La “caja fuerte” más
grande del mundo
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
En la anterior nota del primero de agosto pasado tratamos sobre
los bancos de semillas argentinos y prometimos tratar el de otro, de
dimensiones transnacionales: la “Bóveda del fin del mundo” o el “Arca de Noé
del siglo XXI”, de esto se trata El Banco Mundial de Semillas de Svalbard.
Es una enorme despensa subterránea de semillas de miles de
plantas de cultivo provenientes de todo el mundo situado en la isla de
Spitsbergen, en el archipiélago noruego de Svalbar. Es la superficie terrestre
más septentrional del planeta, el último espacio de tierra antes del Polo Norte
y fue creado para salvaguardar la biodiversidad de las especies de cultivos que
sirven como alimento en caso de una catástrofe global.
El Svalbard Global Seed Vault (SGSV), fue inaugurado el febrero
de 2008 su misión es guardar una copia de seguridad de todas las semillas del
mundo, esto en previsión a una posible pérdida de la diversidad a causa de una
gran catástrofe planetaria y es capaz de preservarlas
durante cientos de años. Los
miles de semillas que allí se almacenan son importantes variedades alimentarias
para la humanidad. Las semillas se mantienen a una temperatura estable de -18°C.
Una muestra de semillas se compone de alrededor de 500 semillas
selladas herméticamente en una bolsa de aluminio, y la instalación tiene una
capacidad de almacenamiento de 4,5 millones de muestras de semillas
El día de su inauguración, se realizaron como primer depósito,
una colección de semillas de arroz del Instituto Internacional de Investigación
del Arroz. Este cereal es probablemente, el comestible de cultivo más
importante del mundo y de él existen más de 100.000 variedades. Las
instalaciones tienen características apocalípticas. Está situado en el interior
de una montaña a 150 metros de profundidad y a 130 metros sobre el nivel del
mar, lo que asegura que las instalaciones no se inundarán, según los cálculos,
incluso si los casquetes polares se derritieran. Ha sido construido a prueba de
terremotos, radiación, actividad volcánica, tsunamis y otras catástrofes
naturales. Consta de tres cámaras estancas, de 27 metros de longitud, 6 metros
de ancho y otros tanto de alto. En caso de fallo eléctrico, el permafrost (1) que lo rodea actuaría como
refrigerante natural.
En caso de conflicto, existe un tratado internacional que
califica y mantiene este territorio como zona desmilitarizada. El principio de
funcionamiento del Banco de Semillas es parecido al de una caja de seguridad de
un banco tradicional: Noruega posee las instalaciones y los países o
instituciones que guardan allí las semillas son sus propietarios. El depósito
de muestras no supone una transferencia de propiedad y, al menos hasta ahora,
es un servicio gratuito.
Pero ha surgido un problema social/comercial y es que en Svalbard
solo pueden depositar sus colecciones organizaciones oficialmente reconocidas;
y solo semillas que hayan sido depositadas ya en algún otro banco de semillas. “Esto
quiere decir que, en la práctica, las comunidades de campesinos no pueden tener
sus semillas allí", cuenta Henk Hobbelink, cofundador de GRAIN, una ONG
internacional que lucha, junto a los campesinos, por sistemas alimentarios
basados en la biodiversidad y que puedan ser controlados comunitariamente.
La conservación de la diversidad vegetal se puede desarrollar de
dos formas básicas: dentro de su hábitat natural (conservación in situ) y fuera
del hábitat natural (conservación ex situ). El problema de la ex situ, que la
bóveda refuerza, es considerada injusta por el campesinado porque recolecta
semillas de variedades únicas entre las comunidades que originalmente las
crearon, seleccionaron, protegieron y compartieron, en cambio la bóveda las
almacena y las hace prácticamente inaccesibles para esas comunidades.
El fondo de la cuestión viene sucediendo en las últimas décadas,
por la aparición de gigantes del agronegocio, como Monsanto, propietaria de las
semillas “suicidas Terminator”; Dupont/Pioneer
Hi-Bred, uno de los mayores dueños de patentes de semillas genéticamente
modificadas (OGM); o Syngenta, importante compañía de semillas y agroquímicos
inversores de grandes cantidades de dinero en lo que se ha dado en llamar
biotecnología agrícola.
La biotecnología agrícola crea variedades ‘superiores’, que se
puedan plantar como monocultivos en regiones agrícolas de todo el mundo. Estas supersemillas
transgénicas se hallan debidamente patentadas, y en algún caso como el de la
patente “Terminator”, desarrollada por Monsanto en 1988, se incorpora una secuencia
‘suicida’ en los genes de la semilla que la convierte en estéril a la siguiente
generación, por esto los agricultores tiene que volver a comprar la semilla
cada temporada, lo que según GRAIN, puede hacer de los agricultores nuevos
‘siervos feudales’ de tres o cuatro multinacionales y aseguran, que la solución
para preservar la riqueza semillera de las comunidades campesinas del mundo,
debería estar en los mismos campos de los agricultores. Promocionando la
diversidad y las semillas locales in situ y apoyando a los campesinos con
políticas proactivas, cosa poco frecuente a nivel global. Las semillas transgénicas,
como todas, tienen la particularidad de polinizar, por esto semillas
“naturales” son contaminadas y se han dado casos que los dueños de las patentes
reclamaron con éxito que se les pagara por esto.
