miércoles, 11 de mayo de 2011

TEMPERATURA EN AUMENTO DERRITE HIELOS Y AUMENTA LA EMISION DE CARBONICO

Dice el  Diario El Peso que Según los datos presentados en la Conferencia del Copenhague, organizada por AMAP [Programa para la evaluación y monitorización del Ártico] por expertos de la universidad de Lund y de la Academia de Ciencias de Suecia, las consecuencias del calentamiento global son peores de lo que se estimaba inicialmente. Surge del informe que las temperaturas del ártico han aumentado con mayor rapidez de lo previsto y que los últimos veranos han sido los más calurosos en 2.000 años. La región ártica es clave para el entendimiento de la evolución del calentamiento global.
La temperatura superficial de los últimos cinco años ha sido la más elevada desde 1880, año en el que comenzaron los registros en la zona. El invierno dura dos semanas menos que hace unas pocas décadas y la capa de nieve en toda la región se ha reducido en un 20% durante los meses de mayo y junio.
Otro problema es cómo afecta el calentamiento en el “permafrost”. El permafrost es el suelo helado de las zonas frías de los continentes, en especial en la tundra. La palabra proviene de la unión de dos vocablos del inglés “permanent” y “frost” que unidas se traducen como “permanente helada”.
Este suelo contiene un capa helada de cientos de metros de hielo permanente, a excepción de la parte más superficial de 50 centímetros o unos pocos metros como máximo que sí se derriten en verano. La temperatura en este tipo de suelos ha aumentado entre 0,5°C y 2°C.
¿Qué pasa si el “permafrost” se derrite?
Es común encontrar en el permafrost animales congelados que vivieron hace miles de años con un estado de conservación excepcional. Es probable que estos animales quedaran atrapados en ciénagas durante algún deshielo y luego congelados con el regreso del frío. Tal el caso del pequeño mamut de Magadán, recuperado en 2007 casi intacto.
Sin embargo, por debajo de estos suelos congelados existen peligros ocultos, tales como una de las mayores fuentes de metano del planeta, un gas cuyo potencial efecto invernadero supera unas 30 veces a del dióxido de carbono. Por otro lado, de la misma forma que el pequeño mamut de Magadán, los suelos cubiertos por el permafrost contienen atrapadas toneladas de materia orgánica [carbono en forma de gases].
El calentamiento global, que muchos estiman producto de la actividad humana, es consecuencia de la emisión de los gases de “efecto invernadero”. El retroceso de las capas de hielo podría provocar además una retroalimentación no controlable de estos gases acumulados y retenidos por ahora, bajo las enormes capas de hielo del permafrost.
Deshielo ártico
Katey Walter, investigadora de la Universidad de Alaska Fairbanks [Estados Unidos], ha declarado que el dióxido de carbono atrapado en estos suelos podría suponer hasta la tercera parte de la concentración actual de este gas en la atmósfera. En relación al metano, la investigadora estima que la situación es mucho peor. Si se produce la fusión del permafrost, la cantidad de metano liberada en la atmósfera podría superar hasta 10 veces la cantidad existente en la actualidad.
La fuga de estos gases agrava el cambio climático antropogénico actual y la mala noticia es que esta liberación parece estar en marcha, ya que se han registrado emisiones en el mar de Siberia Oriental procedentes del permafrost subacuático, superan las 7 millones de toneladas al año , cantidad que producen todos los mares del planeta juntos.
Entre el año 2003 y el 2008, los glaciares, los casquetes polares y la capa de hielo de Groenlandia han incrementado con su deshielo el nivel del mar estimado en tres milímetros por año.
Sin embargo la proyección [realizada con relación a los niveles de 1990] que se hace para los próximos 90 años puede llegar hasta 1.6 metros de elevación de las aguas.
Este incremento supera las proyecciones científicas anteriores y supone una amenaza concreta e inminente para las zonas costeras de todo el mundo, desde Bangladesh a Florida, pasando por islas del pacífico, Londres, Shangai y Buenos Aires.
Es interesante destacar que el Comité Intergubernamental de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático [IPCC] dijo en su último gran informe del 2007 que los niveles mundiales del mar probablemente suban entre 18 y 59 centímetros para el 2100 lo que hace del Informe de Copenhagen una advertencia más severa de la aceleración casi irreversible del fenómeno.
El estudio del AMAP concluye que el océano Ártico podría estar prácticamente sin hielo en los próximos veranos, 30 ó 40 años, antes de lo previsto por el IPCC. A medida que disminuya el hielo y la nieve reflectantes, quedarán expuestas mayores áreas de agua o tierra más oscura. Esas regiones oscuras absorben incluso más calor del sol, lo que aceleraría el derretimiento del resto del hielo y la nieve. Hay evidencias de que los dos componentes de la criósfera del Ártico [hielo marino y nieve] están interactuando con el clima para acelerar el cambio climático.

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