Murió un hombre en Ramallo; 500 personas fueron evacuadas en
11 distritos
Evangelina Himitian
En el bulevar Colón, de Pergamino, una familia se mudó con
sus pertenencias a la terraza. Foto: Emiliano Lasalvia
PERGAMINO.- Juan Pizarro y su familia todavía estaban
festejando la Navidad cuando el rumor que circulaba por el pueblo se volvió una
amenaza real. No era sólo el pronóstico: iba a llover, y en serio. Otra vez.
Para no alarmar a los suyos, Juan se puso de pie a eso de las 20 y, mientras su
familia comía, buscó las llaves del auto y lo llevó a la casa de su hija, en la
parte alta de la ciudad. Después hizo lo mismo con las dos motos. "¿Qué
hacés, Juan?", le preguntó su mujer. "Va a llover feo", respondió.
Sus palabras fueron el final abrupto de los festejos. No se había equivocado.
Durante la noche, el agua no paró de caer y el temporal dejó sus secuelas.
Una persona murió en Ramallo, luego de que el auto en el que
se trasladaba se despistó y cayó en el interior de un canal. Unas 500 personas
debieron ser evacuadas en esta ciudad y en otros diez distritos del norte
bonaerense afectados por la inundación.
También castigó Ramallo, Colón, Arrecifes, Rojas, Salto, San
Nicolás, Florentino Ameghino, General Villegas, Baradero y San Antonio de
Areco. Como consecuencia, cuatro rutas permanecieron cortadas al tránsito, tres
a causa de la lluvia y una, la ruta 8, por el reclamo de los vecinos que están
hartos de inundarse.
Aquí, en Pergamino, como consecuencia de los 200 milímetros
de agua que cayeron, varios barrios quedaron bajo el agua. En algunos casos,
adentro de las viviendas subió hasta 1,80 metros. Más de la mitad de la ciudad
quedó sin luz.
En la noche del 25, la amenaza de la lluvia que no paraba
fue suficiente como para que en la casa de los Pizarro nadie pegara un ojo en
toda la noche. Ni ellos ni sus perritas Tuqui y Chiara. Esa noche nadie durmió.
La crecida llegó entre las 8 y las 8.30. Aunque habían tomado los recaudos de
levantar las cosas a un metro, el agua superó la expectativa y trepó hasta un
metro y medio. "Más que en febrero último, más que en agosto de 2015, casi
tanto como en 2007, más o menos a la altura de 1995", cuenta Pizarro. Y no
hace falta más para entender que ésta es una historia repetida.
"Justo había cambiado la mesada de la cocina. Quise
tener todo lindo para festejar Navidad. Qué bronca. Las cosas van y vienen.
Pero cuando son tu cosas, esas que hiciste con tanto amor y esfuerzo, duelen
más", dice entre lágrimas. Juan vive a unas tres cuadras del arroyo que
divide Pergamino en dos. Que se desbordó y cambió la cara a la ciudad.
En distintas zonas se ven los devastadores efectos de la
crecida. Hay más de 200 familias evacuadas y autoevacuadas. Y anoche el
panorama era peor, ya que buena parte de la ciudad estaba sin luz porque se
inundó un transformador de media tensión.
El pico de la crecida se esperaba para la tarde, aunque el
cielo, que finalmente se despejó, prometía una tregua. Entonces se instaló la
obsesión por medir el agua. Los vecinos improvisaban sistemas para medir si
estaba creciendo o bajando. Una señora traía la buena noticia a los inundados
que esperaban al borde del agua. Decía que su vecino que es ingeniero había
medido y que el agua ya no estaba creciendo a un ritmo de 8 cm por hora, sino
que había subido 8 cm en cuatro horas.
Un camión semisumergido al costado de la autopista Buenos
Aires-Rosario, en San Nicolás
Un camión semisumergido al costado de la autopista Buenos
Aires-Rosario, en San Nicolás. Foto: Marcelo Manera
Los chicos de Pergamino, ajenos a la desgracia de la
inundación, aprovechaban para meterse a esas piletas formadas en las calles e
improvisaban un carnaval en las orillas.
