X AVIER BOSH. UNO DE LOS MAYORES INVESTIGADORES SOBRE EL
VIRUS DEL
PAPILOMA HUMANO EN EL MUNDO
“Vacuna contra VPH administrada en el Perú es
extraordinaria”
Entrevista. Indica que no existen versiones menores de este
fármaco y que la ofrecida por el Estado peruano en los colegios es de eficacia
y calidad similares a la que se ofrece en centros privados. En otros países,
afirma, se vacuna a mujeres hasta los 26 años.
Karina Garay Rojas Si bien la vacuna contra el VPH
está siendo administrada en el Perú desde 2011, algunos padres de familia aún
no firman el consentimiento para vacunar a sus hijas. -La información
sobre la vacuna está disponible, pero hay que estudiarla. El primer consejo que
podría darles es hagan caso a sus médicos, a sus autoridades sanitarias, al
Ministerio de Salud, a la gente que está profesionalmente dedicada a cuidarlos,
a proteger la salud de los ciudadanos. Tienen que pensar que estas vacunas han
sido analizadas en gran detalle por los mejores especialistas del mundo, por la
Organización Mundial de la Salud, el Centro de Control de las Enfermedades
Europeas, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, los consejos
científicos de 68 países, que recomiendan incorporar la vacuna al programa
nacional. Es muy difícil que todos ellos se equivoquen.
-Lamentablemente, aún existe el prejuicio de que si es distribuida por el Estado es de mala calidad.
Estas vacunas se fabrican solo en dos lugares. No hay marcas blancas y alternativas. Una se hace en Philadelphia y otra en Bélgica, por empresas distintas. Tienen ligeras diferencias, pero en este momento la vacuna que uno recibe en un centro privado es exactamente a la que ofrece el Estado.
La que se administra en el Perú creo que se llama Gardasil, que es una vacuna para cuatro tipos de virus. Su fabricante va a producir una vacuna de segunda generación que se mandará en el futuro. Lo que va ocurrir con el tiempo es lo mismo que en Estados Unidos, donde se ha hecho una transición. Se ha pasado de una vacuna a la otra y ahora se usa la vacuna de 9 tipos. La primera cubre el 70% de riesgo y la segunda, al 90%. Una niña que ha recibido la vacuna de los 4 tipos de VPH está bien vacunada.
-¿Qué les aconsejaría?
-Este es un tema de prioridad a la hora de decidir sobre la salud de la hija y que está por encima de los rumores que uno puede encontrar en una revista cotidiana, el comentario en un pasillo o en algún tipo de ambiente sin documentación científica. Hay que intentar seguir las opiniones profesionales de los expertos.
-¿Cuál es el mayor riesgo de no aceptar la vacuna?
Infectarse con algún tipo del VPH. La mayor parte de mujeres que se infectan afortunadamente resuelven la infección de manera espontánea, pero hay algunas que no pueden y todo esto pasa de una forma desapercibida. No tienen síntomas y por tanto no buscan tratamiento, porque no saben que están infectadas. Pero si ellas no han podido resolver la infección, el virus se queda trabajando y cuando nos damos cuenta ya estamos ante una situación de tumor maligno.
-¿Qué estudios nuevos se desarrolla alrededor del VPH?
Hay muchos estudios, pero en algunos países se está proponiendo sustituir, como rutina, el Papanicolau antiguo por un test virológico, el que trabaja con una muestra recabada de la misma forma que el Papanicolau, solo que es analizada con tecnología molecular. Esta nos dice si el virus ya está en el cuerpo.
Con el Papanicolau se han conseguido éxitos muy marginales en reducir la mortalidad. Ahora tenemos el instrumento que ha sido históricamente el mejor recurso para detener la enfermedad infecciosa, como la vacunación. De hecho, eliminamos la viruela de esa manera, prácticamente hemos eliminando la polio y no tenemos sarampión. Las vacunas han sido la gran respuesta sanitaria a las enfermedades infecciosas y ahora tenemos la oportunidad de hacerlo con una infección que en ocasiones acaba causando un cáncer.
-Se ha demostrado, además, que la vacuna es efectiva también para mujeres que han tenido relaciones sexuales.
Sí, de hecho, el país que más adelantado está en este sentido es Australia. Ellos vacunan hasta los 26 años. Ahora estamos teniendo resultados que señalan que, si la mujer hasta los 40 años no está infectada, la vacuna es muy buena para protegerla. Así que estamos considerando que el beneficio de la vacuna pueda extenderse a mujeres adultas, en paralelo a saber medir si la mujer está infectada a o no.
Las vacunas previenen la infección, pero no la resuelven, no tratan las infecciones que ya están instaladas.
-¿Ha participado de alguna investigación en el Perú?
Sí, tuvimos proyectos para esclarecer las ideas que surgieron al principio sobre la infección por VPH. En algunos países se pensó que los tipos virales que inducían a los tumores eran distintos y eso llevaba a pensar en vacunas específicas para cada zona geográfica del mundo.
Para resolver el problema analizamos 30,000 muestras de tumores en numerosos países y confirmamos que los tipos virales en el Perú eran los mismos del resto del mundo. La conclusión fue que había que preparar una vacuna única, que sería igualmente eficaz para todos.
