Un tema que, pese a
lo importante que es, ha pasado casi desapercibido en la agenda informativa
nacional durante las últimas semana, es el relativo a la rápida aprobación y
promulgación de la Ley 1098 de Etanol y de Aditivos de Origen Vegetal, con lo
que el Gobierno dio por inaugurada la era de los biocombustibles en el país.
Como se recordará, el acto de promulgación de la nueva norma
se desarrolló en la planta de la Unión de Agroindustrial Cañeros (Unagro), en
un ambiente festivo en el que abundaron por igual las expresiones de
satisfacción entre representantes del gobierno del Movimiento al Socialismo y
del poderoso sector empresarial privado de Santa Cruz. Lo que no es ningún
detalle en el actual contexto de reconfiguración del escenario político
nacional.
El hecho, que en otras circunstancias hubiera sido merecedor
de mayor atención, quedó opacado por el inusitado vigor con que otros temas,
como el del bebé Alexander, lo desplazaron a un lugar irrelevante.
Grave error el que cometemos al no dar más importancia a la
suscripción de una especie de alianza estratégica entre el gobierno del MAS y
los empresarios agroindustriales cruceños. Y no sólo por los previsibles
efectos políticos y económicos en el mediano y largo plazo del paso dado sino,
y sobre todo, porque en Bolivia como en todo el mundo son muchas y muy grandes
las dudas que pesan sobre la necesidad y conveniencia de promover la producción
y uso de biocombustibles.
La mayor parte de los cuestionamientos sobre el tema son muy
similares, y por consiguiente no menos importantes,que los que han puesto en el
centro de la agenda pública internacional los debates sobre la conveniencia o
no de intensificar el uso de Organismos Genéticamente Modificados (OMG),
comúnmente conocidos como transgénicos, para mejorar la productividad del
sector alimenticio a escala planetaria.
Ejemplos de lo intensa que tiende a ser la controversia
sobre el tema los tenemos con frecuencia, sea a través de las cada vez más
frecuentes y agresivas manifestaciones de protesta que en muchos países de los
cinco continentes se realizan contra los cultivos transgénicos y, muy ligado a
ello, la producción de biocombustibles.
Nuestro país, por razones obvias, no puede ni debe estar
ausente del debate. Cabe recordar al respecto que hubo un momento en que el
gobierno boliviano asumió un papel de vanguardia en la campaña por la
prohibición total del uso de semillas transgénicas y la producción y uso de
biocombustibles. // TOMADO DE LOS TIEMPOS DE BOLIVIA
NOTA NO SIRVEN , SE GASTA MAS COMBUSTIBLE
FOSIL QUE LO QUE SE PRODUCE
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