domingo, 10 de junio de 2018

LA SOBRE PESCA EN EL SUR DEL ATLANTICO


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¿Cómo se frena el saqueo de los recursos del Atlántico Sur?
Por Daniel Gutman© Reproducir este artículo|       Una imagen satelital muestra la gran concentración de barcos sobre el límite de la Zona Económica Exclusiva de la Argentina. Son cientos los que aprovechan la falta de regulaciones para extraer gigantescas cantidades de pescados y mariscos en forma furtiva. Crédito: Cortesía
  de Milko Schvartzman
BUENOS AIRES, - La captura de un buque español que pescaba ilegalmente en el llamado mar Argentino convirtió en noticia,  una vez más, una realidad que los especialistas conocen desde hace años: cientos de barcos depredan de manera habitual los recursos del Atlántico Sur, aprovechando la falta de regulaciones y controles.
El navío Playa Pesmar Uno fue capturado por las fuerzas de seguridad
navales argentinas el 4 de febrero, mientras pescaba sin autorización
en la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEE), cuyo límite está a 200
millas marinas (370 kilómetros) de la costa, dentro del espacio
marítimo local designado aquí el mar Argentino.
El barco, que tenía en sus bodegas 320 toneladas de pescado fresco
-merluza, abadejo (Pollachius pollachius), calamar y raya-, fue
trasladado con sus 34 tripulantes al puerto de Comodoro Rivadavia, en
el suroeste del país, de donde fue liberado a fin de febrero, luego de
pagar una multa de poco más de un millón de dólares.
“Todos estos barcos que pescan en el límite de la ZEE están
subsidiados por China, Corea del Sur o España u otros países que hace
años colapsaron sus propios recursos pesqueros y, para mantener estas
flotas activas, las mandan a pescar a otro lado”: Milko Schvartzman.
“Las captura de este y de otros barcos son apenas la punta de un
iceberg de un problema muy grave. Hay cientos de barcos de distintos
países que realizan una extracción no regulada sobre el límite de la
ZEE. Aunque no tenemos datos, es evidente que realizan sobrepesca”,
dijo Santiago Krapovickas, biólogo especialista en conservación que
trabaja en Puerto Madryn, en la zona norte de la Patagonia.
Estos barcos –en su mayoría chinos, surcoreanos y españoles, de
acuerdo a información de la Subsecretaría de Pesca– aprovechan que no
existe un ordenamiento pesquero regional fuera de la ZEE argentina y
entonces no tienen limitaciones de capturas, ni de temporadas ni de
zonas. En ocasiones, sin embargo, cruzan el límite y entran en la ZEE, tal
vez en busca de una mejor pesca, en un país con 5.000 kilómetros de
frontera natural con el océano Atlántico, en su límite oriental. 
Es allí cuando las fuerzas de seguridad marinas argentina 
pueden actuar y lo hacen, aun con las dificultades que le imponen la obsolescencia de sus barcos, algunos con más de 30 años de servicio.
El caso de mayor repercusión sucedió en marzo de 2016, cuando
la Prefectura Naval   (policía marítima) informó que hundió con
disparos y rescató los tripulantes de un barco chino, después de que
éste no atendiera reiterados avisos de detención.
“El final de la ZEE coincide con el borde de la plataforma continental
argentina. Allí el océano, por su profundidad y por las distintas
corrientes marinas, tiene una gran cantidad de nutrientes y se genera
un ecosistema muy rico, por lo que es muy fácil pescar, especialmente
calamar Illex, especie muy requerida en el mercado internacional”,
explicó Krapovickas en diálogo con IPS. “En la comunidad científica lo advertimos desde hace años. Pero no hemos logrado que ningún organismo haga nada”, agregó.
El Estado argentino no actúa pero sabe donde están esos barcos: desde
2012, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero
(Inidep), los sigue a través de imágenes satelitales desde su sede en
el puerto de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires.
“Parece una ciudad flotante. Más o menos en la latitud de 45 grados
hay tanta actividad, que a veces parece que cubren una superficie más
grande que la de Buenos Aires”, dijo a IPS el ingeniero informático
Ezequiel Cozzolino, quien está a cargo del sistema satelital.