-¿Cuál es el análisis costo beneficio de no invertir en la vacuna?
Claramente, la vacunación domina todos los escenarios. Sobre todo cuando ajustamos la estimación no solo al precio y consideramos la calidad de vida y el sufrimiento de las personas.
-¿Para lograr efectividad en una campaña de vacunación nacional qué es lo que no debería perderse de vista?
Es importante que los funcionarios y profesionales médicos hablen con la misma voz, que la población en general tenga confianza en sus instituciones. Eso es esencial.
Esta es una vacuna extraordinaria y el cáncer de cuello uterino es en América Latina una desgracia histórica porque es una de las regiones del mundo con mayor mortalidad por esta razón. En muchos países es el tumor más frecuente entre las mujeres y sobre todo entre las jóvenes.
-¿En cuánto tiempo se puede ver el impacto de la vacuna en el retroceso del cáncer dentro de un país?
Las primeras manifestaciones de esta protección se ven en 4 a 5 años. Porque es relativamente fácil de medir con encuestas para saber cuál es la prevalencia de la infección.
-Entonces, ¿no hay ningún riesgo en recibir la vacuna que distribuye ahora el Estado?
Atribuible a la vacunación, no.
Inmunización masculina, el siguiente paso
-¿La vacunación masculina contra el VPH es el siguiente paso?
–Estamos en ello. Llevamos 10 años con la vacunación femenina, pero en Estados Unidos, Canadá, Austria y Australia ya existen programas de vacunación masculina desde hace 4 o 5 años. Se está adoptando progresivamente.
Inicialmente, las vacunas eran muy caras y en un contexto de crisis económica las decisiones sobre la vacunación estaban matizadas por este aspecto y se dio prioridad el vacunar a las mujeres, que eran las que mayoritariamente sufrían las consecuencias, pero en la medida que la investigación ha ido demostrando la implicación en tumores masculinos y demostrando el efecto protector del grupo, significa que si una persona vive en una comunidad donde mayoritariamente están vacunados todos, él tiene también un cierto grado de protección.
-Si bien la atención está puesta en el cáncer de cuello uterino hay una asociación clara del VPH con el cáncer al ano, lengua, boca. ¿Esas neoplasias han aumentado?
–Claro que sí. Han aumentado los tumores anales y sobre todo de faringe, asociados al virus del papiloma. De hecho, en Estados Unidos estos tumores asociados a la lengua y la amígdala ya son más frecuentes que los cánceres al cuello del útero.
4 cepas
La vacuna contra el cáncer de cuello uterino aplicada en el Perú es una vacuna tetravalente que protege de las cepas 16 y 18 del VPH, que son las principales responsables del cáncer de cuello uterino, cáncer vulvar y vaginal.
También protege de las cepas 6 y 11, responsables de las verrugas genitales, papilomatosis laríngea y ciertos tipos de cáncer asociados a garganta, ano, lengua, laringe, entre otros.
En el país, el cáncer de cuello uterino es la primera causa de muerte por cáncer en la mujer peruana y la segunda en Lima. Se estima que al año se registran 5,050 nuevos casos. Tomado de el peruano
-Lamentablemente, aún existe el prejuicio de que si es distribuida por el Estado es de mala calidad.
Estas vacunas se fabrican solo en dos lugares. No hay marcas blancas y alternativas. Una se hace en Philadelphia y otra en Bélgica, por empresas distintas. Tienen ligeras diferencias, pero en este momento la vacuna que uno recibe en un centro privado es exactamente a la que ofrece el Estado.
La que se administra en el Perú creo que se llama Gardasil, que es una vacuna para cuatro tipos de virus. Su fabricante va a producir una vacuna de segunda generación que se mandará en el futuro. Lo que va ocurrir con el tiempo es lo mismo que en Estados Unidos, donde se ha hecho una transición. Se ha pasado de una vacuna a la otra y ahora se usa la vacuna de 9 tipos. La primera cubre el 70% de riesgo y la segunda, al 90%. Una niña que ha recibido la vacuna de los 4 tipos de VPH está bien vacunada.
-¿Qué les aconsejaría?
-Este es un tema de prioridad a la hora de decidir sobre la salud de la hija y que está por encima de los rumores que uno puede encontrar en una revista cotidiana, el comentario en un pasillo o en algún tipo de ambiente sin documentación científica. Hay que intentar seguir las opiniones profesionales de los expertos.
-¿Cuál es el mayor riesgo de no aceptar la vacuna?
Infectarse con algún tipo del VPH. La mayor parte de mujeres que se infectan afortunadamente resuelven la infección de manera espontánea, pero hay algunas que no pueden y todo esto pasa de una forma desapercibida. No tienen síntomas y por tanto no buscan tratamiento, porque no saben que están infectadas. Pero si ellas no han podido resolver la infección, el virus se queda trabajando y cuando nos damos cuenta ya estamos ante una situación de tumor maligno.
-¿Qué estudios nuevos se desarrolla alrededor del VPH?
