TRANSPORTE URBANO • DOS RUEDAS EN LA VIDA
Vinculada a la infancia, rodeada de recuerdos y experiencias, la bicicleta empieza como un juego y con el tiempo se convierte en aliada indispensable para desplazarse a través de las ciudades. Este invento que tiene más de 500 años, como muchas otras cosas, entró en una nueva etapa este 2020.
Para llegar hasta el subte o el tren, cubrir un pequeño
tramo, hacer un viaje que a pie puede hacerse largo o, simplemente, circular al
aire libre. En los últimos años, los monopatines eléctricos se sumaron al
sistema de transporte compartido de centros urbanos de todo el mundo. Sus
principales ventajas radican en que son una alternativa respetuosa con el medio
ambiente –son silenciosos y no tienen combustión–, cómoda, liviana y rápida
para circular por las calles, además de ser plegables. En América latina son
siete las ciudades que tienen activo un sistema de alquiler de monopatines
eléctricos: San Pablo, Río de Janeiro, Santiago de Chile, Bogotá, Cali, Ciudad
de México y Montevideo, en donde funcionan desde principios de 2019. Otra
tendencia en alza, son los hoverboard: patinetas eléctricas en
estos pagos. Como Marty McFly en Volver al futuro, la nueva
sensación de dos o cuatro ruedas –según el modelo- propone que te subas a la
tabla y sólo pongas los pies en el asfalto a la hora de frenar. El boom se
disparó en todo el mundo de la mano de las muchas celebridades que las han
utilizado, desde Justin Bieber hasta Brooklyn Beckham. Sin embargo, algunos
gigantes del e-commerce optaron por dejar de vender la mayoría de las marcas
hasta que no cumplan con algunos requerimientos de seguridad.
“La bicicleta contribuye a la gestión ambiental,
beneficia la salud y actualmente en el contexto de la pandemia COVID-19, es el
medio de transporte más seguro para evitar la transmisión.” (OMS)
Las limitaciones para usar transporte público, el deseo de
hacer ejercicio, la necesidad de una actividad que sirva para despejarse y
disfrutar del aire libre manteniendo la distancia social necesaria, el bajo
costo, la amabilidad con el medio ambiente e incluso como modo de circulación
para quienes tienen sus actividades habilitadas. Todos esos motivos se pueden
listar para explicar por qué el uso de la bicicleta explotó en todo el mundo en
este 2020 atípico, marcado por la pandemia. Y las recomendaciones para
elegirla, también: “La bicicleta contribuye a la gestión ambiental,
beneficia la salud y actualmente en el contexto de la pandemia COVID-19,
es el medio de transporte más seguro para evitar la transmisión”, aseguró
la Organización Mundial de la Salud al elegir el 3 de junio como Día mundial de
la bicicleta.
Varios indicadores empezaron a revelar el boom global. Por un lado, el stock de bicicleterías en todo el mundo empezó a reducirse: en enero y febrero, al menos, las fábricas de estos vehículos –principalmente ubicadas en China– cerraron como medida frente al avance de la Covid-19 y otras adaptaron su actividad para poder mantener el ritmo de abastecimiento; mientras, los habitantes de las ciudades trataban de conseguir una antes de que se terminaran y los precios fueron en alza.
Algunas ciudades de larga tradición biker, como Amsterdam o
Copenhague, tenían un trazado apto para este cambio de hábitos. Pero el boom
llegó a sitios en los que andar en bici era casi impensado, como Los Ángeles y
Houston, que tuvieron crecimientos de uso de 138% y 93%, respectivamente, con
respecto al año pasado, según la app móvil de trackeo Strava. En estos meses de
aislamiento y nueva normalidad, las ciudades reaccionaron para favorecer las
condiciones de las bicicleteadas: Bruselas, Toronto, Bogotá, París, Milán y
Berlín fueron algunas de las que extendieron sus ciclovías, tanto de forma
provisoria (cediendo tramos de avenidas, por ejemplo) como con trazados que
quedarán a futuro.
