La notoriedad del huracán Valbanera
El pasado 2 de septiembre se cumplieron cien años de un
huracán que provocó la destrucción de una parte del Malecón habanero
Autor: Orfilio Peláez | Las
fuertes marejadas que ocasionó el huracán destruyeron varios tramos del muro
del Malecón habanero. Imagen: Cortesía del profesor Luis
Enrique Ramos
En la lista de los huracanes célebres registrados en la
historia de la ciclonología tropical en Cuba para cualquier época, el que
trascendió con el apelativo de Valbanera ocupa un lugar prominente.
Originado a finales de agosto de 1919, se detectó por
primera vez el día 2 de septiembre sobre el arco de las Antillas Menores con
rumbo próximo entre el oestenoroeste y el noroeste, que lo llevó a pasar muy
cerca del territorio de República Dominicana y dirigirse luego hacia la porción
oriental de Las
Bahamas.
Como refiere a Granma el profesor Luis Enrique Ramos
Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica
de Cuba (SometCuba), la influencia de un potente anticiclón forzó a este ciclón
tropical a tomar una trayectoria al oeste y el oestesuroeste, para cruzar por
el estrecho de la Florida el 9 de septiembre, a una distancia calculada en
alrededor de cien kilómetros de la costa norte del centro y el occidente de
nuestro país.
La magnitud de los daños causados en la cayería del sur de
la Florida, sobre todo en Key West, la velocidad del viento estimada en más de
240 kilómetros por hora de manera sostenida, y la medición de un valor de
presión atmosférica de 927 hectopascal, evidencian que fue un potente huracán
en el límite superior de la categoría 4 de la actual escala Saffir-Simpson, de
un máximo de 5.
Según manifestó el profesor Ramos Guadalupe, en Cuba el
tránsito relativamente cercano del peligroso fenómeno atmosférico produjo
inundaciones costeras de gran magnitud en el litoral de Villa Clara, Matanzas y
La Habana.
Baste señalar que en la capital las aguas del mar penetraron
por el Paseo del Prado hasta Trocadero (a medio kilómetro de la costa),
mientras en la avenida de Belascoaín avanzaron alrededor de 300 metros y
llegaron a la calle Ánimas.
En la zona del Vedado el torrente
marino alcanzó la hoy calle Línea, por donde entonces corría el llamado Ferrocarril del Carmelo.
marino alcanzó la hoy calle Línea, por donde entonces corría el llamado Ferrocarril del Carmelo.
Dentro de los impactos más notables de las fortísimas
marejadas resalta la destrucción completa de varios tramos del recién
construido muro del Malecón, en particular los comprendidos entre la calle
Marina y la avenida 23.
Testimonios gráficos de la época muestran que en algunos
puntos del Malecón el mar arrancó grandes fragmentos de concreto y los
transportó decenas de metros tierra adentro. La vía perdió el pavimento,
avistándose nuevamente su basamento constituido por la típica roca dura llamada
seboruco o diente de perro.
La información recopilada por Ramos Guadalupe muestra que en
La Habana se sintieron vientos con rachas de 125 kilómetros por hora, y el
número de muertos ascendió a ocho.
NAUFRAGIO PARA RECORDAR
NAUFRAGIO PARA RECORDAR
Pero lo que realmente colocó a este evento meteorológico
entre los grandes desastres marítimos acaecidos en nuestro entorno geográfico
fue el trágico naufragio del vapor español Valbanera (de ahí el nombre que
identifica a ese huracán), con alrededor de 400 personas a bordo, ocurrido el
propio 9 de septiembre de 1919, hace justamente cien años.
La mayoría de los pasajeros eran inmigrantes españoles que,
procedentes del país ibérico, viajaban para la capital cubana, algo muy común
en los comienzos del siglo xx.
Explica el profesor Luis Enrique que la nave había realizado
una escala en el puerto de Santiago de Cuba, zarpando finalmente hacia La
Habana el 5 de septiembre.
Tras dejar atrás el Paso de los Vientos y emprender la
navegación en dirección oeste por el canal Viejo de Bahamas, el Valbanera
observó las primeras señales de la aproximación de aquel organismo ciclónico
tropical, que comenzaba a experimentar un rápido proceso de intensificación.
A las 7 y 50 de la mañana del 9 de septiembre, el capitán de
la embarcación, Ramón Martín, envió un mensaje dirigido al padre Lorenzo
Gangoiti, director del entonces Observatorio Meteorológico del Colegio de
Belén, cuyo texto decía: Al norte de Matanzas, con viento duro del noroeste,
diga qué hay de la perturbación.
La escueta respuesta del sacerdote meteorólogo fue
lapidaria: Ciclón norte Sagüa. Gran intensidad. Rumbo oestenoroeste. Pero el
Valbanera no respondió al aviso, a pesar de que la estación telegráfica del
castillo del Morro se mantuvo en el aire retransmitiendo el mensaje cada 25
minutos.
Bajo el azote de los fortísimos vientos y las grandes
marejadas, el barco naufragó en aguas del Estrecho de la Florida, eventualmente
frente a las costas entre Matanzas y La Habana. A lo anterior se añade la
posibilidad de que el estado técnico del barco no fuera el mejor y ese factor
se combinara con el meteorológico para contribuir a su hundimiento.
Precisa Ramos Guadalupe que tan pronto mejoraron las
condiciones del tiempo varios buques cubanos y estadounidenses exploraron la
zona, donde presuntamente tuvo lugar la tragedia; pero no se encontró rastro
alguno del vapor español.
Días después, el viernes 19 de septiembre, uno de los
cazasubmarinos estadounidenses, que participaban en la búsqueda, reportó el
hallazgo de un naufragio en las inmediaciones de Half Moon Key, en las islas
meridionales de la Florida.
Inspeccionado el lugar por un equipo de la Armada norteña, se confirmó que los restos avistados pertenecían al Valbanera, que no había sobrevivientes y su casco estaba destrozado.
Inspeccionado el lugar por un equipo de la Armada norteña, se confirmó que los restos avistados pertenecían al Valbanera, que no había sobrevivientes y su casco estaba destrozado.
En opinión del también historiador de la meteorología en
Cuba, nunca se pudo conocer el monto real de víctimas de lo que representa el
naufragio con mayor cifra de fallecidos acaecido en las cercanías de nuestro
país, pues al parecer un número indeterminado de pasajeros prefirió quedarse en
la escala hecha por el buque en Santiago de Cuba, quizás para tomar el tren a
La Habana y disponer de alojamiento para sus familiares cuando el Valbanera
entrara a la rada capitalina.
Tampoco puede descartarse que una cantidad indeterminada de
personas subieran a bordo del vapor en Santiago, a fin de viajar por mar
hasta La Habana.
Vale mencionar que el lamentable suceso marcó el inicio del
empleo de la radiotelegrafía en Cuba, para enviar un aviso de ciclón tropical
en tiempo real, ante una contingencia meteorológica.
TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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