jueves, 29 de diciembre de 2016

SIN MEDIO AMBIENTE NO HAY BIENESTAR

, ¿BIENESTAR SIN MEDIO AMBIENTE?: ¡IMPOSIBLE! por Cecilia Lopez Montaño 
Los que hemos asumido responsabilidades públicas en temas relacionados con el medio ambiente, nos hemos enfrentado históricamente a un mismo fantasma: el crecimiento de la economía, que con frecuencia es la definición —pero incompleta—, de desarrollo.
Si el crecimiento del Producto Bruto Interno (PIB) es no solo el que mide el éxito de las políticas económicas sino de todo el esfuerzo público, cualquier decisión que restrinja la producción o le ponga condiciones que eleven su costo o limiten su extensión geográfica, es un anatema. Pobre aquel que se atreva a interferir la dinámica de una tasa positiva y alta de expansión del PIB.
No debe sorprender, entonces, que la política ambiental, en muchos países en desarrollo y particularmente en Colombia, se enfrente con frecuencia a la reacción negativa y con mucho peso político de: la industria contaminante, los productores que aman los páramos, los que envidian las grandes extensiones de parques, o aquellos empresarios agropecuarios que ven en el secamiento de humedales la oportunidad de su vida para extender su propiedad (para cultivo o ganadería).
Lo interesante es que no solo la política es dinámica —como dicen en Colombia para justificar la carencia de ideología de nuestros líderes—.
Los graves problemas, no solo económicos, sino sociales, que vive actualmente la humanidad, como el profundo desequilibrio entre aquellos que todo lo tienen y otros que, por el contrario, carecen de todo, han cambiado la gran prioridad del desarrollo.
Luego, la economía es dinámica, porque ahora de lo que se trata es del bienestar de la población como objetivo real del desarrollo. Por fin se acepta que el solo crecimiento económico y la desigualdad pueden ir peligrosamente juntos. Parecería demasiado fácil, pero la nueva realidad que enfrenta el mundo es que si el bienestar es el nuevo objeto del crecimiento económico, se acaba la incompatibilidad entre desarrollo y medio ambiente.
Esta es la gran conclusión de la Comisión sobre la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, presidida por Joseph Stiglitz y Amartya Sen.
Sus reflexiones son contundentes: “lo que se mide tiene una consecuencia en lo que se hace; pero si las mediciones son defectuosas, las decisiones pueden ser inadaptadas. La elección entre aumentar el PIB y proteger el medio ambiente puede ser una falsa elección, si la degradación del medio ambiente se incluye correctamente en nuestras mediciones del desarrollo económico. Más aún, (...) es posible que la tendencia de medir cambios progresivos no refleje los riesgos de deterioro brusco del medio ambiente como en el caso del cambio climático”.
Y agrega: “Además, hace mucho que se estableció que el PIB era una herramienta inadaptada para evaluar el bienestar a lo largo del tiempo, en particular en sus dimensiones económica, medioambiental y social, algunos de cuyos aspectos se suelen designar con el término de sustentabilidad.”
¿Se requiere algo más para eliminar el fantasma? TOMADO DE EL COLOMBIANO


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