Niños son los más afectados por el desastre ambiental de la laguna Alalay
José
Romero COCHABAMBA |
Al promediar las 11 de la mañana los olores nauseabundos de
la laguna Alalay comienzan a asentar en los vecindarios y hay quienes sufren
las consecuencias de este desastre ambiental, como los niños que pasan clases
en cinco centros educativos a cortas distancias de este espejo de agua.
Casos de estudiantes con náuseas, dolores de estómago y de
cabeza comienzan a ser recurrentes. Algunos comenzaron con la iniciativa de
llevar sus propios barbijos para tratar de reducir los efectos de estos gases.
Con su capacidad reducida significativamente y siendo
también un foco de infección, la laguna Alalay atraviesa su peor crisis.
Aguas
de la laguna Alalay Uno de los colegios más cercanos es la Unidad
Educativa 26 de octubre, que se encuentra en la parte sur de la Laguna. “Los
niños ya no se van con esas ganas de almorzar, se van con náuseas, con dolores
de cabeza y cuando hay más viento el olor se siente más”, manifestó
Patricia Ramírez, subdirectora y profesora de esta unidad educativa.
El colegio tiene ocho años y cuenta con 670 estudiantes. Ramírez
afirma que este año la intensidad de los olores nauseabundos aumentó de manera
significativa, sobre todo desde el incidente suscitado el pasado mes de
marzo cuando miles de peces aparecieron muertos en las orillas.
“Se cierran las ventanas para que no circule mucho el aire
en las aulas. Esto no debería ser así, hace mucho calor y necesitamos abrir las
ventanas, pero tenemos que cerrar para que no entre mucho el aire”, indicó
Ramírez. Asimismo mostró su alivio por la pronta finalización del año escolar
para que los niños no estén demasiado expuestos a estos gases tóxicos.
Melani, de 11 años, se encuentra finalizando el sexto curso
de primaria, está al tanto de la situación de la laguna Alalay y del alto grado
de contaminación. “Esos olores causan dolores de cabeza, a veces vómitos.
Estos olores se sienten más en la mañana”, afirma.
Silvia Tapia, educadora del Centro Infantil Semilla de
Mostaza, lugar que trabaja con niños de escasos recursos, manifiesta
que existe una fuerte presencia de olores que está causando diarreas en los
niños más pequeños.
“Nosotros ya no sacamos a los niños mucho al patio porque
sabemos que vienen vientos y olores que puede estar trayendo enfermedades”,
dijo Tapia.
La cianobacteria Arthrospira fusiformis que predomina en
Alalay genera una toxina peligrosa. Un estudio realizado por la
Universidad Católica Boliviana (UCB) y elaborado por el ecólogo Eduardo
Morales, revela que la nueva bacteria es altamente patógena para el ser humano.
La laguna actualmente se encuentra con menos del 30 por ciento de
agua de su capacidad y a lo largo del año sufrió varios desastres ambientales.
“La gente que vive a su alrededor acumula concentraciones
detectables de toxinas (…) son concentraciones suficientes como para inducir
procesos cancerosos tumorales en órganos internos como hígado riñones, etc.”,
describe el informe.
El concejal Edwin Jiménez anunció hoy que solicitará ante
Concejo Municipal la declaratoria de desastre.
Foto Un ave en la laguna Alalay. Gerardo Bravo tomado d e
los tiempos de Bolivia
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