Pesca: crecen las
exportaciones, pero hay fuertes cambios en la industria
Mar del Plata, el principal puerto pesquero del país, se
resiente por el aumento de la captura de langostinos en las provincias de Santa
Cruz y Chubut; preocupación de los fresqueros y procesadores por la caída de la
actividad en tierra y la reducción de puestos laborales Roberto Garrone
Fuente: LA NACION
MAR DEL PLATA. La industria pesquera nacional colecciona
claroscuros singulares. El año pasado el sector fue dueño de uno de los brotes
verdes que se pudieron exhibir como sinónimo de prosperidad y crecimiento.
Los brotes fueron regados por el langostino y el calamar.
Los dos recursos inclinaron los números favorables para que las exportaciones
crecieran un 6,9% en volumen y un 16,4% en valor en relación al 2016.
Pero los números de la estadística oficial explican una
parte del fenómeno. La otra cara de la moneda tiene a Mar del Plata entre las
sombras con una reducción de los desembarques de pescado fresco que paralizan
el ritmo laboral en tierra.
La ciudad sigue siendo el principal puerto pesquero del país
con el 57% de las descargas, ocupa unos 17 mil puestos de trabajo y en toda la
cadena productiva intervienen alrededor de 140 empresas, unas 80 cooperativas y
más de 500 embarcaciones. La fuerte caída en el nivel de actividad pone en
jaque a toda la estructura.
"La industria del procesamiento del pescado fresco en
sus distintas especies, pero especialmente la merluza hubbsi, está en un fuerte
retroceso desde el año 2014", reconoce Diego García Luchetti, presidente
de la Cámara de Armadores de Buques Fresqueros.
No hay una sola causa que explique el fenómeno: "Falta
de rentabilidad por los elevados costos de producción, alta conflictividad en
el sector de fileteado, juicios laborales. Todo esto ha llevado a una constante
desinversión", dice el dirigente.
El modelo que fomenta la Subsecretaría de Pesca hasta el
momento tiene claros ganadores: la merluza que no pescan los fresqueros
ocupados en el langostino regresa a la administración para alimentar un fondo
de reasignación establecido por la ley federal de pesca. En 2017 se devolvieron
33 mil toneladas. En aquel momento, cuando se conoció ese dato, el secretario
general del Sindicato Marítimo de Pescadores (Simape), Pablo Trueba, denunció
que los barcos congeladores se quedaron con más de la mitad.
1978 millones de dólares fue el valor que alcanzaron las
exportaciones del sector pesquero el año pasado
Esta flota no está en crisis, sino todo lo contrario. En
2010 declaraban desembarques de merluza del efectivo sur, el más importante de
la pesquería, por 85.267 toneladas. En 2014 fueron 94.538 toneladas y el año
pasado algo más de 120 mil. Incluso más que la fresquera, que aportó 108 mil
toneladas.
Cristina Ledesma, secretaria General del Sindicato Obrero de
la Industria del Pescado (SOIP), sentencia que "parece evidente que la
Argentina carece de una política pesquera capaz de defender los puestos de
trabajo en tierra".
"Si la hubiera, mantendrían algún incentivo al filet
procesado en las fábricas del puerto o se lo quitarían al procesado en las
fábricas flotantes, que va al mismo mercado brasileño que el fresco",
añade, y dice que, además, las fileteadoras automáticas de las congeladoras
entregan un producto sin espinas.
Crisis laboral
Estas desventajas frente al modelo congelador explican la
mudanza de los fresqueros a la pesca de langostino y la reducción del pescado
fresco en los muelles del puerto. Fernando Mellino, presidente de la Cámara de
Frigoríficos Exportadores de la Pesca (Cafrexport), señala que "en las
últimas semanas apenas quedaron unos 25 barcos para alimentar los turnos de
trabajo de más de 5 mil obreros".
El pescado es insuficiente y las consecuencias se sienten en
las calles del puerto donde han cerrado varios establecimientos:
"Frigorífico Poletti", "Loba Pesquera", "Inser",
casi media docena de fasoneras que cortaban pescado para terceros. La que no
bajó la persiana, redujo personal. Ya van casi 600 en los últimos 30 meses.
