La Cumbre sobre Clima de las Naciones Unidas terminó este
último sábado en Varsovia con la firma de un acuerdo de última hora en el que
las naciones participantes “contribuirán”, pero no “se comprometerán” a la
firma de un nuevo pacto contra el cambio climático.
Guillermo Giacosa,
Contribuir y no comprometerse suena, o bien a un dramático
realismo que estaría diciendo mucho más de lo que dice, o bien al agravamiento
del estado de imbecilidad crónica que padecen quienes dicen gobernar y actúan
como representantes de la humanidad. El borrador previo a la firma contenía un
compromiso que, finalmente, decidió dejarse para la Cumbre de 2015, en París, a
fin de que dicho acuerdo entre en vigor en 2020.
Una experta del
Instituto de Recursos Mundiales considera que “los negociadores de Varsovia han
alcanzado justo a tiempo los mínimos necesarios para mantener vivo el proceso”.
Este lenguaje revela que los gobernantes parecen ignorar que el agravamiento
del cambio climático los arrojará inevitablemente, por razones de supervivencia
política, a tomar medidas cuando ya sea más tarde de lo que ya lo es hoy. Cabe
recalcar que un día antes las principales organizaciones no gubernamentales
medioambientales se retiraron de la cumbre, en un acto sin precedentes, porque
consideran que las negociaciones de Varsovia “no llevan a nada”.
Añado un dato ilustrativo extra que me parece
imprescindible: varias empresas privadas contribuyeron al desarrollo de la
Cumbre de Varsovia. Entre ellas destacan General Motors, conocida por financiar
a grupos de investigación que niegan el cambio climático, como el Heartland
Institute de EE.UU., y BMW, que hace cosas similares en Europa, en su intento
por debilitar las normas sobre emisiones. ¿Curioso, no? TOMADO DE ENVIO DE RED
FOROBA
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