Vivimos en una sociedad que esconde nuestro vínculo con
el medio natural que nos sostiene. No es un error: los mismos intereses
económicos que se benefician del saqueo de nuestro planeta son los que intentan
convencernos de que esa destrucción no es un problema grave.
A los que vivimos en el Planeta Azul, a aquellos seres
vivientes cuyo cuerpo es un 70 por ciento de agua, debería sorprendernos la
indiferencia de nuestra sociedad ante los altísimos niveles de contaminación de
la cuenca Matanza-Riachuelo. Los intereses creados tratan de hacernos creer que
la naturaleza es algo que ocurre lejos y no en nosotros mismos.
En cambio, la defensa de esa naturaleza requiere
conocerla y además percibirla. Por eso nuestra insistencia en recordar una y otra vez los ritmos de la
naturaleza, a través de manifestaciones culturales literarias y pictóricas.
Además,
comparto con ustedes mi último libro: "¿Por qué el Riachuelo
sigue contaminado?". La obra analiza similitudes y diferencias con el saneamiento del río
Támesis en Gran Bretaña. Se publica como Informe del Observatorio de Derechos
Ambientales de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y lleva un
prólogo del Defensor del Pueblo, Alejandro Amor. Este trabajo es una
aproximación a la historia ambiental comparada.
Recordemos
que la contaminación es una de las formas más tremendas y evitables del dolor
humano y que siempre afecta a los más pobres. A personas que respiran aire y
beben agua de peor calidad que los demás, comen alimentos dudosos y sus hijos
juegan en tierra contaminada. Esta concepción considera que los temas
ambientales no pueden tratarse en forma independiente del estudio de la
sociedad que los genera.
Así como
la estadística es una herramienta indispensable de la historia económica, los
testimonios gráficos, artísticos o literarios, son herramientas auxiliares de
la historia ambiental. Para la historia tradicional, el lugar en el que ocurren
los hechos puede ser considerado como casi irrelevante, ya que pone el acento
en sucesos políticos y económicos que transcurren en períodos acotados. Por
contraste, la historia ambiental es la historia del territorio y la de los
fenómenos de larga duración que lo afectan.
La
primera diferencia importante entre el Támesis y el Riachuelo es la continuidad
de la gestión y del reclamo social por la contaminación. La contaminación en
Londres es un problema social calificado como importante y atendido casi sin
interrupciones (salvo las Guerras Mundiales) desde por lo menos mediados del
siglo XIX.
Por el
contrario, la preocupación por la contaminación del Riachuelo tuvo una
evolución fuertemente discontinua. Del mismo modo, los estudios científicos
realizados sobre la cuenca Matanza-Riachuelo fueron ocasionales. No
respondieron a un plan predeterminado y no siempre fueron comparables entre sí,
por el uso de metodologías diferentes.
Los
actores sociales involucrados en uno y otro caso son muy diferentes. En el caso
británico, el río atraviesa el área histórico monumental más emblemática de
riqueza y poder del país, incluyendo la Abadía de Westminster y la sede del
Parlamento. Su capacidad de presión política es muy superior a la de las
víctimas de la contaminación del Riachuelo, relegadas al patio trasero de
Buenos Aires.
Tal vez
por ese motivo, la limpieza del Támesis fue siempre un tema de aceptación casi
unánime en la sociedad británica, sobre la cual hubo políticas públicas
definidas, iniciadas por el Parlamento británico, casi sin oposición. Por el
contrario, en el caso del Riachuelo el interés por su saneamiento fue tan
escaso que se requirió una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación para iniciar lo poco que hicieron hasta ahora.
En esta
entrega ustedes reciben:
- Un
texto de Charles Darwin, de su diario de viaje alrededor del globo,
donde expresa el asombro de un inglés que queda deslumbrado al descubrir
un invierno imperceptible en el trópico del Brasil.
- La
obra de arte que acompaña esta entrega es "Mineros en la
nieve", de Vincent Van Gogh, donde vemos el duro contraste de las
situaciones idealizadas anteriores con la vida de quienes deben trabajar
en condiciones difíciles.
- Pueden
bajar en forma gratuita mi libro "¿Por qué el Riachuelo sigue
contaminado?" de este enlace, y por supuesto comentarme lo
que piensan:
Para cualquier comunicación prefiero envíen un mail
a
Quiero saludarlos en el comienzo del invierno. (Y del
verano para los amigos del Hemisferio Norte)
Un gran abrazo a todos
Antonio Elio Brailovsky.
“Todo el mundo ha oído elogiar la belleza del pasaje
próximo a Río de Janeiro. Durante los meses de mayo y junio, comienzo del
invierno en este país, el clima es delicioso”.
“A menudo caían fuertes aguaceros; pero los cálidos
vientos del sur secaban con rapidez el suelo y podía pasearse con gusto. Cuando
esa tempestad pasó por los bosques que rodean al Corcovado, las gotas de agua
que chocaban contra la multitud innúmera de hojas producían un ruido extraño.
Podía oírse a un cuarto de milla de distancia y se asemejaba al de un torrente
impetuoso. ¡Cuánta delicia, después de un día de calor, sentarse tranquilo en
el jardín hasta que se hiciera de noche!”
“En esos climas, la naturaleza elige para su música vocal
artistas más humildes que en Europa. Una rana pequeña, del género Hila, se pone
en un tallo como a una pulgada por encima de la superficie del agua y deja oír
un canto muy agradable; cuando hay varias juntas, cada una da su nota armónica.
Las patas de esos animales terminan en pequeñas ventosas, y noté que podían
trepar a lo largo de un espejo puesto verticalmente. Numerosas cigarras y
numerosos grillos hacen oír al mismo tiempo su grito penetrante, pero que, sin
embargo, aminorado por la distancia no deja de ser agradable. Ese concierto
empieza todos los días en cuanto anochece. ¡Cuántas veces me ha ocurrido
permanecer inmóvil allí escuchándolo, hasta que me llamaba la atención el paso
de algún insecto curioso!”
“A esa hora vuelan de seto en seto las moscas luminosas;
en una noche oscura puede percibirse a unos 200 pasos la luz que proyectan”.
“Un día me llamó la atención mucho una observación de
Humboldt. El gran viajero alude a menudo «a los ligeros vapores que sin
disminuir la transparencia del aire hacen más armoniosas las tintas y suavizan
los contrastes». Este es un fenómeno que nunca observé en las zonas templadas.
La atmósfera sigue transparente hasta una distancia de media milla a tres
cuartos de milla; pero si se mira a mayor distancia, todos los colores se
funden con una suavidad admirable en un tono gris algo azulado”.
“Otra vez salí muy temprano y me fui a la montaña del
mastelero. El fresco era delicioso, el aire estaba embalsamado; las gotas
brillaban aún sobre las hojas de las grandes liliáceas, que sombreaban
arroyuelos de agua cristalina. Sentado en un peñón de granito, ¡qué placer
sentía en observar! Desde esa elevación el paisaje adquiere sus matices más
brillantes; las formas y los colores superan tan por completo en magnificencia
a todo cuanto un europeo ha podido ver en su país”.
Charles Darwin: “Viaje de un naturalista alrededor del
globo”.
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