Hay muchos estudios, pero en algunos países se está proponiendo sustituir, como rutina, el Papanicolau antiguo por un test virológico, el que trabaja con una muestra recabada de la misma forma que el Papanicolau, solo que es analizada con tecnología molecular. Esta nos dice si el virus ya está en el cuerpo.
Con el Papanicolau se han conseguido éxitos muy marginales en reducir la mortalidad. Ahora tenemos el instrumento que ha sido históricamente el mejor recurso para detener la enfermedad infecciosa, como la vacunación. De hecho, eliminamos la viruela de esa manera, prácticamente hemos eliminando la polio y no tenemos sarampión. Las vacunas han sido la gran respuesta sanitaria a las enfermedades infecciosas y ahora tenemos la oportunidad de hacerlo con una infección que en ocasiones acaba causando un cáncer.
-Se ha demostrado, además, que la vacuna es efectiva también para mujeres que han tenido relaciones sexuales.
Sí, de hecho, el país que más adelantado está en este sentido es Australia. Ellos vacunan hasta los 26 años. Ahora estamos teniendo resultados que señalan que, si la mujer hasta los 40 años no está infectada, la vacuna es muy buena para protegerla. Así que estamos considerando que el beneficio de la vacuna pueda extenderse a mujeres adultas, en paralelo a saber medir si la mujer está infectada a o no.
Las vacunas previenen la infección, pero no la resuelven, no tratan las infecciones que ya están instaladas.
-¿Ha participado de alguna investigación en el Perú?
Sí, tuvimos proyectos para esclarecer las ideas que surgieron al principio sobre la infección por VPH. En algunos países se pensó que los tipos virales que inducían a los tumores eran distintos y eso llevaba a pensar en vacunas específicas para cada zona geográfica del mundo.
Para resolver el problema analizamos 30,000 muestras de tumores en numerosos países y confirmamos que los tipos virales en el Perú eran los mismos del resto del mundo. La conclusión fue que había que preparar una vacuna única, que sería igualmente eficaz para todos.
-¿Cuál es el análisis costo beneficio de no invertir en la vacuna?
Claramente, la vacunación domina todos los escenarios. Sobre todo cuando ajustamos la estimación no solo al precio y consideramos la calidad de vida y el sufrimiento de las personas.
-¿Para lograr efectividad en una campaña de vacunación nacional qué es lo que no debería perderse de vista?
Es importante que los funcionarios y profesionales médicos hablen con la misma voz, que la población en general tenga confianza en sus instituciones. Eso es esencial.
Esta es una vacuna extraordinaria y el cáncer de cuello uterino es en América Latina una desgracia histórica porque es una de las regiones del mundo con mayor mortalidad por esta razón. En muchos países es el tumor más frecuente entre las mujeres y sobre todo entre las jóvenes.
-¿En cuánto tiempo se puede ver el impacto de la vacuna en el retroceso del cáncer dentro de un país?
Las primeras manifestaciones de esta protección se ven en 4 a 5 años. Porque es relativamente fácil de medir con encuestas para saber cuál es la prevalencia de la infección.
-Entonces, ¿no hay ningún riesgo en recibir la vacuna que distribuye ahora el Estado?
Atribuible a la vacunación, no.
Inmunización masculina, el siguiente paso
-¿La vacunación masculina contra el VPH es el siguiente paso?
–Estamos en ello. Llevamos 10 años con la vacunación femenina, pero en Estados Unidos, Canadá, Austria y Australia ya existen programas de vacunación masculina desde hace 4 o 5 años. Se está adoptando progresivamente.
Inicialmente, las vacunas eran muy caras y en un contexto de crisis económica las decisiones sobre la vacunación estaban matizadas por este aspecto y se dio prioridad el vacunar a las mujeres, que eran las que mayoritariamente sufrían las consecuencias, pero en la medida que la investigación ha ido demostrando la implicación en tumores masculinos y demostrando el efecto protector del grupo, significa que si una persona vive en una comunidad donde mayoritariamente están vacunados todos, él tiene también un cierto grado de protección.
-Si bien la atención está puesta en el cáncer de cuello uterino hay una asociación clara del VPH con el cáncer al ano, lengua, boca. ¿Esas neoplasias han aumentado?
–Claro que sí. Han aumentado los tumores anales y sobre todo de faringe, asociados al virus del papiloma. De hecho, en Estados Unidos estos tumores asociados a la lengua y la amígdala ya son más frecuentes que los cánceres al cuello del útero.
4 cepas
La vacuna contra el cáncer de cuello uterino aplicada en el Perú es una vacuna tetravalente que protege de las cepas 16 y 18 del VPH, que son las principales responsables del cáncer de cuello uterino, cáncer vulvar y vaginal.
También protege de las cepas 6 y 11, responsables de las verrugas genitales, papilomatosis laríngea y ciertos tipos de cáncer asociados a garganta, ano, lengua, laringe, entre otros.
En el país, el cáncer de cuello uterino es la primera causa de muerte por cáncer en la mujer peruana y la segunda en Lima. Se estima que al año se registran 5,050 nuevos casos. Tomado de el peruano
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