Nuevas pistas sobre
el secreto de la longevidad
Los humanos tenemos mucho en común con la mosca de la fruta
o Drosophila melanogaster. FOTO SSTOCK
Cada vez hay más pruebas de que somos lo que comemos o, en
este caso, lo que comen las bacterias que viven en nuestro intestino, y esto
podría tener una influencia en la manera en que envejecemos.
Experimentos con Moscas de la Fruta muestran una mayor esperanza
de vida gracias a una combinación de probióticos y un suplemento a base de
hierbas. Tenga en cuenta que genéticamente hablando, los humanos y las moscas
de la fruta son sorprendentemente parecidos, según dijo la bióloga Sharmila
Bhattacharya del Centro de Investigación Ames de la Nasa.
“Aproximadamente el 61 % de los genes de enfermedades humanas que se conocen
tienen una contrapartida identificable en el código genético de las moscas de
la fruta, y el 50 % de las secuencias proteínicas de la mosca tiene análogos en
los mamíferos”.
Científicos de la Universidad McGill alimentaron moscas de
la fruta con una combinación de probióticos y un suplemento herbal llamado
Triphala que fue capaz de prolongar la longevidad de las moscas en un 60 % y
protegerlas contra las enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento.
El estudio, publicado en Scientific Reports, se
suma a un creciente cuerpo de evidencia de la influencia que las bacterias
intestinales pueden tener en la salud. Los investigadores incorporaron un
simbiótico, hecho de probióticos con un suplemento rico en polifenoles, en la
dieta de las moscas de la fruta.
Las moscas alimentadas con el simbiótico vivían hasta 66
días de edad, 26 días más que las que no tenían el suplemento. También
mostraron rasgos reducidos de envejecimiento, como el aumento de la resistencia
a la insulina, la inflamación y el estrés oxidativo.
“Los probióticos cambian drásticamente la arquitectura de la
microbiota intestinal, no solo en su composición sino también en la forma en
que se metabolizan los alimentos que comemos”, dijo Satya Prakash,
profesor de ingeniería biomédica en la Facultad de Medicina de McGill y autor
principal del estudio al portal Science daily. “Esto permite que una sola
formulación probiótica actúe simultáneamente sobre varias vías de señalización
bioquímica para provocar efectos fisiológicos amplios y beneficiosos”.
Debido a la similitud de la genética con las moscas, esta
nueva información podría indicar el camino parque cumpla muchos años más
RADIOGRAFÍALA CONEXIÓN INTESTINO CEREBRO
Los autores también argumentan que los hallazgos pueden
explicarse por el “eje del intestino-cerebro”, un sistema de comunicación
bidireccional entre los microorganismos que residen en el tracto gastrointestinal,
la microbiota, y el cerebro. En los últimos años, los estudios han demostrado
que el eje del intestino-cerebro está involucrado en cambios neuropatológicos y
en una variedad de condiciones tales como el síndrome del intestino irritable,
la neurodegeneración e incluso la depresión.
HELENA
CORTÉS GÓMEZ Periodista, científica frustrada, errante y enamorada
de los perros. Eterna aprendiz.// TOMADO DE EL COLOMBIANO
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