En este escenario, el modelo fresquero parece estar agotado
y hasta empresas líderes como Giorno (Grupo Valastro) se han desprendido de su
flota al fresco y también reducen sin pausa su plantilla de personal efectivo.
"La elaboración de filets tiene hoy una rentabilidad negativa",
asegura Fernando Rivera, presidente de la Cámara de Industrias Pesqueras
Argentinas (Caipa).
Fuente: LA NACION
Capturas, exportaciones y esfuerzo pesquero
En tanto, el langostino es el Messi de la pesca nacional. Su
salvador. El año pasado se exportaron 184.607 toneladas del marisco, que
generaron 1222 millones de dólares. Un recurso que históricamente representaba
el 25% de las exportaciones ictícolas, en 2017 representó el 61%.
Los desembarques que hace una década atrás llegaron a las 47
mil toneladas, el año pasado alcanzaron más de 230 mil toneladas y sus ventas
al exterior llegaron a las 185 mil toneladas. Mucho del resto llegó en camiones
a Brasil. "De contrabando", señalan desde el sector, ya que el vecino
país no autoriza importaciones del marisco.
La sobreabundancia del recurso aún no tiene una explicación
certera por parte de los científicos del Instituto Nacional de Investigación y
Desarrollo Pesquero (Inidep), aunque desde el "Programa Crustáceos"
han advertido el riesgo que corre la especie ante el crecimiento sostenido del
esfuerzo pesquero. Hay más barcos, con más potencia, sobre un recurso que no es
infinito.
El que más polémica despertó al sumarse a la faena fue el
"José Américo", un congelador que la empresa Moscuzza mandó a
construir en astillero Armón, Vigo, España. Pero, según indican algunos
fresqueros, el buque no cumple con la reformulación aprobada a fines de
diciembre del 2015 en el que recibió 2600 toneladas de langostino de un barco
que pescaba calamar.
Los buques tangoneros tampoco cumplen con las resoluciones
1113/88, 153/2002 y 7/2008 que regulan el tipo de flota que puede acceder a la
pesquería y fija límites de eslora y potencia del motor. Mide 47 metros de
eslora máxima total, cuando el límite es 39,90 metros y tiene una potencia
superior a los 1600 HP. Nada de eso importó y el buque hoy opera sin ninguna
restricción.
Barcos fresqueros. Son los que traen el pescado fresco a
tierra, conservado a través de hielo en escama. La materia prima es procesada
en plantas en tierra para la exportación
El último en quedar habilitado fue un moderno fresquero
doble cubierta construido en el astillero Federico Contessi. El
"Acrux" reemplaza al "Judith I", un barco inactivo hace
casi una década, el cual tenía un permiso "irrestricto" aunque nunca
había pescado langostino.
Ante al crecimiento del esfuerzo pesquero el langostino
responde con mayor abundancia. Por esa abundancia y el corrimiento de flota,
hay una merma no solo en las capturas de merluza fresca sino también de variado
costero.
Los envíos de pescado congelado, dominados por merluza
hubbsi y especies del variado costero (corvina, pescadilla, lenguado y rayas)
exportados el año pasado, registraron una merma significativa del 16,3% en
volumen y un 9,7% en valor. Esos números explican, en parte, la crisis laboral
que atraviesa la industria en Mar del Plata, las primeras sombras que se
esparcen por la principal actividad económica de la ciudad.
Mar del Plata sigue dominando en la torta de desembarques,
aunque esa porción es cada vez más chica. En el primer semestre de 2018, la
estadística oficial de la Subsecretaría de Pesca marca que las descargas
generales en todos los puertos marítimos descendieron un 8%.
En Mar del Plata la merma trepó al 15% y se explica por el
descenso de merluza, tanto del efectivo sur como del norte, el más próximo al
puerto, y que la flota no descuenta del régimen de cuota individual.
Barcos congeladores. Son aquellos que capturan y procesan el
pescado a bordo, por lo que son llamados fábricas flotantes ""
A su vez, el 12 de agosto venció el decreto 639 que había
firmado el presidente Mauricio Macri hace un año para mejorar los reintegros a
la exportación de merluza y variado costero que aportaba la flota fresquera,
una señal enviada para atemperar exclusivamente los efectos de la crisis en Mar
del Plata. "Vamos a tratar de prorrogarlos, pero está muy difícil",
reconoció Juan Manuel Bosch, subsecretario de Pesca. No solo no se renovó, sino
que a las pocas horas llegó el anuncio de la erosión del 66% a todos los
reintegros.
