Chile: "Comenzará el cambio más profundo de los últimos
50 años"
“Con el triunfo de Michelle Bachelet se abre la posibilidad
de seguir construyendo aquel país que soñábamos cuando estábamos exiliados”,
dijo en Berlín Ricardo Núñez, expresidente del Partido Socialista de Chile.
El triunfo de
Michelle Bachelet al frente de una amplia coalición en Chile, con un 62% de los
votos, promete el inicio de un proceso de transformaciones estructurales,
pendientes desde que el país transitó a la democracia. Pese a su impecable
desempeño económico, que rebasa la media latinoamericana, el talón de Aquiles
es la distribución inequitativa de la riqueza, que perpetúa la enorme brecha
social. Las reformas educativa, fiscal y constitucional, serán las tareas
prioritarias de la presidenta electa, que será la primera en volver al Palacio
de La Moneda con un segundo mandato desde el fin de la era Pinochet.
El expresidente del Partido Socialista de Chile, Ricardo
Núñez, ex senador y dirigente de la Concertación, habló con DW en Berlín, en
donde pasó tres años exiliado tras el golpe contra Salvador Allende. Núñez fue
invitado por la Fundación Friedrich Ebert, cercana al Partido Socialdemócrata
alemán (SPD) para participar en un congreso que analizó el legado del líder
socialdemócrata y excanciller Willy Brandt, con motivo del centenario de su nacimiento.
DW ¿Cuál es el ambiente que hay en Chile tras el triunfo de
Michelle Bachelet?
Ricardo Núñez: Es un ambiente de regocijo, de gran alegría,
pero al mismo tiempo de incertidumbre. Las demandas son muchas, el país
requiere cambios. Hay una gran conciencia de que en Chile se pueden hacer
cambios importantes pero al mismo tiempo sabemos perfectamente que hay muchos
que tratarán de impedirlos. En Chile, las fuerzas conservadoras, aún cuando han
sacado el 38% de los votos, siguen siendo una fuerza poderosa que por todos los
medios tratará de impedir esos cambios, ya sea en el Parlamento, en la sociedad
civil, o a través de los medios de comunicación (…) Michelle Bachelet ha sido
insistente en la necesidad de un cambio por lo menos de tres ejes fundamentales
de la vida económica y social del país: una reforma educativa, una tributaria,
y una nueva Constitución.
Bachelet vuelve al Palacio de La Moneda con el porcentaje de
votos más alto desde el retorno a la democracia. ¿Refleja ello las altas
expectativas de los votantes que demandan cambios?
Uno podría pensar que en Chile hay una situación de tal
holgura económica y social que no se requieren cambios. Es uno de los países de
Latinoamérica que más ha crecido, cuyo ingreso per cápita se encuentra a la
cabeza, y sin embargo en los últimos años, incluso antes del gobierno de la
derecha, las demandas de una transformación de fondo de la sociedad chilena se
han intensificado. Curiosamente una sociedad que podría estar “satisfecha”, hoy
en día está más insatisfecha y requiere más solución a los problemas que
demanda. Tendremos un nuevo ciclo en la historia de Chile, como ha dicho
Bachelet, con cambios estructurales como nunca los habíamos pensado durante los
últimos 20 años.
Chile ha crecido a un ritmo de 5.5% desde el 2010, el
desempleo también es relativamente bajo. Sin embargo la riqueza no llega a
todos, se dice que el sistema educativo es la fábrica de las desigualdades...
