¿Por qué los seres
humanos valoramos tanto el oro?
Es un misterio por qué, entre todos los elementos químicos, este metal casi completamente inerte,
cuyo uso industrial es limitado, llegó a ser tan valorado
El oro es ideal, pero la economía exige demasiado. (BBC)
(BBC Mundo /
Justin Rowlatt). La actitud de los seres humanos frente al oro es extraña.
Químicamente, no es interesante: a duras penas reacciona con otros elementos.
No obstante, de los 118 elementos de la tabla periódica, el oro es el que hemos tendido a escoger
como moneda de cambio… ¿por qué?
¿Por qué no osmio o cromo o helio… o quizás seaborgio?
No soy el primero en preguntarlo, pero lo estoy haciendo
desde uno de los más lugares más irresistibles para hacerse esa pregunta: la
extraordinaria exposición de artefactos precolombinos del Museo Británico.
Fue ahí donde me encontré con Andrea Sella, profesor de
química del University College de Londres, al lado de una exquisita pechera de
oro puro martillado.
Sacó una copia de la tabla periódica. “Algunos elementos son
fáciles de descartar”, me dice, haciendo un gesto hacia el lado derecho de la
tabla. “Aquí tenemos los gases nobles y los halógenos. Un gas nunca va a
servir como moneda. No es práctico cargar pequeñas ampollas de gas“.
“Además no tienen color: ¿cómo va a saber uno qué es?”
Los dos elementos líquidos (a temperatura y presión ambiente) -mercurio y
bromo- también serían poco prácticos. Además ambos son venenosos, la cual no es
una cualidad que se aprecia en ningún tipo de monedas. Por la misma razón,
podemos descartar el arsénico y varios otros.
MONEDAS EXPLOSIVAS
Sella desvía su atención entonces hacia el lado izquierdo de la tabla. “Podemos excluir también a la mayoría de estos elementos”, dice.
Sella desvía su atención entonces hacia el lado izquierdo de la tabla. “Podemos excluir también a la mayoría de estos elementos”, dice.
*“Los metales alcalinos y las tierras son demasiado
reactivas. *Mucha gente recordará cuando en el colegio metían sodio o potasio
en agua: burbujean y luego estallan, y dinero explosivo no es muy
conveniente”.
Un argumento similar se aplica a otra clase entera de
elementos, los radioactivos: uno no quiere dinero que le dé cáncer.
Quedan eliminados el torio, uranio y plutonio, junto con
todo un bestiario de elementos creados sintéticamente -rutherfodio, seaborgio,
unumpentio, einstenio- que solo pueden existir por un momento como parte de un
experimento de laboratorio antes de descomponerse radioactivamente.
Y luego está el grupo llamado “tierras raras”, la mayoría
son menos raras que el oro. Desafortunadamente, son difíciles de distinguir
químicamente, así que uno nunca sabría qué tiene en el bolsillo.
DIMINUTAS U OXIDADAS
Eso nos deja con el área del medio de la tabla periódica, los metales transicionales y postransicionales. Este grupo de 49 elementos incluye algunos nombres conocidos, como hierro, aluminio, cobre, plomo y plata. Pero al examinarlos se evidencia que casi todos presentan serias desventajas.
Eso nos deja con el área del medio de la tabla periódica, los metales transicionales y postransicionales. Este grupo de 49 elementos incluye algunos nombres conocidos, como hierro, aluminio, cobre, plomo y plata. Pero al examinarlos se evidencia que casi todos presentan serias desventajas.
Tenemos algunos elementos muy duros y durables a la
izquierda: titanio y zirconio, por ejemplo. El problema es que son muy
difíciles de fundir. Se necesita que la caldera alcance unos 1.000ºC antes de
poder empezar a extraer estos metales de sus minerales.
El aluminio también es difícil de extraer y es demasiado
endeble para usarlo en monedas. La mayoría de los otros metales en este grupo
no son estables: se corroen al ser expuestos al agua o se oxidan con el aire.
El hierro, por ejemplo. En teoría parece un buen candidato a
moneda. Es atractivo y se puede pulir hasta que brilla. El problema es el
óxido: a menos de que uno lo mantenga completamente seco, es probable que se
corroa.
Podemos excluir el plomo y el cobre por las mismas razones.
Ha habido sociedades que han hecho dinero de ambos pero sus monedas no
aguantaron el paso del tiempo, literalmente.
OCHO FINALISTAS
Entonces, ¿qué nos queda? De los 118 elementos nos quedamos con apenas ocho contendientes: platino, paladio, rodio, iridio, osmio y rutenio, junto con los ya familiares oro y plata.
Entonces, ¿qué nos queda? De los 118 elementos nos quedamos con apenas ocho contendientes: platino, paladio, rodio, iridio, osmio y rutenio, junto con los ya familiares oro y plata.
