Manifestó que en la actualidad, el desarrollo de vacunas
frente a la neosporosis “es un campo en el que se está trabajando
intensamente”. En este sentido, existen ciertos puntos que “deberían
contemplarse a la hora de diseñar una vacuna”, precisó: si esta pretende
proteger frente al aborto o frente a la transmisión vertical; la eficacia de la
vacuna tanto en ensayos experimentales como en pruebas de campo; seguridad de
la vacuna y posibilidad de diferenciación entre animales vacunados e infectados
mediante el empleo de una técnica diagnóstica sencilla.
Indicó que el empleo de vacunas vivas atenuadas ha mostrado
resultados prometedores de protección frente al aborto en infecciones
experimentales en ganado bovino. Sin embargo, ninguna vacuna viva ha llegado al
mercado probablemente debido a desventajas inherentes como la preservación y
seguridad del parásito, incluido el riesgo de reversión a la patogenicidad.
Aclaró que la aplicación de tecnologías innovadoras
(vectores vacunales actuales e innovadores e inmunomoduladores, vacunas DIVA,
coadyuvantes eficientes) “en modelos de animales experimentales armonizados
acelerarán el desarrollo de una vacuna eficaz frente a esta importante
enfermedad de los bovinos”.
Al hacer historia de la “Neospora caninum”, un protozoo
formador de quistes tisulares, perteneciente al phylum Apicomplexa, sostuvo que
desde que se describió por primera vez en 1989 como agente causal de aborto
bovino en el estado de Nuevo México en los Estados Unidos, “este agente
etiológico se ha convertido en una de las principales causas de fallo
reproductivo de etiología transmisible en todo el mundo”.
El profesional español indicó que la neosporosis bovina “es
una enfermedad de distribución mundial y con gran impacto económico debido al
aborto que puede ocasionar. El ganado bovino infectado con el parásito tiene de
tres a siete veces más probabilidades de abortar en comparación con el ganado
no infectado”.
Otros costos indirectos incluyen los gastos asociados con el
diagnóstico y el costo del reemplazo si las vacas abortadas son sacrificadas.
Las seroprevalencias de la infección difieren considerablemente entre los
países, las regiones y también entre el vacuno de carne y el de leche.
Recientemente, un estudio que incluyó a diez países señala
que la seroprevalencia media está en un 16,1% en ganado lechero y en 11,5% en
el ganado de carne. La estimación de pérdidas económicas causadas por la
infección en estos 10 países asciende a unos 1.200 millones de dólares. Sin
embargo, dada la distribución mundial de la enfermedad (se ha reportado la
presencia de la infección en 45 países), las pérdidas económicas son,
seguramente, considerablemente superiores a esta cifra.
MODOS DE TRANSMISIÓN Y CONSECUENCIAS
Desde hace más de una década se tiene un profundo
conocimiento de la importancia de la transmisión vertical vía transplacentaria
de la neosporosis en el ganado bovino. Este modo de transmisión se produce cuando,
en la hembra gestante, los taquizoítos atraviesan la placenta e invaden al
feto.
Se sabe que las consecuencias de la infección en el feto
dependen de factores tales como su edad e inmunocompetencia, la virulencia del
aislado y la respuesta inmunitaria de la madre. En general, cuanto más tarde se
produce la infección durante la gestación, mayores son las probabilidades de
que el ternero nazca sano aunque, congénitamente infectado.
La transmisión vertical es el modo de transmisión
predominante y es altamente eficiente, ya que muchas granjas mantienen una tasa
de prevalencia más o menos constante a lo largo de los años, con una
correlación casi perfecta entre la seropositividad de las madres y sus
terneros, sin que exista una aparente fuente externa de infección. Según su
origen, la transmisión vertical puede ser endógena o exógena. La de origen
endógeno ocurre cuando la madre ya presentaba una infección crónica y, como
consecuencia de una recrudescencia de la misma durante la gestación, se produce
el paso de los taquizoítos al feto.
La transmisión endógena “es, pues, presumiblemente la
predominante en las granjas con un patrón de aborto endémico en las que la
infección se mantiene de generación en generación”, dijo Ortega. La transmisión
vertical de origen exógeno, sin embargo, ocurre cuando la madre se infecta por
primera vez con neosporosis durante la gestación, y la transmite al feto.
El otro modo de transmisión en la neosporosis bovina es el
horizontal o postnatal, puntualizó. “Aunque su presentación es menos frecuente,
puede dar lugar a repercusiones clínicas y económicas muy significativas. En la
práctica, se produce por ingestión del ganado de los quistes que son eliminados
por los perros y que contaminan el alimento o el agua.
Agregó que, “generalmente, cuando aparece esta contaminación
externa y, por consiguiente, la transmisión horizontal al ganado, una
proporción elevada del rebaño se infecta por primera vez en muy poco tiempo y,
con frecuencia, se traduce en un brote de abortos como consecuencia de la
transmisión vertical exógena al feto (patrón de aborto epidémico)”. TOMADO DE
EL TELEGRAFO DE UY
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