Cómo hizo la agricultura de Brasil para independizarse de
los vaivenes políticos del país
Horacio Busanello
Durante los últimos 50 años, Brasil ha apoyado sin reparos
su desarrollo agroindustrial. Los vaivenes de la política no afectaron el rumbo
de su crecimiento. La combinación de inversiones, adopción de tecnología,
acceso a financiación, altos estándares de calidad fijados por regulaciones
gubernamentales y apoyo estatal ha creado un fructífero y potente ecosistema.
El área sembrada supera las 70 millones de hectáreas, donde
el 80% está representado por la soja (33 millones), el maíz (15 millones) y la
caña de azúcar (10 millones). Sin embargo, no pueden dejar de destacarse otros
cultivos como poroto (2,7 millones), trigo (2,1 millones), arroz (2,1
millones), café (2 millones) y algodón (1 millones).
Esta es la base sobre la cual tomó impulso el desarrollo del
gigante del Mercosur. A diferencia de nuestro país, los líderes brasileños han
entendido que apoyar la producción agrícola es generar una mayor oferta para
abastecer el mercado local a precios más baratos, generar valor agregado
transformando el potencial de las plantas en carnes, lácteos, textiles, energía
y alimentos de todo tipo al tiempo de crear millones de puestos de trabajo y
generar excedentes de exportación.
Los agricultores tienen acceso a créditos agrícolas a tasas
subsidiadas, los industriales han sido financiados por bancos estatales a largo
plazo y en condiciones ventajosas para crear una industria cárnica líder en el
mundo, los productores de caña son parte central de la política energética
nacional a través de la producción de etanol mientras que las economías
regionales han florecido y ganado masa crítica para abastecer al mercado local
y exportar.
Es importante destacar que el cooperativismo ha sido parte
destacada de este desarrollo y que gigantes como COAMO han florecido a la luz
de estas políticas de largo plazo.
Es materia de gran discusión cuanto más se puede expandir la
frontera agrícola de una manera sustentable. El rango es muy amplio. Algunos
mencionan otras 10 o 20 millones de hectáreas mientras que los más aventureros
hablan de cifras superiores a 30 millones.
Sin embargo, hay límites. El desarrollo agrícola está
restringido por graves problemas de infraestructura básica. La dilatada
geografía brasileña y los enormes volúmenes de producción requieren urgentes
inversiones en rutas, puertos, ferrocarriles, obras hídricas, etc. para
viabilizar la
producción actual y potencial el desarrollo futuro.
Por otra parte, la destrucción indiscriminada de hábitats
naturales, la pérdida irreparable de flora y fauna locales así como el
desplazamiento de comunidades autóctonas en búsqueda de tierras productivas son
el lado oscuro del crecimiento brasileño. La legislación actual ha mejorado las
condiciones de sustentabilidad con respecto al pasado pero es importante que la
misma sea de aplicación efectiva para asegurar un equilibrio entre el
crecimiento económico, el desarrollo social y la protección del medioambiente. Tomado
de la nación de ar nota : el olvido en el articulo es que casi todo lo mencionado lo consigue el pt en la administración
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