TRUMP ESTÁ EQUIVOCADO
AL RETIRARSE DE CUBA
Por RENA KRAUT
En mayo hace dos años, minutos antes de que el director de
orquesta de Minnesota, Osmo Vanska, tomara el podio en el Teatro Nacional de
Cuba en La Habana, una decisión fue tomada en un camerino detrás del escenario.
El director de operaciones les dio el mensaje a los músicos mientras calentaban
en el escenario: “SÍ”.
Las luces se encendieron, el director entró, el público
observó atento, y Vanska alzó su batuta. En la sección de clarinete, yo me puse
de pie junto con el resto de la orquesta, y tocamos el himno nacional de Cuba
ante asistentes pasmados. Siguió el himno nacional de Estados Unidos (The Star
Spangled Banner), provocando más jadeos desde los asientos.
Las historias que han sido relatadas sobre ese momento,
tanto en La Habana como en los Estados Unidos, son testimonio del poder de la
diplomacia artística. Nuestros dos himnos, tocados uno después del otro en un
teatro estatal, no invitó a rechiflas, como algunos de nosotros temíamos, sino
vitoreos entre lágrimas.
El presidente Trump anunció el viernes planes para limitar
porciones de la política del presidente Barack Obama para interactuar con Cuba.
Los americanos serán limitados en sus viajes privados a Cuba. Las empresas
americanas se enfrentarán a serias restricciones para hacer negocios allá.
Los efectos negativos de retroceder el reloj en cuanto a
Cuba han sido discutidos ampliamente en los últimos meses. Comercio,
agricultura, transporte, manufactura y turismo sufrirán, junto con los
esfuerzos americanos para controlar la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.
A estos, nosotros en el mundo de las artes y la educación
quisiéramos sumar nuestra pequeña pero insistente voz. Si los Estados Unidos
quieren mantener influencia en la isla, y lo quieren hacer, entonces el camino
a seguir tiene que seguir siendo el diálogo que comenzó en el 2014. Silenciar a
las instituciones de artes americanas paraliza el método más poderoso de
diplomacia suave que tiene nuestro país.
Rusia y China ya están intensificando sus lazos con Cuba. El
presidente de Rusia, Vladimir Putin ha dicho que su país restauraría el
Capitolio en La Habana. La historia nos enseña lo que sucede a continuación: En
1960, cuando Estados Unidos se retiró de sus casi USD 1.000 millones en
inversiones en la isla, la Unión Soviética se introdujo para formar un acuerdo
comercial con La Habana. La conversión política de Fidel Castro hacia el
comunismo siguió poco tiempo después.
En ambos lados del Estrecho de la Florida, todo señala el
cambio, especialmente entre la juventud. Los jóvenes cubanos y cubano-americanos
no tienen tiempo para los viejos tercos que tienen el poder en La Habana y
Washington.
A noventa millas de distancia en Miami, los niños de los
exiliados cubanos desafían a sus padres y abuelos visitando la tierra natal
prohibida y aceptando la complicada historia de nuestros dos países.
Aproximadamente 285.000 americanos visitaron Cuba el año
pasado (sin contar a los cubanoamericanos), lo que es cerca a triple el número
de personas para el 2014, el año que la administración Obama anunció una
restauración total de relaciones con La Habana.
Los artistas tienen la capacidad de mover la conversación
hacia los lugares que las corporaciones y los políticos no pueden o no irán.
La visita de la Orquesta de Minnesota en el 2015 a La Habana
fue un gesto simbólico de esperanza para mejores relaciones bilaterales. Aunque
nuestro embargo y su propio gobierno ha hecho de la vida diaria una lucha, los
cubanos sienten orgullo justificado por sus artes, deportes, cuidado de la
salud y educación. Los estudiantes con quienes trabajamos en las escuelas
musicales nacionales absorbieron todo lo que podíamos darles y pidieron más.
Uno de estos estudiantes era una clarinetista de 20 años
llamada Nieve, algo que ella nunca ha visto. Su hermano en Miami le envía
lengüetas de clarinetes pero ella no lo puede visitar. Trabaja duro y quiere
mostrarle al mundo lo que puede hacer.
Desde el 2015, muchos de nosotros hemos estado trabajando
para que ella tenga la oportunidad. Imagine lo que los cubanos podrían hacer
si, en lugar de extender una mano empuñada, ofreciéramos una mano abierta.
Imagine lo que todos podríamos hacer. Tomado de
el colombiano
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