Foto Archivo: Jaime Pérez Munévar
EFE | Desde la milpa mexicana hasta la dieta de los masáis
en Kenia, los pueblos indígenas llevan al Salón del Gusto de Turín su propia
idea de alimentación saludable como antídoto contra las enfermedades.
La ciudad italiana acoge estos días una feria organizada por
el movimiento Slow Food a favor de la alimentación sostenible, concepto que los
indígenas y campesinos de países en desarrollo llevan poniendo en práctica
desde tiempos inmemoriales, aunque ahora con más dificultad.
Un ejemplo claro es el complejo sistema de la milpa en
México, que combina el cultivo del maíz, la calabaza, el frijol, el cactus y
otros muchos alimentos en distintas estaciones.
“De gran calidad es su diversidad y su balance nutricional”,
asegura a Efe la antropóloga mexicana Ireri Elisa Origel, representante de Slow
Food en su país, que llama a rescatar la milpa, pues algunas de sus especies
están en peligro, y llevarla a nuevos lugares como la ciudad.
Origel lamenta que esa cultura haya sido sustituida por otra
caracterizada por el monocultivo de maíz híbrido, las bebidas azucaradas de
grandes multinacionales extranjeras y otros productos ultraprocesados que
inundan el mercado local.
Ese nuevo ambiente, explica, ha propiciado el aumento del
sobrepeso y la obesidad, problemas que afectan a siete de cada diez adultos
mexicanos y son importantes factores de riesgo de enfermedades crónicas.
En todo el mundo, por ejemplo, la diabetes se ha vuelto una
de las principales razones de mortalidad entre los indígenas, dentro de esa
transición hacia nuevos sistemas alimentarios.
Más aliviada se siente May Gahallah, impulsora de la
fundación nubia Konouz en el sur de Egipto, tras decir que en su pueblo
“todavía no han llegado los restaurantes de comida rápida”.
Gahalla explicó en un acto que los nubios acostumbran a
estar en movimiento todo el día y cubren sus necesidades nutricionales con una
dieta basada en “verduras, carne y algo de pescado”, que les lleva a vivir
muchos años “sin tomar medicamentos”.
La vida de los masáis en Kenia es todavía más extrema,
puesto que la aridez de sus tierras hace que se dediquen en gran parte al
pastoreo -sobre todo como nómadas- y se alimenten básicamente de carne, leche y
sangre de los animales.
“Apenas fui al hospital, solo para dar a luz”, comentó la
trabajadora social de esa tribu Margaret Tunda como muestra de una salud de
hierro, al tiempo que agradeció a su madre por haberla cuidado sola y
alimentado de modo autosuficiente, sin necesidad de comprar “nada de fuera”.
Según le inculcó desde pequeña, “nunca se sabe lo que la
gente puede haber hecho para producir los alimentos o si se han lavado siquiera
las manos antes de tocarlos”, dudas que extendió a la industria alimentaria
actual.
Los masáis, como tantos otros pueblos, están en riesgo de
perder sus tierras -y con ellas sus tradiciones- por el avance de grandes
proyectos privados agrícolas o inversiones públicas, alertó la relatora de la
ONU sobre derechos de los indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, presente también en
la feria.
Para conservar sus costumbres, una serie de cocineros
indígenas está promoviendo iniciativas en América, Asia o África que incluyen
la recuperación de recetas y otros saberes tradicionales.
Como miembro de los Sioux, el estadounidense Sean Sherman,
quien se jacta de solo cultivar “alimentos sanos”, recalcó que hace falta
enseñar a los jóvenes a utilizar las plantas, los animales y la tierra
“entendiendo el nivel de respeto” que hacia esos recursos tenían sus ancestros.
En la provincia indonesia de Papúa, el chef Charles Toto es
conocido no por tener un restaurante, sino por cocinar junto a más gente en la
misma selva, donde piensa abrir el próximo año un centro de formación para que
la gente encuentre “su propia identidad” en la comida.
La experta del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
(FIDA) Antonella Cordone insistió en que las poblaciones indígenas son muy
vulnerables a la influencia de las dietas occidentales, principalmente entre
los jóvenes.
Sin embargo, defendió que “lo más moderno” parece estar
precisamente en esos pueblos, al haber sabido integrar en su alimentación el
medio ambiente, la nutrición y el papel de las comunidades. // tomado de el
colombiano
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