Weenhayekes “pescan” botellas y ramas, los peces desaparecieron
Publicado en 30 mayo 2011
La sedimentación está acabando con la pesca en el Pilcomayo. Según un estudio, cerca de ocho kilómetros, en la zona de Formosa, requiere de limpieza, pues los sedimentos acumulados impiden la migración natural de los peces. La crisis es tal que un pescado se comercializa hasta en Bs 30.
Cerca de puente Ustarez, a 25 kilómetros de la ciudad de Villamontes, provincia Gran Chaco, estaban, al menos, cinco familias weenhayekes esperando sacar las redes que introdujeron al río Pilcomayo para pescar el sábalo. Sus rostros no son de ansiedad, sino de preocupación.
Cerca del medio día deciden sacar una. La red mide 110 metros de largo y 12 metros de ancho. Tres muchachos se meten al río y empiezan a jalar la red, otras ocho personas esperan en la orilla. Entre niños, comunarios indígenas y jóvenes conscriptos, empiezan a jalar cada vez con más fuerza.
La red estuvo en el agua cerca de 45 minutos, según nos dice tímidamente un indígena weenahayek. El fruto de la espera, una botella de plástico, una piedra y una rama. Ésa fue la “pesca” de ese momento.
Frustrados salen del agua y enrollan la red nuevamente, para más tarde volverla a introducir al fondo del río. Al otro extremo, hay ocho indígenas, todos con sus esposas e hijos. El panorama para ellos tampoco es alentador. En ese momento estaban arreglando su red, pues por las piedras del río, ésta se rompió.
Rogelio Nazareno es uno de los indígenas que se encuentra arreglando la red. Nos comenta con preocupación que no hay pescado, esto porque hay una zona, río abajo, que está “trancado”.
“Estamos esperando que destranquen eso. Si no solucionan, nos tendremos que ir a casa, qué más podemos hacer”, dice con preocupación. Según Nazareno, los pescadores están organizados en un sindicato que tiene 60 miembros, aproximadamente, todos ellos indígenas. El presidente de esa organización, José López, se trasladó hasta la laguna Bañado de La Estrella y Sunchal-Pampa, en Formosa, Argentina, donde la sedimentación está evitando que los peces sigan su cauce natural y, por ende, no lleguen hasta Villamontes. Fue con la esperanza de encontrar una solución inmediata.
Nazareno comenta que este año ha sido crítico para los indígenas weenhayekes, que viven de la pesca. Ya que en años anteriores, de una redada sacaban más de 600 peces, hoy sólo
logran sacar de dos a cinco pescados, sólo para el consumo de sus familias.
Según el pescador, más de 45 comunidades viven exclusivamente de la pesca “porque no hay más trabajo”.
Juanito es otro indígena que está a la espera de sacar la red que introdujeron en el río Pilcomayo. Él cuenta que vive de la pesca desde que era niño.
“Ahora no estamos completos, nos hemos dispersados por varios lugares. Es la única manera de poder pescar algo”, dice el indígena, quien instaló una carpa cerca del río, para pasar varios días en el lugar pescando.
Juanito cuenta que antes, cuando sacaban más de 600 peces, vendían el producto desde un boliviano hasta 10 bolivianos, porque había en abundancia. Incluso sus esposas ganaban algo de dinero, pues limpiaban peces y los dejaban “listos para cocinarlos”.
Ahora un pescado es vendido entre 20, 25 o 30 bolivianos, dependiendo de su tamaño.
Mientras se conversaba con los pescadores indígenas, dos camiones, con grandes conservadoras para llevar pescado, se estacionan cerca del puente Ustarez. “¡Rogelio! ¿cómo es? ¿cuántos pescados me vas a dar hoy?”, pregunta uno de los choferes.
“Ninguno, apenas estamos sacando para comer nosotros”, responde el comunario weenhayek.
Al constatar que aún no hay el producto deseado, los comerciantes se marchan con sus conservadoras vacías.
Mientras los grupos de pescadores vuelven a echar las redes al agua, las mujeres se encuentran en las carpas, a orillas del Pilcomayo, a la espera de recibir pescados para limpiarlos y ganarse al menos un boliviano por su trabajo. Entre tanto, cocinan los dos únicos pescados que lograron sacar durante la primera media jornada del sábado, los mismos que son distribuidos entre los niños, que son más de 10.
Teófilo, un taxista que recorre la ruta entre el puente Ustarez y la ciudad de Villamontes, nos comenta que ese panorama desalentador para los indígenas se ha visto las tres últimas semanas. Y es que el pescado ya no se lo ve, ni siquiera en los mercados, situación que también afectó a las comerciantes minoritarias y a los transportistas, pues ya no tienen clientes.
“Ya no hay pescado, entonces por eso la gente ya no va a comprarles. Antes, en esta fecha, Villamontes estaba lleno de comerciantes y personas que venían de todo lado a comprar pescado, ahora está vacío. Y lo poco que hay está caro”, comenta.
