Transformaciones sociales para distribuir la riqueza
Ex ministros de los gobiernos progresistas e investigadores
políticos analizaron los marcos de actuación de las fuerzas políticas
latinoamericanos que emprendan la difícil tarea de generar transformaciones
radicales que erradiquen la concentración de la riqueza. Todos coincidieron en
la importancia de realizar reformas significativas tanto en las instituciones
del Estado, para fortalecerlo ante los grupos de poder económicos, como así
también en la estructura impositiva para evitar que la riqueza se aglutine en
pocas manos.
“La desigualdad, a diferencia de la pobreza que tu puedes
combatir con políticas públicas coherentes y sistemáticas con resultados
coherentes en 4 años, tiene que ver con el funcionamiento de todo el sistema
económico”, sintetizó Alexander Segovia, ex secretario técnico de la
presidencia de El Salvador durante el período 2009-2014. El ex funcionario puso
en foco en los límites que tienen los estados para redistribuir los ingresos y
se refirió a tres restricciones que durante el gobierno de Mauricio Funes se
convirtieron en grandes desafíos: “la restricción financiera, la
institucionalidad del estado y los conflictos de intereses”.
Segovia se refirió a la concentración de la riqueza como un
“fenómeno mundial”, aunque resaltó que la diferencia frente a la globalización
es la fortaleza institucional, “cómo responde el Estado”. “No es lo mismo la
opinión de grupos de poder económicos políticos donde hay estados fuertes,
donde hay democracias que funcionan a países en los que existe este contrapeso
y esta fuerza institucional”, puntualizó en el programa Latinoamérica Piensa.
Al repasar el proceso de redistribución único que
caracterizó a los gobiernos de Lula Da Silva en Brasil, Tereza Campello, ex
ministra de desarrollo social, destacó que la palabra “pobreza” es más amplia
de lo que se cree. “Cuando hablamos de pobreza no sólo hablamos de tener
hambre, también de no tener agua , electricidad, educación , acceso al
consumo”, detalló al momento de explicar la situación de extrema desigualdad
que se vivía en el país antes de la asunción de Lula. Campello defendió el
programa modelo que implementó Lula para sacar a millones de la pobreza, el
Bolsa Familia, que complementó los ingresos de, “familias que trabajaban y aún
trabajando no recibían lo suficiente”.
“Cuando decimos que los niños salieron de la situación de
desnutrición, no es solo porque tienen comida sino también porque tiene este
acompañamiento médico. Nosotros tuvimos una transformación muy grande en
Brasil. En Brasil, en el nordeste, morían decenas de niños por día”, destacó la
ex funcionaria en diálogo con Nicolás Trotta.
Los números acompañan sus declaraciones porque según contó
la mortalidad infantil en Brasil se redujo al 60 por ciento gracias a este
programa. “Hoy llega a 14 millones de familias, cerca de 47 millones de
personas y gasta menos de 0.5 por ciento del PBI”, resaltó. Campello insistió
que en Brasil “la gente pasaba hambre por una decisión política” y no porque
“no hubiese comida”, dado que el país es un gran productor de alimentos, sino
“porque las elites no estaban dispuestas a distribuir lo mínimo para la población”.
“Ha sido una de las deudas que hemos dejado con la población brasilera no haber
hecho una reforma política profunda, no haber avanzado con la reforma
tributaria”, se lamentó ante la crisis que atraviesa el país. Para Franklin
Ramirez, doctor en sociología política de Ecuador, hay que bucear también en la
configuración política y la articulación social de los partidos, como el
Alianza País allí, para entender por qué es tan difícil avanzar en políticas
transformadoras. “Mientras Rafaél Correa, más fuerte se hizo en el voto, fue
cerrando el espacio de articulación política dentro de su propia fuerza”,
detalló al destacar que mientras se acelera esa confrontación “se generan
resentimientos políticos muy complicados” y por ende se ve afectada la capacidad
de reconfigurar el estado para lograr reformas.
“Las transformaciones de la década están muy ligadas a una
alta capacidad de recuperar los instrumentos de acción pública que permiten al
Estado regular la economía, controlar los mercados, planificar el desarrollo y
redistribuir la riqueza. Sin embargo, no tuvo un correlato claro en las
articulaciones sociopolíticas en Alianza País como un engranaje más abierto”,
completó el especialista.
Publicado en La Nota, Latinoamérica // TOMADO DE PAGINA 12
DE AR
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