La educación básica, media y la educación superior se
incorporaron al mercado. Lo que ha ocurrido en el país, así como ha ocurrido en
otros ámbitos de la vida nacional, es que se concentró la mejor calidad en los
grupos mas poderosos, los de mayores ingresos. Estos son los que tienen las
mejores posibilidades de acceder a las mejores universidades, en detrimento de
la gran mayoría de los chilenos y chilenas, que sólo tienen la posibilidad de
acceder a universidades de muy bajo nivel, o no llegar a la universidad y
quedarse con educación básica muy elemental y normalmente muy desprovista de la
capacidad de enfrentar creativamente el mundo laboral. Lo que ha ocurrido en el
país es una privatización que ha llevado a la generación de una verdadera
industria de la educación. Tanto es así que los estudiantes y la nueva mayoría
reclaman terminar con el lucro. Si en alguna actividad no debe existir lucro,
una ganancia como se obtiene de la venta de cualquier otro producto, es en la
educación. Existen otros factores sin duda, el factor étnico también es un
factor importante. El pueblo mapuche hoy en día sufre marginación, no está
incorporado plenamente a la actividad económica y social, y cuando lo hace es
en los sectores peor remunerados. Un porcentaje muy menor de la población
concentra la mayor parte de la riqueza que genera el país y un porcentaje
bastante mayoritario concentra muy poco.
La líder estudiantil Camila Vallejo.
¿Qué significa la llegada de líderes estudiantiles al Parlamento,
como Camila Vallejo, Giorgio Jackson, Gabriel Boric y Kariol Kariola? Ellos
cambiaron la agenda política con las protestas callejeras. ¿Son un apoyo para
Bachelet?
Son un apoyo, pero crítico. Ellos encabezaron las protestas
que dijeron “basta” a las desigualdades, “basta” también a la existencia de una
sociedad que no da oportunidad para que todos tengan acceso a los bienes
espirituales y materiales más elementales. Es una juventud inquieta, que ha
valorado la democracia, pero que no está dispuesta a que esa democracia sea un
factor de desigualdad permanente en la sociedad chilena, no está dispuesta a
aceptar que sea un país tan desigual como lo es Chile. Es un apoyo, pero
crítico y vigilante. Son jóvenes que saben perfectamente que la sociedad chilena
está movilizada, que no se aletargó a pesar de los 20 años de la concertación.
Hicimos bien las cosas, pero no tanto como para haber generado las
transformaciones que la sociedad chilena requería. Es una juventud que ha
sufrido este proceso de transición desde un punto de vista crítico, que ha
llegado al Parlamento, que representa a un sector de la población que quiere
una sociedad mejor y más igualitaria y más participativa, en donde la política
no esté reservada para unos cuantos.
¿Logrará Bachelet reformar la Constitución, que tiene
todavía remanentes de la era Pinochet?
Es enorme la cantidad de chilenos que por primera vez están
exigiendo que la nueva Constitución que ha de darse sea a través de una
Asamblea Constituyente. Este es un hecho histórico. En Chile las tres
Constituciones que hemos tenido a lo largo de la historia, que han marcado la
existencia jurídica de nuestro país, han sido hechas entre cuatro paredes. Y
las modificaciones que le hicimos a la Constitución de Pinochet fueron
importantes pero no suficientes. En consecuencia, a Bachelet se le abre la gran
posibilidad de generar una movilización social, política y cultural de enorme
trascendencia para generar una nueva Constitución. La derecha se queja de que
esto va a significar que vamos a mantener permanentemente al país discutiendo.
Sí señor. De eso se trata. Que el país sea capaz de discutir cada uno de los
elementos que contiene una Constitución. Desde el tema del matrimonio
homosexual, de la fe en un estado laico como el chileno, hasta el tema de la
propiedad, la importancia que tiene el Estado en la economía del país y los
problemas de las relaciones internacionales. El país ha recibido a unos 500.000
inmigrantes provenientes de países amigos a quienes se mira con mucho recelo.
Son hermanos latinoamericanos que vienen a Chile a trabajar, a aportar con su
fuerza de trabajo al desarrollo del país, de modo que la Constitución también
tiene que estar abierta a que Chile se convierta en un país atractivo para la
fuerza laboral de la región. Eso tiene que estar en la Constitución. Es parte
de la demanda cultual y política que están exigiendo los chilenos. Significa
que sea una sociedad más participativa. No estamos siguiendo el ejemplo de
nadie, sencillamente es la maduración de un proceso de larga data, en el cual
lamentablemente la Carta Magna, que representa el alma de la nación, no siempre
fue discutida por todos los chilenos. Se abre esa posibilidad para que se de un
cuerpo legal y constitucional que nos permita vivir en paz y en progreso.