Un barco pesquero se aprovisiona en el puerto de Ushuaia, en el
extremo sur de Argentina. A los puertos de este país solo ingresan los
barcos con licencia para pescar en sus aguas jurisdiccionales.
Crédito: Estremar
“Desde mediados de diciembre hasta junio del año siguiente suele haber
entre 270 y 300 barcos en la zona. El 80 o 90 por ciento son buques
poteros, que buscan únicamente calamar. Pescan de noche, porque al
calamar lo atraen las luces artificiales”, explicó.
Sin embargo, el especialista en conservación marina Milko Schvartzman,
que hace su propio seguimiento satelital, asegura que en algunas
épocas hay más de 500 barcos.
“Son altamente depredadores del calamar, que es uno de los pilares del
ecosistema marino, porque sirve como alimento para otras especies”,
dijo Schvartzman a IPS.
Schvartzman trabaja en un proyecto de protección del Atlántico Sur
para Oceans 5, una organización vinculada a la fundación del actor
estadounidense  Leonardo Di Caprio.
Esa organización ecologista ha denunciado que estos barcos no solo
afectan el ambiente marino sino que también violan los derechos
humanos, ya que en ocasiones someten a su tripulación a trabajo
esclavo. No se conocen estudios sobre la forma en que estos barcos afectan la
pesca legal en Argentina, que es una gran productora de divisas,
porque la mayor parte se exporta. Cifras oficiales indican que en 2017 ingresaron al país 1.978 millones de dólares por exportaciones de pescados y mariscos, contra 1.724 del
año anterior. Schvartzman fue uno de los activistas de organizaciones europeas que
en diciembre  llegaron a la Cumbre de laOrganización Mundial de  Comercio (OMC), en Buenos Aires, para presionar públicamente con el objetivo de que se acordase la eliminación de los subsidios a la pesca nociva para el ambiente y para los pequeños pescadores.
Esta agenda está dentro del 14 de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), el referido al uso sostenible de los océanos.
Esa meta fija para 2020 “prohibir ciertas formas de subvenciones a la
pesca que contribuyen a la sobrecapacidad y la pesca excesiva,
eliminar las subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no
declarada y no reglamentada”. Schvartzman asegura que “todos estos barcos que pescan en el límite de la ZEE están subsidiados por China, Corea del Sur o España u otros
países que hace años colapsaron sus propios recursos pesqueros y, para
mantener estas flotas activas, las mandan a pescar a otro lado”.
A pesar de ello, la OMC no tomó por ahora ninguna decisión sobre los
subsidios a la pesca. “Fue India la que se opuso en Buenos Aires, cosa
que es inentendible porque ese país también es víctima de este tipo de
flotas pesqueras que saque los recursos”, dijo Schvartzman.
En Argentina, esta cuestión también preocupa a los empresarios
pesqueros, algunos de los cuales formaron a fines del año pasado una
oenegé a la que bautizaron Organización para la Protección de los
Recursos del Atlántico Sudoccidental (Opras).
“Nuestro objetivo es llegar a organismos internacionales para que se
regule esta cuestión que tiene que ver con los recursos marinos, pero
necesitamos un apoyo del gobierno argentino que hoy no tenemos”, dijo
Alan Mackern, presidente de Estremar, una empresa pesquera de capital
noruego con base en Ushuaia, en el extremo sur argentino. Mackern sostuvo a IPS que “no se puede permitir lo que está pasando.
Los que pescamos dentro de la ZEE estamos sujetos a regulaciones
estrictas y los que están en el límite no cumplen normas y vuelcan al
mercado pescado y mariscos a precios más bajos, con lo que nos
perjudican”. Los empresarios también miran con preocupación un proyecto de ley
enviado por el gobierno argentino al Congreso para crear áreas marinas
protegidas, dentro de la ZEE. “No hemos sido consultados. Pero la fauna marina, lógicamente, no conoce de límites, y nos inquieta que se pretenda prohibir la pesca
dentro de las 200 millas y se terminen generando mayores recursos para
los que pescan afuera”, cerró Mackern. Editado por Estrella Gutiérrez / TOMADO DE ENVIO EN RED FOROBA

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