Carta de un Inmigrante
Santiago, Chile, lunes 5 de diciembre de 2016, por Luis
Alberto Gallegos, editorial Boletín GAL.- Soy Luis Alberto Gallegos Mendoza,
peruano, de 65 años, residente en Chile desde hace 32 años, casado y con una
hermosa familia que alberga a nuestros maravillosos hijos, unos peruanos, otros
suecos y otros chilenos.
Vinimos a Chile el 1984, debido a que nuestras motivaciones,
tanto de mi esposa Anna Karin Gauding como mías, fueron apoyar la lucha del
pueblo chileno contra la dictadura de Pinochet y en defensa de los derechos
humanos y la democracia.
No nos arrepentimos de nuestra decisión. Al contrario,
agradecemos infinitamente desde lo más profundo de nuestro corazón, el afecto,
la acogida, la solidaridad y la compañía que esta gente chilena, ahora nuestra
gente, nos brindó desde un inicio y hasta los actuales momentos.
Por tal razón, entendemos y nos sentimos profundamente
identificados con quienes hoy, por diversas razones de dificultades económicas,
conflictos sociales, crisis ambientales y climáticas o la búsqueda de un
bienestar para sus familias, inmigran hacia Chile, sea de modo legal o ilegal.
Chile hoy es un referente de un país democrático, estable,
próspero y acogedor de los necesitados de nuestro continente. Ello constituye
unos valores que nuestros mártires y fundadores de nuestra república siempre
anhelaron. Ello es parte del espíritu que nuestro pueblo tiene grabado en el
alma colectiva. Y le damos gracias a Dios y a nuestros próceres como Lautaro,
O’Higgins, Prat, Allende, entre otros, que expresaron y animaron este sentir
nacional.
Por ello, nos resulta absolutamente incomprensible que este
sentir nacional y fundacional de nuestro país hoy seamos testigos frente a dos
hechos que consideramos atentan contra nuestra identidad chilena como nación y
un pueblo acogedor y generoso.
Uno de ellos se refiere a la negativa de los Diputados a
conceder la nacionalidad póstuma a Douglas Tompkins, de quien todos sabemos que
fue un inmigrante que llegó a nuestro país no para lucrar y beneficiarse con
nuestros bienes, sino que por el contrario a contribuir con el esfuerzo de
nuestras autoridades y nuestra gente por preservar sus recursos naturales y por
una mejor calidad de vida de nuestras comunidades.
Otro se refiere a la inicial campaña de estigmatización,
xenofobia y racismo que algunos representantes políticos de la derecha han
iniciado contra los inmigrantes de Colombia, Haití, República Dominicana, entre
otros países, que no solamente condice las propias raíces inmigratorias de este
sector político, sino que contribuye a alimentar una opinión pública y una
cultura refractaria a quienes hoy a nivel global son las víctimas de las crisis
que sus países y el mundo están atravesando.
Entendemos que a nivel planetario y específicamente debido
al cambio climático las migraciones entre países, continentes y dentro de cada
país se han acentuado, lo que está generando alteraciones o distorsiones no
solo en los sistemas económicos, socio-políticos y en las correlaciones
geopolíticas, sino fundamentalmente, y lo que se constituye en un factor
estratégico, en la opinión pública, en las preferencias político-electorales y
en la cultura de muchos países.
El mundo, natural e inevitablemente, ante el creciente miedo
e inseguridad que avanza como un huracán impredecible y devastador debido al
calentamiento global, tiende a defenderse replegándose en sí mismo y sacar a
flote los reflejos más instintivos y primitivos de sobrevivencia de nuestras
comunidades.
En este contexto, algunos sectores políticos de extrema
derecha de diversos países como EEUU o la Comunidad Europea, tratan de extraer
ventajas que les permita posicionarse en puestos de poder y de decisiones
claves, mediante el uso de campañas comunicacionales que incidan en las clases
medias o empobrecidas, en la interpelación a las consideraciones morales y
valóricas vigentes, en el uso de la emotividad y del populismo y en la
generación de reflejos condicionados en la ciudadanía. Todo esto, no son sino
los clásicos componentes modernizados de la estrategia comunicacional del
fascismo de la década de los cuarenta.
Entendemos que Chile no solo es considerado a nivel
continental un territorio atractivo para ser receptor de las migraciones, sino
también puede constituirse, por esta misma razón, en la generación de posturas
políticas, institucionales y comunicacionales de sectores de la derecha
conservadora que fomenten la discriminación, la xenofobia y el racismo ante la
creciente inmigración que toque a nuestras fronteras.
Por ello consideramos que resultaría de suma importancia que
sepamos generar normativas y procesos políticos, socio-culturales y
comunicacionales que contribuyan a preservar y fortalecer lo que son nuestros
valores históricos y que constituyen la identidad y el ADN de nuestra cultura
nacional: la tolerancia, la hospitalidad, la generosidad y la solidaridad con
quienes hoy nos necesitan. El mundo nos acogió con afecto cuando nuestras
víctimas de la dictadura tuvieron que exiliarse en muchos países del mundo. Hoy
nos corresponde devolver la mano a quienes hoy por cualquier motivo legítimo
nos soliciten que les extendamos nuestras manos, brazos solidarios y nuestros
corazones ante quienes toquen nuestra puerta. VER: https://boletingal9000.files.wordpress.com/2016/12/carta-de-un-inmigrante.pdf tomado
d e envio de boletín gal de chile
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