Si los mejores reintegros no alcanzaron para convencer a los
armadores de quedarse en Mar del Plata para pescar merluza y no buscar
langostino en la Patagonia, la situación actual no es alentadora. En los
últimos cuatro años una larga lista de barcos costeros y fresqueros se mudaron
de puerto de manera definitiva.
En abril se fueron otros 60 buques a pescar langostino y
regresan en noviembre. ¿Por qué? La razón radica en costos: un armador de un
barco de dos mil cajones ahorra nueve mil litros de combustible en una marea
corta de langostino desde Bahía Camarones, Chubut, en lugar que desde Mar del
Plata. Con buen tiempo, puede hacer hasta ocho mareas al mes.
Lo que queda en el Puerto de Mar del Plata no alcanza para
alimentar un circuito que necesita pescado fresco casi como el oxígeno.
"Estamos trabajando un 60% menos de lo que lo hacemos cuando todos los
barcos están", expresa Mellino.
Sin el beneficio del decreto 639 los industriales dicen que
pierden casi 100 dólares por cada tonelada de merluza que exportan a Brasil.
Mientras tanto, al sur de la Avenida Juan B. Justo, queda
toda una cadena productiva cuyos eslabones mayoritarios lucen inactivos, con
miles de puestos de trabajo a la deriva. Los cambios en la industria se hacen
sentir.
La industria se transforma y desvanece una postal histórica
Fuente: LA NACION -
Crédito: Mauro V. Rizzi
Con sus lanchas artesanales color naranja, la banquina chica
del puerto forma parte de los lugares característicos que regala Mar del Plata
a los turistas que la visitan. Hace dos décadas atrás flotaban más de 80
embarcaciones. Ahora no llegan a 20.
El fenómeno que desvanece la postal también tiene que ver
con la pesca de langostino. Muchos armadores han utilizado el permiso de pesca
irrestricto de las lanchas artesanales, autorizados a pescar todas las
especies, para reformular otro proyecto pesquero de un barco más grande e
ingresar a la pesquería del marisco.
Como lo único que tiene valor es el permiso, como cáscaras
de nuez vacías e inservibles, los cascos de madera de las embarcaciones se
amontonan a un costado de la banquina, como testigos privilegiados de los
cambios profundos que se viven en la pesca.
A fines del siglo pasado se contaban más de 80 lanchas
"de rada o ría descubiertas", de menos de 13 metros de eslora, como
dice el permiso de pesca nacional y la estratificación de flota que determina
la Prefectura Naval Argentina.
"Siempre Sara Madre", "Tte Cnel Romeo Aralde",
"Mi lucha", "La Pascuala", "Nueva Angela Madre",
"Nueva Nuncia Conti", "La Julia", "Don Nino",
"San Juan José", "Siempre Graciosa", "Cristo
Rey", "Nueva Augusta", "Siempre Maria Madre",
"Due Fratelli", "Siempre Libertad", "Alba II" y
"Príncipe Azul", son las últimas de un grupo que tiñó de colores
vivos el espejo interior del puerto. Las que todavía les escapan a los
mencionados cambios.
En estos meses han pescado cornalitos, besugos, lenguados,
pescadillas y ahora corvina desde el Río Salado en la Bahía de Samborombón.
Siempre y cuando no sople viento fuerte o haya mal tiempo, que les impida
abandonar la orilla.
La flota artesanal ha sido declarada en Emergencia Pesquera
por falta de recursos disponibles, pero no ayudó en mucho. "Solo podemos
ausentarnos 24 horas del puerto y tenemos un radio de acción de 15 millas. Así
nos condenan a desaparecer", aseguró Luis Ignoto, presidente de la
Sociedad de Patrones Pescadores, la entidad que las agrupa, a metros de una
banquina que está al borde del naufragio. Por: Roberto Garrone // tomado de la nación
de ar
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