Un paseo en bicicleta durante el fin de semana, la salida a tomar un café en un barrio cercano o el desafío de sumar kilómetros y ejercitar también se instaló en Buenos Aires, en donde el movimiento intenso en dos ruedas es visible. En la Ciudad de Buenos Aires, entre marzo y agosto creció 114% la circulación de bicicletas, según datos de la secretaría de Transporte y Obras Públicas porteña, que contabilizó el uso de bicicletas personales y las del sistema Ecobici. A principios de octubre, la Ciudad habilitó 17 kilómetros de carriles para ciclistas en las avenidas Corrientes –entre Federico Lacroze y Alicia Moreau de Justo, con mano hacia el centro– y Córdoba, entre Suipacha y Jorge Newbery, con sentido hacia Chacarita. Las próximas en tener bicisendas serán las avenidas San Juan e Independencia. Mientras que a comienzos de año se estimaban 300 mil viajes diarios en bicicleta en la Ciudad, para 2021 se estima que serán 500 mil por día.
El crecimiento se vio en todo el país: en Rosario, donde
montaron 34 kilómetros de ciclovías temporarias, creció un 360% la cantidad de
ciclistas en horario pico, y siguiendo el alza, septiembre mostró un aumento de
110% con respecto a julio y agosto. En Bahía Blanca, el uso de bicicletas
creció un 30%, en La Plata un 25%, Neuquén habilitó nuevas trazas exclusivas y en
Salta lanzaron un plan para potenciar el uso de este medio de transporte, por
citar algunos ejemplos.
En los últimos diez años, el ciclismo urbano tuvo una
renovación a nivel local: a las bicicleterías de barrio y los modelos
tradicionales –mountain bike, playeras o de niños, entre otras– se sumaron
tiendas boutique, propuestas de diseño y nuevos materiales más livianos y con
tecnología más actual, convirtiendo a estos vehículos en objetos de consumo
deseado. Incluso más allá de los vehículos en sí, surgieron nuevas propuestas
de equipamiento de seguridad, asientos intercambiables, canastos de diferentes
materiales, mochilas y alforjas. Más acá en el tiempo, los monopatines fueron
otro de los ingresos al universo de la movilidad sustentable, una tendencia que
también tuvo una explosión global.
Mientras que a comienzos de año se estimaban 300 mil
viajes diarios en bicicleta en la Ciudad, para 2021 se estima que serán 500 mil
por día.
“El mercado local va creciendo año a año, en busca de un
transporte más saludable, económico y sustentable”, cuenta Gabriel
Muñoz, CEO de EMOV, empresa que comenzó en 2007 ofreciendo kits para
adaptar bicicletas tradicionales con motores eléctricos, y que en 2013 lanzó
Brina1, la primera bicicleta eléctrica diseñada y fabricada en América latina.
“La pandemia fue un disparador, hubo una subida muy empinada que puso en jaque
la producción mundial de bicicletas. El cambio cultural, la elección de usar
bicicletas o monopatines (en lugar de una moto, por ejemplo), creo que quedará
a largo plazo. Vemos que los centenials hoy usan la bici para todo”, asegura;
con varios productos en su cartera actual, tanto plegables como de fibra de
carbono, están con stock agotado.
“Hoy, el mercado local de bicicletas está intrínsecamente
vinculado con la pandemia. Este contexto cambió mucho los hábitos de los
consumidores, y entre ellos, la manera de trasladarse. Tenemos un boom en la
categoría, y creemos que es un hábito que se quedará en el corto plazo y
pospandemia”, cuenta Felipe Luongo, responsable de Movilidad Urbana de
Newsan, empresa que comercializa las marcas Philco y Battle. Luongo asegura que
en los últimos meses se calcula que en Argentina se vendieron
entre 800 mil y 1,5 millones de unidades, y agrega: “La
movilidad urbana sustentable llegó para quedarse, porque ahora se convirtió no
solo en una preferencia del usuario sino en una necesidad palpable. Entendemos
que ya hay, y en los próximos meses seguirá aumentando, el uso de la bicicleta
tradicional, la bicicleta eléctrica y el monopatín, y en ese marco trabajamos
en el desarrollo de nuevos productos para abastecer esta demanda latente”.
Otra tendencia que acompaña el mayor uso de las bicicletas
son los restauradores e incluso los clubes de reparación, que comparten
conocimiento y herramientas con los ciclistas para alargar la vida de los
vehículos. Con las viejas bicis que estaban en casa y se pusieron a punto,
aquellos que compraron una nueva, los ciclistas frecuentes e incluso quienes
antes no pedaleaban pero ahora lo tomaron como una flamante costumbre, el mundo
de las dos ruedas está cada vez más activo.
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