Los orígenes de la
generosidad humana
Buscar generosidad en una sociedad como la actual, en la
que mayoritariamente se postula y premia la meritocracia y el individualismo,
sobre la generosidad humana parecería ilusorio.
Buscar generosidad en
una sociedad como la actual, en la que mayoritariamente se postula y premia la
meritocracia y el individualismo, sobre la generosidad humana parecería
ilusorio. Sin embargo la realidad es que la generosidad no tiene prensa, quizás
porque escasea o porque no convenga a los intereses comerciales, que las
personas sean generosas y se ayuden mutuamente en la resolución de problemas
cotidianos. Tenemos múltiples ejemplos de esto, desde la Cruz Roja, hasta las
ferias de trueque, pasando por Médicos sin Fronteras, comedores comunitarios,
organizaciones religiosas dedicadas a los menos favorecidos, o granjas
comunitarias que proliferan en todo el mundo, en muchos casos en espacios degradados
de grandes ciudades. Si bien es conocida
nuestra capacidad para la guerra y la violencia, el rechazo a “los diferentes”,
a los migrantes, esos mismos que algunas naciones (y algunas sociedades), pareciera que compiten
entre sí, para rematar la desgracia de tener que escapar de una situación
mortífera, competencia en la que aplican enormes recursos militares y en la
construcción de kilométricos muros de, ¿contención? Recursos que podrían aplicarse
a solucionar estos problemas. Problemas
que generalmente causaron esas mismas naciones
expoliando y dividiendo los
territorios de donde hoy huyen los indeseables migrantes.
No quiero
imaginarme lo que es tener que dejar tu
casa, todo lo que conocías, incluso a la gente que amas para poder sobrevivir?
¿Vivir a la expectativa, pensando que cualquier momento, cualquier día pueda
ser el último?.
El 20 de septiembre de
2018, ACNUR La agencia especializada de la ONU lanzo un llamado de ayuda a
personas refugiadas o en situación de guerra. Sin embargo los
científicos, más esperanzadores que muchos políticos, ven la generosidad como una característica notable de
nuestra especie. "Una de las cosas que se destaca sobre los humanos es lo
útiles que somos", dijo Christopher Krupenye, un investigador de
comportamiento de primates en la Universidad de St. Andrews en Escocia En busca del origen de
la generosidad humana, un grupo de científicos, estudian el comportamiento de
nuestros ancestros vivos más cercanos, para intentar comprender mejor el
impulso humano por la generosidad, simplemente buscando sus orígenes en el
regalo que puede realizar un mono a otro mono. Aquí encuentro una
contradicción, si la “buscan”
significara que hemos perdido la generosidad, sin
embargo los científicos consideran, y ruego no estén equivocados, que las personas en todas las culturas pueden ser generosas,
ya sea prestando un teléfono celular a un compañero de oficina o compartiendo
un trozo de antílope, con una familia africana hambrienta. Qué tan generoso es un
simio? Es una pregunta difícil de abordar para los científicos, pero la
respuesta podría decirnos mucho sobre nosotros mismos. Esta generosidad puede
haber sido crucial para la supervivencia de nuestros antepasados primitivos
que vivían en pequeñas bandas de cazadores-recolectores. "Cuando nuestros
propios intentos de encontrar comida fracasan, confiamos en que otros compartan
comida con nosotros, de lo contrario moriremos de hambre", dijo Jan
Engelmann, investigador de la Universidad de Göttingen. Para comprender el
origen de este impulso, conocido como prosocialidad, varios investigadores han
recurrido a nuestros
parientes vivos más cercanos. Por ejemplo, un nuevo
estudio que involucra a los simios bonobo, sugiere que las raíces de la
generosidad humana son profundas, pero solo florecieron en algunos casos en el
curso de la evolución de nuestra especie. Aproximadamente hace
siete millones de años, nuestro linaje se separó de los antepasados de los
chimpancés y sus primos, los bonobos. Los chimpancés y los bonobos comparten un
ancestro común que vivió hace unos dos millones de años. Estas dos especies de
simios estrechamente relacionadas parecen casi idénticas al ojo inexperto. Pero
han desarrollado algunas diferencias interesantes en su comportamiento,
incluidos los objetos, alimentos o herramientas, que les inducen a comportarse
con generosidad. Recientemente, el Dr. Krupenye y sus colegas comprobaron la
generosidad de los bonobos que viven en el santuario Lola Ya Bonobo en la
República Democrática del Congo. Ojala la encuentren en la humanidad y logren
un método para inoculárnosla.
Por
Osvaldo Nicolás Pimpignano
Periodista
de Investigación – FLACSO
Para:
ASOCIACION ECOLOGISTA RIO MOCORETA
Las
imágenes fueron tomadas de la Web
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