PUBLICADO POR ADMINCOAL Trabajadores agrícolas y personas no
expuestas directamente a los pesticidas son víctimas por igual de intoxicación
aguda.
La condena el 11 de agosto por un tribunal estadounidense a
la transnacional Monsanto, fabricante de agroquímicos y productos biotecnológicos,
a pagar US$289 millones al jardinero Dewayne Johnson quien sufre cáncer por su
exposición al glifosato, el herbicida más usado en el mundo, puso nuevamente
sobre el tapete el uso indiscriminado de este tipo de pesticidas por el agro
uruguayo.
La jueza Suzanne Ramos Bolanos, de la Corte Superior de San
Francisco, en California, determinó que Monsanto debió haber advertido a los
consumidores sobre los peligros de sus herbicidas a base de glifosato Roundup y
RangerPro. Johnson fue diagnosticado en el 2014 con linfoma no Hodgkin, que se
desarrolla en los linfocitos. Hay más de 5,000 demandantes con casos similares
en EEUU.
Monsanto ha anunciado que apelará el fallo, a la vez que
insiste en que el pesticida “es seguro y no causa cáncer”.
El glifosato, principio activo del Roundup, fue introducido
en 1974 por Monsanto, ahora de propiedad de la alemana Bayer. Aunque su patente
expiró en el 2000, este herbicida sigue siendo fabricado por diversas empresas.
En el 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la
Organización Mundial de la Salud concluyó que el glifosato era “probablemente
cancerígeno para los humanos”.
Monsanto ha desarrollado especies de semillas transgénicas
resistentes al glifosato, entre las que se encuentran maíz, soya y canola que
han sido ampliamente utilizadas en monocultivos en el Cono Sur.
En junio del 2017, un estudio de la Universidad de la
República, en Uruguay, reveló que más de un centenar de personas resultaron
intoxicadas por el uso de pesticidas en el norte del país donde la producción
agrícola exige el uso intensivo de plaguicidas a través de aplicaciones
semanales o bisemanales.
Según el informativo El Observador, “la
investigación se realizó en una población de 114 personas expuestas a
plaguicidas (manipulaban estos productos, trabajaban en el invernáculo o vivían
en el predio) y 100 personas no expuestas. Para esto se tomaron muestras de
sangre en tres situaciones: un mes y medio después de la última aplicación de
plaguicidas, a 72 horas del hecho y entre 10 y 15 días después de la última
aplicación”.
El estudio reveló “casos de intoxicación aguda” luego de la
aplicación de plaguicidas y advirtió que “las personas con mayores niveles de
toxicidad fueron las amas de casa que habitan en predios y los trabajadores que
trabajan dentro de invernáculos pero que no aplican productos”, señaló el
informativo.
Agua, aire y alimentos contaminados
“Lo que afecta a las amas de casa son los residuos de los plaguicidas que quedan en el ambiente luego de la aplicación y entran en contacto con la población a través del agua, el aire y los alimentos. Asimismo, influye que tanto las amas de casa como los trabajadores que no aplican productos, no suelen usar equipos de protección”, precisó a El Observador la ingeniera agrónoma Alexandra Bozzo.
“Lo que afecta a las amas de casa son los residuos de los plaguicidas que quedan en el ambiente luego de la aplicación y entran en contacto con la población a través del agua, el aire y los alimentos. Asimismo, influye que tanto las amas de casa como los trabajadores que no aplican productos, no suelen usar equipos de protección”, precisó a El Observador la ingeniera agrónoma Alexandra Bozzo.
“Siempre se decía que los más expuestos [a los efectos de
los plaguicidas] eran los que aplican el producto”, agregó Bozzo. “Sin embargo
no es tan así, porque a la exposición ambiental estamos todos expuestos”.
La investigación encontró que 51% de los trabajadores que
aplicaron plaguicidas regresaban al invernáculo a las 12 horas posteriores pese
a que se debe esperar entre 24 y 48 para hacerlo. Incluso algunos regresaban a
los 15 minutos.
El 31 de julio, la Institución Nacional de Derechos Humanos
del Uruguay (INDDHH) emitió la resolución 627/2018 en la que indica que el
Estado no garantizó efectivamente “el derecho a la vida y al medio ambiente” de
trabajadores agrícolas en el departamento oriental de Treinta y Tres cuya salud
quedó seriamente afectada a consecuencia de la manipulación de maquinaria con
residuos tóxicos así como por exposición a fumigaciones aéreas y por aspersión.
Dirigentes del Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores
Rurales y Afines precisaron que por años han denunciado numerosos casos de
trabajadores agrícolas con afecciones pulmonares, dermatitis y alergias por el
contacto con pesticidas que son rociados por fumigadoras, estar inmersos en
agua contaminada o manipular recipientes sin equipos de seguridad.
A principios de agosto, el informativo científico SciDev.Net reveló
el hallazgo de residuos de pesticidas en peces de dos de los principales ríos
de Uruguay, Negro y Uruguay, cuyos cursos de agua son compartidos con
Argentina. Investigadores analizaron 149 peces pertenecientes a ocho especies e
identificaron 30 pesticidas, básicamente fungicidas utilizados en agricultura.
En una especie llegaron a identificar 21 de esas sustancias.
El investigador Felipe Tucca, de la Universidad de
Concepción, en Chile, manifestó a SciDev.Net que “los
resultados son muy relevantes porque el estudio se hizo próximo a zonas
ecológicas naturales importantes para la conservación y a centros poblados”.
Tucca agregó que “informar la presencia de múltiples
pesticidas en peces de la Cuenca del Plata es altamente relevante para la
población uruguaya debido a que deja en evidencia (como línea de base) los
potenciales riesgos a los que puede verse enfrentada la población, poniendo una
alerta temprana y aportando con un mayor conocimiento que permite la generación
de nuevos criterios regulatorios para el uso de pesticidas en el área de
estudio”. —Noticias Aliadas.
Leyenda/crédito foto: Fumigación aérea esparce agroquímicos
que afectan el ambiente y la salud humana / Santiago Nicolau, La Red 21
Tomado de envio de comunicaciones aliadas
No hay comentarios:
Publicar un comentario