El financiamiento de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard
proviene en su inicio de la fundación Rockefeller junto con Monsanto y
Syngenta, los dos expertos del biotech, la Pioneer que estudia
OGM, los
productos genéticamente modificados para la Dupont y la fundación Bill &
Melissa Gates de William III Gates, dueño de Microsoft. Esto pone en dudas cual
es la finalidad última de esta verdadera caja fuerte. Sus patrocinadores
afirman que proteger a la humanidad, sus detractores en cambio, que solo proteger los negocios de
unos pocos.
Sin embargo el negocio del monocultivo extensivo encuentra
todavía dificultades en zonas como la Unión Europea, donde está prohibida la
siembra de algunas variedades de transgénicas. España es prácticamente el único
país de la UE con cultivos transgénicos. Sin embargo en enero de 2015, la
Eurocámara aprobó una ley por la que cada país podrá decidir si permite estos
cultivos o no.
La complicación para la UE, es que tiene amplia libertad
comercial y de circulación y en consecuencia los productos elaborados con
materias primas conteniendo OGM españoles pueden circular libremente por toda
la unión.
El 85% de los cultivos modificados genéticamente se concentran, industrialmente y por el momento en pocos
países, como Estados Unidos, Argentina, Canadá y Sudáfrica y también Brasil, pero
los cultivadores multinacionales tiene en la mira las fértiles y productivas
tierras de África.
Un caso particular lo protagoniza el Perú que envió a la “Bóveda
del fin del mundo” solo 1.500 variedades de semillas de papa de un total de
4.000 con que cuenta. La razón, argumenta Perú, cuenta con su propio banco de
semillas en Lima, alojado en un edificio a prueba de terremotos y guardado por
gruesas puertas de acero.
“La cultura de la papa peruana está amenazada”, dice Alejandro
Argumedo de la Asociación Andes-IIED y agrónomo del “Parque de la Papa” de
donde provienen dichas semillas.
El parque de la papa lo estableció la comunidad indígena quechua,
cuenta con 10.000 hectáreas y una gran variedad de papas de todas las formas,
tamaños, colores y propiedades nutritivas, todas muy apreciadas y cotizadas en
el primer mundo.
“Aquí en Perú, las prácticas agrícolas están interrelacionadas
con nuestros rituales y prácticas culturales. Por lo tanto, nuestras papas
representan una herencia tanto biológica como cultural”.
Además afirman, “El cambio climático va a conllevar, que los
métodos tradicionales para mantener esta gran variedad de especies no puedan ya
ofrecer garantías absolutas,” dijo Lino Mamani, agricultor del Parque de la
Papa y líder del colectivo “ los Papa Arariwa” o guardianes de la papa en
quechua.
Y aquí aparece un tema en apariencia no contemplado con la
Bóveda del fin del mundo: ¿Quién garantiza que si la “catástrofe mundial” se
debiera al Calentamiento Global, cosa posible, las semillas que almacena no se habrán
adaptado a las nuevas condiciones y en consecuencia no ser útiles. Por el
contrario como el cambio climático es rápido pero paulatino, hay posibilidades
que algunas variedades de vegetales cultivadas in situ se adapten y
“sobrevivan”, cosa deseable también para los humanos.
En los últimos 20 años, cita el medio informativo Andina, “hemos
observado que la papa está subiendo a alturas que bordean los 200 y 300
metros”, por lo que en algún momento, por el calentamiento global y el cambio
en la biología del suelo, las papas van a llegar a cultivarse en la
cima de la
montaña.
La discusión seguirá abierta hasta el dia, que Dios no lo quiera,
deba abrirse la caja fuerte que guarda el Svalbard Global Seed Vault. Einstein
decía algo así como que, no sabía con qué se luchará en la próxima guerra, pero
estaba seguro que la última, “seria con hachas de piedra". Esperemos que
nunca suceda, y menos por alcanzar el último espacio de tierra antes del Polo
Norte…
Nota: (1) El permafrost, termino castellanizado como permahielo o
permagel, es la capa de suelo permanentemente congelado, pero no
permanentemente cubierto de hielo o nieve. Se lo encuentra en regiones muy
frías o periglaciares, como es la tundra. Puede encontrarse en áreas
circumpolares de Canadá, Alaska, Siberia, Tíbet, Noruega y en varias islas del
Océano Atlántico sur como nuestras Islas Georgias del Sur y las Islas Sándwich
del Sur. También se ha encontrado este fenómeno en la superficie del planeta
Marte.
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Periodista de Investigación – FLACSO
Para: ASOCIACION ECOLOGISTA RIO MOCORETA
Las imágenes fueron tomadas de la WEb
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