sábado, 22 de septiembre de 2018

BIOCUBA FARMA , nuevo sistema de producción


BIOCUBA FARMA , nuevo sistema de producción  , Cambiando las reglas de juego
Bajo la premisa de lo planteado en el Lineamiento 115 aprobado en el 7mo. Congreso del Partido, desde el 2016 el Grupo Empresarial BioCubaFarma y la UH comenzaron a explorar nuevas formas organizativas y de gestión de la colaboración en la actividad de investigación, desarrollo e innovación
Autor: Orfilio Peláez |
El fortalecimiento de las relaciones de trabajo entre la Universidad de La Habana y BioCubaFarma promoverá la ejecución de proyectos investigativos conjuntos de interés para el país. Foto: Archivo de Granma
En las últimas dos décadas, los centros de investigación pertenecientes a la Universidad de La Habana (UH) aportan cada año como promedio alrededor de un tercio de los premios nacionales conferidos por la Academia de Ciencias de Cuba.
Tan apreciable caudal de conocimientos podría contribuir a modernizar diferentes procesos tecnológicos, suplir la carencia de determinados renglones, aumentar la competitividad de no pocos productos y evitar la compra en el exterior de artículos capaces de fabricarse en el país con calidad y a menor costo.
Sin embargo, buena parte de ese cúmulo de resultados engrosaron la lista de «soluciones engavetadas» o introducidas solamente de manera muy limitada en lugares puntuales, dejando de tributar los beneficios esperados a la sociedad y a los autores, sin la satisfacción de ver generalizados sus aportes.
Varios son los factores que han incidido en tal problemática, pero uno de los esenciales radica, sin duda, en la débil vinculación prevaleciente entre la ciencia universitaria y el sector empresarial, junto con la carencia de políticas adecuadas para financiar la actividad investigativa en las instituciones de educación superior.
Bajo la premisa de lo planteado en el Lineamiento 115 aprobado en el 7mo. Congreso del Partido, que «establece promover y propiciar la interacción entre los sectores empresarial, presupuestado, académico, el sistema educativo y formativo, y las entidades de ciencia, tecnología e innovación, incentivando que los resultados científicos y tecnológicos se apliquen y generalicen en la producción y los servicios», desde el 2016 el Grupo Empresarial BioCubaFarma y la UH comenzaron a explorar nuevas formas organizativas y de gestión de la colaboración en la actividad de investigación, desarrollo e innovación.
Tan estratégica proyección busca fortalecer los vínculos bilaterales, motivar a los profesores y estudiantes de ese recinto a participar en proyectos investigativos de interés para el país, aportar conocimientos que den lugar a patentes y publicaciones científicas, y facilitar la transferencia de tecnologías desarrolladas en el ámbito universitario a las empresas de BioCubaFarma.
Sobre lo alcanzado hasta ahora en esa dirección, Granma conversó con los doctores Eduardo Martínez Díaz y Rolando Pérez Rodríguez, presidente y director científico de esa organización superior de dirección empresarial, respectivamente.
– ¿Qué entorpece el impacto de la ciencia universitaria en la esfera empresarial?
–El problema fundamental radica en la falta de institucionalidad de sus relaciones económico-financieras. Mientras las universidades son unidades presupuestadas, BioCubaFarma funciona como empresa y ello dificulta la base contractual para la comercialización de activos intangibles, es decir, el pago por transferencia de tecnologías, licencias de patentes, prestación de servicios científico-técnicos, con la debida retribución financiera a la entidad universitaria y a los profesores involucrados de manera individual.
«Frente a ese escenario, estamos construyendo un modelo para promover la innovación en la relación universidad-empresa, basado en la creación de laboratorios conjuntos en que ambas partes invierten y contribuyen a fin de obtener ingresos compartidos».
– ¿Cuáles principios sustentan los laboratorios conjuntos?    
–Lo primero descansa en la elaboración de una carpeta de proyectos de investigación y desarrollo a ciclo cerrado, que conlleven la introducción de productos en el mercado. En este caso, la universidad aporta el capital humano y BioCubaFarma la disciplina tecnológica y regulatoria conducente a la aplicación. Igualmente, contribuimos con financiamiento, principalmente en moneda libremente convertible, para la importación de materiales y reactivos.
«También contempla la generación de propiedad intelectual conjunta (se trata de compartir patentes que constituyan activos intangibles, partir del análisis de costo-beneficio del potencial impacto económico y social), en tanto la innovación ha de estar dirigida al mercado exterior y a la obtención de ingresos en divisas, que permita la sostenibilidad y crecimiento de la investigación científica y la obtención de productos de alto valor agregado que puedan penetrar el mercado de países industrializados.
«Un principio básico es que el ingreso, tanto en divisas como en moneda nacional de los proyectos de investigación-desarrollo debe beneficiar a las dos partes, incluyendo la retribución salarial del personal involucrado.
«Los laboratorios conjuntos serán fuente de trabajo para los estudiantes, contribuyendo a la formación de pregrado y posgrado de los mismos. Se labora, además, en el diseño de un sistema de becas para la obtención de los grados de Maestro y Doctor en Ciencias».
Como resaltaron los doctores Eduardo Martínez y Rolando Pérez, más allá de fortalecer los nexos con la UH, BioCubaFarma también fomenta las relaciones de trabajo con otras universidades cubanas.
La alianza UH-BioCubaFarma tiene entre sus principales propósitos, la construcción de un puente con el mercado exterior, que posibilite transformar la capacidad innovadora en fuente de ingresos en divisas y de inversión extranjera directa, ese es el reto principal, aseveraron ambos directivos. // TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA


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