El panorama es preocupante, porque poco a poco lo que era
este valle diverso y florido se ha transformado en una selva de cemento,
afirma.
Opinión que la comparte Juan Cristobal Quiroga, creador
de la iniciativa “Adopta un árbol urbano”. “Es triste lo que pasa en Cochabamba
con la contaminación, los árboles son un filtro que nos ayuda a respirar mejor,
pero al construir se han ido agotando los ejemplares más lindos y más valiosos.
En la zona sur se han agotado los ejemplares más grandes”, lamentó.
Según portales ecológicos, los árboles refrescan la
ciudad y las calles, mantienen la humedad de los suelos y dan hogar a aves y
animales silvestres. Además, ayudan a la
concentración, reducen la fatiga mental y calman a niños con déficit de
atención e hiperactividad.
Adoptar un árbol
urbano
En las redes sociales, más específicamente en Facebook,
se encuentra la página “Adoptar un árbol
urbano” en Cochabamba. Juan Cristobal Quiroga explica que esta iniciativa
surgió en 2013 con el objetivo de proteger a los ejemplares más longevos de
especies nativas en nuestra ciudad. Él recorrió diferentes zonas de la ciudad para identificarlos y
empezó también a investigar acerca de ellos.
Esta idea incentiva a las personas a adoptar un árbol
nativo de especies como jarka, tipas, sauces americano, jacarandá, carnavalito,
tara, toborochis o tajibo, entre otros.
El molle no se ha sumado a la lista porque la gente
respeta más a estos árboles, puesto que están protegidos por ley y hasta se
castiga con pena de cárcel los daños a esta especie.
Cómo adoptar
Primero, se debe tener en cuenta que el árbol sea de una
especie nativa y que esté en una vía pública, cerca de donde la persona pueda
cuidarlo. Puede ser mediano o grande para que se le coloque una placa.
El árbol puede estar en calles o aceras, pero no en
plazas y plazuelas porque ahí existe una
buena conservación. Quiroga menciona que por ejemplo la tipa casi ha
desaparecido en la ciudad, pero se conservan algunos ejemplares gracias a las
plazas.
El costo de la placa es simbólico, sirve para pagar la impresión
del nombre popular y el nombre científico de cada árbol adoptado, se paga 25
bolivianos.
A la página de Facebook puede enviarse la fotografía del
árbol, solicitar la placa y seguir el proceso anteriormente mencionado.
Hasta ahora se han colocado 70 placas de adopción.
Contra la tala
El colectivo No a la Tala de Árboles en Cochabamba está
formado por personas de diferentes profesiones que tienen por fin proteger los
árboles que quedan en la ciudad.
El objetivo es reflexionar para tomar conciencia de la
importancia de los árboles y su valor, respetarlos y exigir como derecho y
deber la protección de los árboles.
“Cuando se vea un árbol que es mutilado, podemos pedir
que se cumplan nuestros derechos colectivos
e incluso es un deber”, señaló Rocío Estremadoiro, parte del colectivo.
Afirmó que pueden colaborar con denuncias a su página en
Facebook como también con señales y letreros para denunciar el incumplimiento a
las normas.
DATOS
Internacional. En países como Argentina, México, Colombia
y El Salvador también existen iniciativas ciudadanas o empresariales para
adoptar un árbol.
Elemental. En promedio una persona necesita cerca de 22
árboles para respirar. Una hectárea de árboles plantados apenas abastece de
oxígeno a 18 personas por día, según el portal de ADN40.
Pérdidas enormes. Según estimaciones del MInisterio de
Medio Ambiente y Agua, Bolivia pierde un promedio de 219.000 hectáreas de
bosque anuales. La desaparición de los
bosques provoca la destrucción del
hábitat de un 80 % de las especies de todo el planeta – tomado de los
tiempos de Bolivia
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