jueves, 8 de junio de 2017

EL CEREBRO DE LAS PLANTAS

 ¿Tienen cerebro las plantas? Parece que sí
Esta es la Arabidopsis thaliana, tal vez la planta más usada en estudios científicos. En ella se hallaron las células en su centro de decisiones, que evalúa condiciones externas. FOTO A. Salguero
tipos de células permiten a la planta evaluar el ambiente para saber si las semillas deben despertar y germinar.
Las plantas poseen un centro de toma de decisiones, un cerebro, que les sirve para actuar a tiempo en algunos procesos vitales para su desarrollo, como la germinación de las semillas.
La decisión de cuándo germinar es una de las más importantes para cualquier planta. Si lo hace muy pronto, puede ser afectada por el invierno; si es muy tarde, puede ser sobrepasada por una rival, una más precoz.
Pues bien, en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), científicos de la Universidad de Birmingham han demostrado que esa ‘negociación’ entre rapidez y precisión es controlada por un pequeño grupo de células dentro del embrión de la planta que opera de manera similar al cerebro humano.
Los investigadores demostraron que el ‘centro de toma de decisiones’ en una planta, la muy estudiada Arabidopsis, contiene dos tipos de células, uno que promueve el estado latente de las semillas y otro que promueve la germinación.
Esos dos grupos se comunican entre sí mediante hormonas, un mecanismo análogo al que emplea nuestro cerebro cuando decidimos si nos movemos o no. En las plantas determinan el fin del ciclo latente de las semillas al evaluar señales ambientales como la temperatura.
Comunicación
Los científicos usaron modelos matemáticos para mostrar que la comunicación entre elementos separados controla la sensibilidad de la planta a su ambiente.
Con esa teoría, trabajaron con una planta mutante donde las células estaban más ligadas químicamente, alentando la comunicación entre los elementos del circuito, para mostrar que el tiempo de germinación depende de esas señales ‘entre regiones’.
El autor cabeza del estudio, George Bassel, de la Escuela de Biociencias de esa Universidad, explicó que “nuestro estudio revela una separación crucial entre los componentes en el centro de decisiones de la planta”.
“En el cerebro humano, se cree que esa separación presenta un retraso, evaluando señales ruidosas del ambiente y aumentando la precisión con la que tomamos las decisiones”, agrega el profesor.
La separación de esas partes en el cerebro parece ser vital para su funcionamiento.
Para Iain Johnston, biomatemático que participó en el estudio “la separación de los elementos del circuito permite una paleta más amplia de respuestas a un estímulo”.
“Es como la diferencia entre leer la crítica de una película cuatro veces, o reunir cuatro posiciones de diferentes críticos para decidir ir a cine”.
La teoría matemática que describe la función cerebral predijo que más semillas germinarían si las plantas se exponen a ambientes variables, como temperaturas fluctuantes, en vez de someterlas a ambientes constantes. Los científicos examinaron esa teoría en laboratorio y eso fue lo que hallaron.
Las plantas perciben e integran información del ambiente para medir a tiempo algunas transiciones críticas en su ciclo de vida. Algunos de esos mecanismos ya son conocidos, otros todavía no.
“Nuestro trabajo tiene implicaciones importantes para entender cómo los cultivos y hierbas crecen”, dijo Bassel.
Hay un potencial para aplicar ese conocimiento en plantas comerciales para aumentar la germinación sincronizada, incrementando los campos de cultivos y disminuyendo el uso de herbicidas.
RADIOGRAFÍA
SOFISTICADOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Desde hace varias décadas más y más estudios demuestran que las plantas no son esos organismos quietos, fijos en un lugar. En la revista científica Oecologia, investigadores australianos demostraron que las plantas pueden ‘escuchar’: arvejas se inclinaban hacia el lado donde fluía agua. Además, emiten compuestos volátiles que pueden ayudar a otras. En 2000 R. Karban y colegas mostraron que una planta de tabaco que creía junto a una que era atacada por herbívoros, aumentaba sus defensas. Un estudio de Monica Gagliano en Plos One, otra publicación revisada por pares, sugirió que se comunican por el sonido. Y otros autores han demostrado la comunicación por la ‘internet de las raíces’: un intrincado sistema de hongos.

RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ Los temas de la ciencia, la astronomía y el medio ambiente con énfasis en cambio climático son mis campos de acción periodística. Con vocación por el mundo de los pequeños felinos y la defensa animal.  Tomado de el colombiano 

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