Las hijas de María Gómez lo vivieron distinto. Ellas
sufrieron en carne propia el miedo a la crecida durante toda la noche. Cuando
amaneció estaban ahí esperando la crecida, que llegó poco después y se llevó su
ropa y sus cosas. Elizabeth, de 7 años, lloraba. La llevaron a la casa de una
tía. Le preguntaba a su mamá por qué otra vez. Y la mamá no sabía qué
responder.
Cintia De la Sota tiene 29 años y vive en el barrio
Centenario. Toda su casa quedó bajo el agua. "Mi hermano fue recién a ver
y había 1,90 m adentro. No se salvó nada. No nos dio tiempo a nada." Se
lamentaba, con el agua hasta las rodillas, en la casa de una amiga que
acumulaba menos caudal que la suya.
Mientras la gobernadora María Eugenia Vidal visitaba la
ciudad, por la calle Florencio Sánchez las canoas y los botes iban y venían
trasladando personas y mascotas. Llevando agua y pidiendo a la gente que no se
quedara adentro de las casas con agua, porque no se sabía cómo iba a
evolucionar el arroyo. Algo similar ocurrió en algunos barrios de Arrecifes,
donde alrededor de 150 personas permanecían evacuadas, luego de que el río
alcanzara una altura de 7,70 metros y provocara anegamientos en 30 viviendas.
"Esta crecida se debe al agua que baja de Pergamino y Colón, donde, al
igual que en este partido, se registró un intenso temporal de lluvia",
explicaban desde el cuerpo de bomberos de esa ciudad.
La peor cara
Quizás esa sea la peor cara de la inundación. Pasado el peor
momento, y cuando el agua empieza a bajar, son las otras localidades cercanas
las que reciben el impacto de la llegada de ese volumen líquido.
Algo que ayer se temía, por ejemplo, en San Antonio de
Areco. Al mediodía, aunque el río Areco no se había desbordado, la crecida de
ríos y arroyos de la región hacía temer una nueva inundación, sobre todo cuando
se escurriera el agua de Pergamino y Arrecifes. Ante la inquietud de los
vecinos, que temían volver a inundarse, el intendente de Areco, el kirchnerista
Paco Durañona, expresó en Twitter su preocupación por cómo afectaría la noticia
al turismo de la región y difundió una foto que mostraba que el río no se había
desbordado. Sin embargo, durante el recorrido de LA NACION por la zona, muchos
campos a la vera de la ruta 8 tenían agua en su superficie. Incluso, en algunos
tramos, había vecinos que se habían inundado y estaban luchando para poner a
salvo sus pertenencias previendo una crecida. "Los problemas concretos
fueron provocados por una obra en la autopista", dijo el intendente.
"Avísele a Vialidad Nacional", tuiteó.
En otras provincias
Santa Fe
Evacuados
En Santa Fe, hubo ayer más de 150 personas evacuadas, y al
menos 10 rutas nacionales y provinciales cortadas por las inundaciones.
Localidades
El Gran Rosario fue la localidad más afectada por las
lluvias. También sufrieron con las inundaciones María Teresa y Venado Tuerto.
Operativos
Se realizaron diversos operativos para evitar accidentes
viales e impedir el ingreso del agua en las viviendas.
Clima
Sobre el final de la tarde de ayer, el tiempo comenzó a
mejorar, por lo que se estima que la situación podría mejorar para hoy.
Córdoba
Sierras Chicas
En Mendiolaza, Río Ceballos y Salsipuedes, a unos 30 km de
la ciudad capital, una tromba de agua descalzó pasarelas y viaductos
peatonales, abrió socavones en varias calles y dañó las bases de un vado.
Punilla
La cola de tornado, con vientos de más de 100 km/h, tiró
unos 150 árboles, cables de energía eléctrica, postes de alumbrado y techos en
La Falda y La Cumbre.
El sur provincial
La ruta 10 fue cortada en el tramo que une Jovita y General
Lavalle, debido al descalzamiento de dos alcantarillas como consecuencia de las
fuertes corrientes de agua. En la zona, hubo unos 80 evacuados.
Salta
Evacuados
Un temporal de lluvia, viento y granizo obligó ayer a
evacuar a 19 personas del barrio Siglo XXI en la capital provincial. Volaron
techos, cayeron árboles y hubo anegamientos. Tomado de la nación de ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario