Cambio climático
Una máquina para salvar al mundo
Una empresa suiza inventó un dispositivo para sacar el
dióxido de carbono de la atmósfera, el gas que calienta el clima, algo que se
creía imposible.
Invento. Christol Gebald y su aparato para extraer CO2 del
aire.
Marina Aizen Revista VIVA
Cambio Climático y
Calentamiento Global
En la lista de los inventos más relevantes de los últimos
tiempos figura –increíblemente– un aparato cuyos elementos centrales son apenas
un ventilador y un filtro. Su función es capturar el dióxido de carbono (CO2)
directamente del ambiente, algo que hasta hace muy poco se creía imposible.
Este gas invisible e incoloro, que liberamos hacia la atmósfera como si ésta
fuera un tacho, es el culpable del cambio climático. Pero una vez capturado,
puede servir para fabricar objetos o se lo puede convertir en piedra.
La máquina es el producto de dos ingenieros que se
conocieron en 2003 en la Universidad de Zurich: Christoph Gebald y Jan
Wurzbacher. La compañía que fundaron, Climeworks, es la primera en el mundo en
comercializar CO2 a partir de su extracción directa del aire.
Una máquina para
salvar al mundo
En Islandia, convierten en piedra al CO2 extraído
directamente del aire.
Montado sobre un incinerador de basura en un suburbio de
Zurich, está uno de los prototipos de esta máquina. Se encuentra sobre una
terraza con vista a los Alpes suizos, cuyos glaciares cada vez tienen menos
volumen. De allí, succiona el CO2, que luego será vendido a un invernadero
cercano. El invernadero utiliza el gas como fertilizante para las hortalizas. Y
así logra hacerlas crecer un 20 por ciento más.
El CO2 es un gas esencial en la Tierra, ya que se encarga de
atrapar el calor del sol. Esto permite que nuestro planeta tenga un clima
adecuado para el desarrollo de los seres vivos. Pero todo cambió cuando
empezamos a liberarlo en exceso, a través de la quema de combustibles fósiles.
Empezó alrededor del año 1750, con el invento de la máquina de vapor. Así se
fue alterando el balance natural de CO2: primero de forma gradual, luego,
brutal.
Valentin Gutknecht es el director comercial de Climeworks.
Ibamos a vernos en Zurich, pero al final terminamos hablando por Skype, así que
esta nota tiene una huella de carbono menor. El afirma que para alcanzar una
solución a la crisis climática se necesitará “una gran cantidad de soluciones”.
Y el confía en que el invento de su empresa esté entre ellas.
De gas a piedra: así queda el CO2 que fue capturado de la
atmósfera.
“Lo que hace nuestra máquina es capturar CO2 del aire del
ambiente. Lo hace en un proceso de dos pasos. Usamos ventiladores para inyectar
aire dentro del aparato. Adentro hay filtros de un material que atrapa el CO2.
Después de tres horas de funcionamiento de los ventiladores, los filtros se
saturan de CO2. En ese momento, cerramos las cajas, las calentamos a 100 grados
y el CO2 se libera otra vez del filtro en una forma pura”, cuenta.
"Quedan tres
años para salvar al mundo"
El CO2 puede ser utilizado para muchas cosas: además de
fertilizante, se transforma en materia para hacer objetos, para reforzar el
cemento o para producir combustibles. Todo esto es el desafío del futuro: usar
el gas que se encuentra en la atmósfera en vez de ir a buscar más combustibles
fósiles que están debajo de la tierra. Ya hay varios emprendedores que se han
embarcado en este objetivo en todo el mundo. El exceso de CO2 es tan grande que
material no les va a faltar.
800 mil años atrás. Antes que descubriéramos el potencial
energético del carbón, había 280 partes por millón (ppm) de CO2 en la
atmósfera. Hoy hay más de 400 ppm, un nivel que no se ha registrado en 800 mil
años. Entonces, ni siquiera existíamos como especie. Esto se tradujo en una
suba de la temperatura de 1,1 grados centígrados. Nos parecerá poco, pero ha
hecho crujir las masas de hielo de la Antártida, Groenlandia y los glaciares de
las montañas, con el consecuente aumento del volumen y la temperatura de los
océanos.
La composición de la atmósfera no ha sido siempre igual. Y
tampoco lo ha sido el clima. Pero los cambios que hemos introducido son tan
rápidos que no queda claro si las especies se podrán adaptar. Además, nos
espera un futuro de anegamiento de ciudades costeras, cambios de ciclo de
lluvia y sequía, olas de calor frecuentes, desaparición de los inviernos... Los
científicos señalan que, si no bajamos las emisiones, es posible tener una
concentración de 500 ppm en las próximas décadas. Esto significaría un aumento
de varios metros del nivel del mar.
En el ciclo normal de la vida, el CO2 es absorbido por la
vegetación y los océanos. Pero como producimos más CO2 de lo que naturalmente
se puede reciclar, el gas se empieza a concentrar en la atmósfera. Este
permanecerá cientos de años allá arriba, donde no lo podemos ver, pero lo
podemos sentir. Además, su exceso está volviendo más ácidos a los mares, lo que
complica la supervivencia de ecosistemas completos.
Aún si dejáramos de quemar combustibles fósiles, que son los
principales culpables de lo que sucede, habría que buscar una forma para
remover el CO2 de la atmósfera. Una manera natural, es restaurando los bosques
que han sido arrasados para monocultivos como la soja, el azúcar, la palma,
etc. Pero otra forma es tratar de sacarlo con máquina s como las de Climeworks.
De piedra. Acaso, el descubrimiento más deslumbrante haya
sido poder convertir el CO2 en roca. Esto lo hizo Climeworks en conjunto con la
empresa de electricidad de Islandia, donde lograron extraer el gas directamente
del ambiente y lo inyectaron bajo tierra. En sólo dos años, consiguieron
solidificar el gas en la piedra, un proceso que ocurre de manera natural. Sólo
que aquí lo hicieron de forma mucho más acelerada. Y urgente.
“Necesitas piedra basáltica para realizar este proceso. Y
esta es una de las formaciones geológicas más comunes en el mundo. Está en
todos los continentes. Por su puesto, las condiciones son muy favorables en
Islandia. Es un muy buen lugar para empezar. La capacidad geológica de
almacenamiento no va a ser un factor limitante”, dice Gutknecht.
“Si quisiéramos hacerlo en la Argentina, habría que buscar
formaciones de basalto. Luego, necesitas una fuente de calor a 100 grados. Ese
calor puede venir de cualquier tipo de planta de electricidad. Puede ser
nuclear. Puede ser energía solar concentrada. Y también se necesita agua, para
inyectar el CO2. Se está investigando si se puede usar agua de mar para ese
proceso porque el agua es un factor limitante para el proceso”, agrega. Para
convertir el CO2 en roca, se necesita basalto, que es la formación geológica
más común. Y también, gran cantidad de energía.
Carrera. Climeworks no es la única compañía que trabaja en
el problema de la captura de CO2. Tiene competidores en Sillicon Valley, entre
ellos, Global Thermostat, entre cuyos fundadores está la economista argentina
Graciela Chichilinsky, quien dice contar con la tecnología que utilizaban los
nazis para sacar el CO2 de sus submarinos. Pero, hasta ahora, la empresa suiza
está a la vanguardia por haber utilizado el CO2 con fines comerciales. Y la
competencia es muy interesante. Hoy, tiene 9 dispositivos funcionando.
Este proceso es caro. El costo de Climateworks es de 600
dólares por tonelada de CO2, aunque a medida que se replique la tecnología,
dice Gutknecht, el precio tenderá a bajar. La máquina es muy replicable, ya que
sus módulos se producen en serie de la misma forma que se fabrican las partes
para un automóvil.
Para cada necesidad, hay un dispositivo. Una fábrica de
gaseosas, por ejemplo, lo puede instalar en su terraza. Son aparatos pequeños,
que se pueden instalar en cualquier parte. “La clave de la máquina es que se la
puede colocar donde se necesita el CO2, ya sea para producir bebidas o
combustibles o materiales para la construcción. O donde el gas vaya a ser
almacenado”, indica.
La automotriz alemana Audi ya los ha contratado para proveer
el CO2 que se utilizará para el desarrollo de un combustible fabricado a partir
de ese gas. A diferencia de un auto eléctrico, ese prototipo tendría un motor a
combustión como el que quema nafta. La clave es que su impacto en la atmósfera
sería neutro.
“Las economías industrializadas son las que van a tener que
tomar la delantera en las emisiones negativas –asegura Gutknecht–. Si se mira a
los modelos climáticos, se necesitará remover hasta 10 mil millones de
toneladas de CO2 para poder limitar la suba de la temperatura a 2 grados.”
Lamentablemente, material hay de sobra TOMADO DE CLARIN DE AR
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