Se les conoce como metales nobles, “nobles” porque
reaccionan muy poco químicamente con otros compuestos químicos. También son muy
raros, y ese es un criterio importante cuando se trata de encontrar una moneda
de cambio ideal.
Incluso si el hierro no se oxidara, no sería una buena base
para una moneda pues hay mucho a disposición.
Con todos los metales nobles, excepto el oro y la plata, el
problema es el opuesto. Son tan escasos que habría que acuñar monedas
diminutas, que se perderían con facilidad.
Además, son difíciles de extraer. El punto de fusión del
platino es 1.768ºC. Eso deja sólo dos elementos: el oro y la plata.
Ambos son escasos pero no imposiblemente raros. Ambos
tienen un punto de fusión relativamente bajo y por ende son fáciles de tornar
en monedas, lingotes o joyas. Pero la plata se oscurece: reacciona con
pequeñísimas cantidades de sulfuro en el aire. Y es por eso que valoramos
particularmente al oro.
POCO INTERESANTE PERO...
Resulta que la razón por la que el oro es precioso es precisamente porque químicamente no es interesante.
Resulta que la razón por la que el oro es precioso es precisamente porque químicamente no es interesante.
El que sea relativamente inerte implica que se puede crear
un elaborado jaguar dorado, como hicieron los indígenas precolombinos, y
confiar en que mil años más tarde podrá exhibirse en un museo en el centro de
Londres, todavía prístino.
¿Qué nos dice este proceso de eliminación elemental sobre
qué hace una buena moneda? Primero, que no tiene que tener ningún valor
intrínseco. Una moneda sólo tiene valor porque nosotros, como sociedad,
decidimos que lo tiene.
Como vimos, también tiene que ser estable, portátil y no
tóxica. Y debe ser bastante rara… muchos se sorprenderían de cuán poco oro hay
en el mundo.
Si se juntara cada arete, moneda de oro, gránulos diminutos
en todos las chips de las computadoras del mundo, todas las estatuas
precolombinas, cada argolla de matrimonio y se fundieran, se estima que lo que
quedaría es un cubo de 20 metros, más o menos.
...PRECIOSO
Pero la escasez y la estabilidad no son todo. El oro tiene otra cualidad que le hace destacarse entre todos los contendientes de la tabla periódica: es dorado.
Pero la escasez y la estabilidad no son todo. El oro tiene otra cualidad que le hace destacarse entre todos los contendientes de la tabla periódica: es dorado.
Todos los demás metales son plateados excepto el cobre y,
como ya vimos, éste se corroe, tornándose verde cuando se expone a la humedad
del aire. Eso hace que el oro sea distintivo.
“Ese es el otro secreto del éxito del oro como moneda”, dice
Sella. “El oro es increíblemente bello”. Entonces, ¿cómo es que ya no se usa el
oro como moneda?
El momento trascendental llegó en 1973, cuando el entonces
presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, decidió cortar los lazos del dólar
estadounidense con el oro.
Desde entonces, todas las principales monedas son
fiduciarias, es decir que la ley del país dice que hay que aceptarla como pago,
aunque no esté respaldada por materiales preciosos sino por una promesa.
Nixon tomó esa decisión por la simple razón de que EE.UU. estaba
quedándose sin suficiente oro para respaldar todos los dólares que había
impreso.
EL MOMENTO DEL ADIÓS
Y ese es el problema del oro. Su suministro no va a la par con las necesidades de la economía. El suministro de oro depende de lo que se pueda extraer de las minas.
Y ese es el problema del oro. Su suministro no va a la par con las necesidades de la economía. El suministro de oro depende de lo que se pueda extraer de las minas.
En el siglo XVI, cuando Europa descubrió que existía
Sudamérica y sus vastos depósitos, el valor del oro cayó, y por ello hubo un
enorme aumento en el precio de todo lo demás.
Desde entonces, el problema ha sido típicamente el
opuesto: el suministro de oro ha sido muy rígido. Por ejemplo, muchos
países evitaron la Gran Depresión en los años 30 desligando sus monedas del
patrón oro. Al hacerlo, quedaron en libertad de imprimir más dinero y reactivar
sus economías.
La demanda de oro puede variar incontrolablemente y,
con un suministro fijo, eso puede llevar a cambios igualmente incontrolables en
el precio.
En el ejemplo más reciente, el precio varió de US$260 por
onza troy en 2001 a US$1.921,15 en septiembre de 2011, antes de caer a
US$1.230, que es el precio actual.
Ese no es el comportamiento de un valor estable. Así que,
parafraseando a Winston Churchill, el oro es el peor elemento para ser moneda.
Aparte de todos los demás
TOMADO DE EL COMERCIO DE PERU
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