El gobierno nacional toma medidas que modifican la
política de determinación de precios de la energía en Argentina.
En las últimas semanas el gobierno nacional ha tomado una
serie de medidas que modifican la política de determinación de precios de la
energía en Argentina y en particular el precio del gas natural que, como hemos
descripto en notas anteriores, es el precio rector de la economía energética.
Es en este punto donde se concentra el problema de los aumentos de las facturas
de gas y electricidad.
¿Por qué?, porque explica más del 50% de la oferta de
energía primaria y aproximadamente el 65% de la energía eléctrica que
consumimos se genera en base al gas natural.[1]
Estos cambios implican la adopción de una serie de medidas
que modifican el mecanismo por el cual la actual administración intentó, desde
el inicio de su gestión, reducir la enorme hipoteca recibida en términos de
subsidios económicos. Hipoteca, que bien vale recordar, explicó la totalidad
del déficit fiscal de los años 2014 y 2015.
En un primer intento de reducir la cuenta fiscal en
subsidios, el gobierno concentró su accionar en determinar umbrales de precios
de la energía en dólares, a los cuales los usuarios teníamos que llegar a
partir del aumento periódico en nuestras facturas.[2]
Este mecanismo no fracasa como consecuencia de la reciente
volatilidad macroeconómica, sino como consecuencia de la imposibilidad de
aplicar la sucesión de aumentos en precios y tarifas prevista sobre usuarios
residenciales, los cuales se vieron potenciados por el efecto de los picos
estacionales de consumo, hecho éste analizado y alertado por nosotros en notas
anteriores.[3]
Luego sí, se suma el efecto de la devaluación del peso, que
no solo pegó de lleno en el precio del gas en dólares, sino también vía índice
de precios que actualizan los componentes de transporte y distribución de
nuestras facturas finales.
Fracasado el primer intento, y con cambio de funcionarios
mediante, la administración comienza a correr el foco del precio que
paga la demanda y se comienza a mirar el precio que recibe la oferta con un
enfoque más asociado al esfuerzo compartido al momento de reducir subsidios.
Algunas de las medidas encaradas recientemente pasan por:
- El
abandono del sendero de precios del gas que debía pagar la demanda
residencialy que llevaba el precio hasta USD 6.80 por unidad térmica.
En este sentido el ente regulador – ENARGAS - convocó a renegociar
los contratos vigentes entre distribuidoras y productores, fijados en base
a dichos senderos.
Esta actitud y la aplicación del marco regulatorio por el
cual ENARGAS reconocerá en los cuadros tarifarios “el precio de mercado del gas
natural”, seguramente se traducirá en menores aumentos a los previstos en los
nuevos cuadros tarifarios a partir del próximo 1º octubre.
En el mismo sentido el abandono de la escalera de precios
(por lo cual el precio reconocido por ENARGAS será levemente inferior a los 4)
más el reconocimiento de la inflación en los componentes de transporte y
distribución, impactaran en aumentos de las facturas finales del orden del 30%,
en lugar del aumento del 180% de incremento solicitado por algunas
distribuidoras en audiencia pública.
- Reducción
del precio reconocido por CAMMESA a los productores de gas destinado
a usinas que se ubicaba en USD/MMBTU 5,20 y lo regula a partir de la Res.
46/2018 y desde el 1º de agosto a USD 4,20. ¿La explicación? El sector
industrial, que contrata de manera libre su abastecimiento, venia pagando
4,20 en promedio y no existía razón para que CAMMESA continuara pagando un
precio por encima del valor de mercado. Esta medida genera un ahorro
fiscal cercano a los $2500 millones de pesos por mes.
- La
realización de subasta para contratar el abastecimiento de gas a usinas en
verano, este mecanismo permitió reducir más aún el precio (USD3,60 en
promedio), que se reflejará en el costo de generación de energía y
permitirá menores transferencias por subsidios económicos, reducirá los
aumentos en el precio estacional de la energía de febrero y a su vez en el
valor final de las facturas.
- Implementación
de un mecanismo de factura plana, que permitirá distribuir el costo de
las facturas del pico del invierno en los meses de menor consumo. esto
reduce la incertidumbre de los presupuestos familiares y alivia la carga derivada
de actualizar tarifas en contextos de alta inflación. Al mismo tiempo
representa un mecanismo de amortiguación de los efectos de cualquier
mecanismo de recomposición de precios y tarifas.
- Cierre
del registro de beneficiarios del programa de estímulo a la producción de
gas no convencional (ex plan gas) que reduce el costo fiscal de
la aplicación del plan. Este último punto debería ser complementado por la
exclusión del tight gas, que hoy se considera como no convencional y
representa aproximadamente el 80% de la producción retribuida a un valor
de USD 7,50 por unidad térmica en 2018, que se irá reduciendo en US 0,50
hasta 2021.
Estas medidas que fueron comentadas en notas anteriores y,
en algunos casos, tomadas en consideración por actores políticos relevantes,
marcan un camino a recorrer pero que aparece desafiante a futuro.
Finalmente, sin dudas es necesario administrar una
difícil transición cuyo desarrollo se extenderá en el tiempo y que es producto
de la hipoteca recibida de la administración anterior, de errores de diseño de
la política de definición del precio de la energía y finalmente la volatilidad
macroeconómica.
La determinación de los precios de la energía y en
particular del gas natural durante la transición hacia mercados competitivos
implicará un acuerdo amplio que trascienda la coalición de gobierno y que
incorpore mecanismos extraordinarios de pesificación de los precios energéticos
en contextos de alta volatilidad.
El sector energético se caracteriza por su intensidad
en capital, cuya maduración y recupero excede los límites temporales de
cualquier administración. La radicación de inversiones en la cantidad y
magnitud necesaria, no solo para el desarrollo de no convencionales en Vaca
Muerta, sino la exploración off shore que recompongan la oferta de energía
(petróleo y gas) requieren políticas públicas estables basadas en acuerdo
amplios.
Lecturas recomendadas:
El problema es el precio del gas: http://www.nuevospapeles.com/nota/10921-el-problema-es-el-precio-del-gas-natural.
El posible efecto de los nuevos aumentos en las tarifas del
gas: http://www.nuevospapeles.com/nota/8929-el-posible-efecto-de-los-nuevos-aumentos-en-las-tarifas-del-gas
Precios de la energía una política errática costosa e
inceficiente: http://www.nuevospapeles.com/nota/4093-precios-de-la-energia-una-politica-erratica-costosa-e-ineficiente.
Subsidios y Tarifas los desafíos de 2017: http://www.nuevospapeles.com/nota/637-subsidios-y-tarifas-los-desafios-del-2017
[2]. http://www.nuevospapeles.com/nota/8929-el-posible-efecto-de-los-nuevos-aumentos-en-las-tarifas-del-gas.
[3]. http://www.nuevospapeles.com/nota/4093-precios-de-la-energia-una-politica-erratica-costosa-e-ineficiente. TOMADO DE ENVIO EN FACE DE NUEVOS PAPELES
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