El político socialista chileno Ricardo Núñez.
¿Cuál será el discurso de Bachelet en la política exterior
de Chile? El presidente Piñera dio prioridad a la Alianza del Pacífico, las
relaciones con Perú, con México y Colombia. Se espera que Bachelet se acerque
más ahora a Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, países de izquierda.
Hay un primer desafío que va a tener Michelle Bachelet, del
que incluso no se salvará Piñera. El próximo mes de enero, la Corte Internacional
de La Haya dará a conocer su veredicto sobre el diferendo entre Chile y Perú en
materia de limitación marítima. Ha sido muy bien llevado por el gobierno de
Piñera y así lo hará el gobierno de Bachelet. Cualquiera que sea el resultado
del problema planteado por Perú, las relaciones entre ambos países tendrán que
continuar de buena manera. La prioridad serán los países vecinos. La segunda
prioridad son otros países que son muy importantes en América Latina: Brasil y
México. La Alianza del Pacífico, que incluye a México tendrá que ser
debidamente equilibrada con una buena relación con Brasil, con el que tenemos
una relación muy fructífera. Brasil hoy en día acoge el mayor porcentaje de
inversiones de empresarios chilenos, y hay muchos capitales brasileños que
están trabajando en Chile, de modo que tenemos que equilibrar las relaciones
entre Brasil y México, que se disputan una cierta hegemonía en Latinoamérica.
Asia Pacífico es una prioridad muy importante por el peso de los países de
Asia, sobre todo los ribereños del Pacífico. Luego le siguen Estados Unidos y
Europa. Ellos siguen siendo los principales destinos de las exportaciones
chilenas. Tenemos con Europa y con Alemania en particular, una relación muy
positiva, que es histórica. Esperamos que con el ingreso del SPD al gobierno se
fortalezca aún más. También en Chile el eje entre la socialdemocracia y la
democracia cristiana es vital. La política exterior será audaz y al mismo
tiempo moderada.
¿Cómo han evolucionado los grupos conservadores en Chile desde
el fin de la era Pinochet?
La mayor parte de los grupos económicos, los que han tenido
éxito en sus actividades, beneficiados incluso con los gobiernos de la
Concertación, son una pequeña minoría que nació gracias a la dictadura, son
hijos de Pinochet. Iniciaron su acumulación de riqueza bajo el régimen militar.
Son muy pocos los grupos económicos que vienen desde tiempos de la República.
Sin embargo tenemos que reconocer que son sectores que han comprendido que la
democracia es mejor. Yo no diría que estos sectores empresariales sean
fascistas, o pinochetistas. Casi todos han dejado esa herencia atrás. El mundo
conservador que hace difícil los procesos de cambio está más ligado a la
Iglesia católica, no vienen de esos sectores, aunque no quieran una reforma
tributaria que les haga aportar más al erario, ni un sector laboral que se
sindicalice, pero se dan cuenta de la necesidad de vincularse con sectores más
progresistas que han ganado una elección y que se aprestan a gobernar el país
en condiciones muy distintas. Los cuatro años de la derecha han abierto en
Chile la posibilidad cierta de seguir avanzando en un país más próspero, más de
ciudadanos, que se abre a un proceso de cambio como no lo habíamos vivido en
los últimos 50 años.
¿Hay algo que quisiera usted añadir?
Desde Berlín, donde viví tres años de mi exilio, siento una
certeza muy estimulante: el saber que todos estos años de nuestra lucha contra
Pinochet y a favor de la generación de mejores condiciones de vida para nuestro
pueblo no han sido en vano. Hemos tenido muchos errores, pero en estos años de
democracia y ahora con el triunfo de Michelle Bachelet se abre la posibilidad
de seguir construyendo aquel país que soñábamos cuando estábamos exiliados. Tomado
de dw por sugerencia de boletín gal
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