LA SEDIMENTACIÓN, EL PRINCIPAL PROBLEMA DEL PILCOMAYO
Uno de los principales problemas que está afectando al río Pilcomayo, en el lado boliviano, es la sedimentación que existe en la parte de Formosa, en Argentina. Así lo explica el Oficial Mayor de Desarrollo Económico de la Alcaldía de Villamontes, Roberto Carlos Salazar, quien realizó un estudio sobre la problemática del río que comparten Bolivia, Argentina y Paraguay.
Salazar explica que el problema de la sedimentación y colmatación del río se arrastra desde hace años, esto debido a la existencia de residuos que lleva dicho afluente en épocas decrecientes. Como ejemplo, muestra una imagen de una prueba que realizaron en la zona de Sunchal-Pampa, donde introdujeron una vara metálica de cinco metros. El barro y otros residuos llegaron a cubrir casi tres metros.
“La tragedia ya está, producto de ello es que los peces que debían llegar hasta nuestro territorio, no lo han hecho. La mayoría de ellos ha muerto en la zona baja”, dice el funcionario, quien considera que para esta gestión ya poco se puede hacer para solucionar el problema.
En todo caso, indica que los trabajos de limpieza que se vayan a realizar en la zona de Formosa deberán permitir la conexión de los madrejones o criaderos naturales, con el cauce principal.
Según Salazar, son diferentes sectores que requieren una limpieza, pero sumando todos ellos calcula que son alrededor de ocho kilómetros de sedimentación de arena, barro, troncos y otros residuos.
De acuerdo al estudio que realizó Salazar, la zona más crítica se ubica en Sunchal-Pampa, en la provincia de Formosa, a 200 kilómetros de la frontera con Bolivia, donde se observa agua retenida por pequeñas colinas de sedimentación y en ella, gran cantidad de peces muertos que no pudieron seguir su ruta migratoria río arriba.
¿De continuar esa sedimentación, se avecina una inminente sequía?. Salazar explica que esa situación no se verá en el lado boliviano, ya que las aguas del Pilcomayo tienen su cauce definido y no está alterado. Sin embargo, señala que “la situación se pone fregada” para la zona baja, es decir, en la parte de Argentina y Paraguay.
“Por querer beneficiarse con más agua, han hecho un canal, el famoso proyecto Pantalón, con el que Argentina y Paraguay se distribuyen las aguas. El problema va ser cuando baje el cauce, el agua no les va llegar casi nada.
En Bolivia va disminuir también, pero tendremos agua. Para nosotros el problema es especialmente con los peces, porque se quedan estancados en esas zonas”, explica el funcionario, al recalcar que la diferencia con los vecinos países, es que ellos priorizan el agua, para el riego y la ganadería. Mientras que Bolivia se beneficia más de los peces, porque ello mueve la economía, sobre todo de Villamontes.
Robert Camacho, alcalde de Villamontes, indica que si no se realiza una limpieza urgente, se puede registrar una mortandad del sábalo. Ya que al quedarse el agua estancada, los peces no pueden seguir su migración, ni regresar al Bañado de la Estrella, que es una laguna donde se reproducen.
“Si no tomamos acciones inmediatas, y se lo dijimos al Viceministerio de Medio Ambiente, la mortandad de peces va ser desastrosa. Ya pasó el año pasado. No es mucho lo que hay que acomodar, son 5 o 6 kilómetros que hay que limpiar, si hay voluntad de las cancillerías se puede ingresar con todo”, afirma Camacho al recordar que el departamento de Tarija tiene los recursos económicos necesarios para hacer un trabajo inmediato de limpieza.
“Lo que se necesita es una limpieza, para hacer una conexión entre el río Pilcomayo y la laguna Bañado de la Estrella, para que el agua y los peces tengan su cauce natural”, dice la autoridad edil.
Camacho recuerda que hoy en día en una redada se sacan de cinco a seis peces, mientras que en el año 2002, fecha en la que se logró un record, se consiguió pescar hasta cinco mil peces en una sola redada.
“Vea la diferencia. Por eso nosotros pedimos ayuda, necesitamos hacer algo pero yá”, recalca el alcalde de Villamontes y agrega que la solución está en manos del Gobierno Nacional y la Gobernación, a través de la Cancillería del Estado.
SOBRE EXPLOTACIÓN EN LA PESCA
Un hecho que reconoce el alcalde de Villamontes y el Oficial Mayor de Desarrollo Económico, es que en el río Pilcomayo existe una sobre explotación en la pesca del sábalo, ya que el pasado año se sacó del río hasta 16 mil peces por día.
“Ya no es como antes, cuando el hermano weenhayek pescaba para su subsistencia y nosotros también comprábamos. Ahora vienen personas ajenas a pescar, relegando a los indígenas y se llevan cantidades inimaginables”, señala Camacho.
Ante esa situación, la Alcaldía de Villamontes está analizando la posibilidad de emitir una Ordenanza Municipal que permita la pesca a los indígenas, más no así a los comercializadores externos. Esto como una manera de evitar la depredación de los peces y “dar un descanso de unos tres años al Pilcomayo”.
Camacho reconoce que esa medida afectará la economía de Villamontes, porque la pesca genera movimiento de comerciantes y pequeños empresarios. Sin embargo, indica que es necesario, caso contrario, el sábalo formará parte de las especies extintas en Bolivia.
Tomado del diario El Nacional de Bolivia