Argentina: miedo verdadero
Una encuesta muestra una abrumadora mayoría que está peor
económicamente que hace un año y tiene miedo de seguir cayendo. Más de un
tercio ya come menos y dos en diez tienen un pariente que
pasa hambre.
Por Raúl Kollmann
Siete de cada diez habitantes de la Capital Federal y los
tres cordones del conurbano bonaerense se consideran en situación de
inseguridad económica. Eso significa, por ejemplo, que casi la mitad de las
personas piensa que está en peligro de perder su trabajo, no les alcanza el
ingreso familiar o les alcanza apenas. La mayoría considera que la situación
económica de su hogar empeoró en los últimos doce meses. Lo más grave es que
una proporción importante –más de un tercio del total– afirma que redujo su
alimentación en 2016 y dos de cada diez personas revelan que en su casa hubo
algún integrante de la familia que pasó hambre porque no había dinero para
comprar alimentos.
Las conclusiones surgen de un amplio estudio que se llamará
Monitor de Clima Social (MCS) y que se concretará cada dos meses. El objetivo
del trabajo es medir lo que se llama la inseguridad social, es decir lo que
cada ciudadano percibe como riesgo, insatisfacción o
incertidumbre. Son todas las ideas relacionadas con la ausencia
de protección estatal. El Monitor es realizado por el Centro de Estudios
Metropolitanos (CEM), un centro interuniversitario producto del acuerdo entre
la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET), la
Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Universidad Nacional de Hurlingham.
En total se encuestaron 1935 personas, 1832 en entrevistas realizadas por
líneas de teléfono fijas y 103 a través de celulares. En todos los casos se
respetaron las proporciones por edad, sexo, nivel económico-social y
distribución en Ciudad de Buenos Aires y los tres cordones de conurbano. El
director del CEM, es decir la cabeza del estudio, fue el licenciado en Ciencias
Políticas, Matías Barroetaveña.
“El MCS mide mayoritariamente percepciones”, explica Barroetaveña.
“En este sentido cabe aclarar que no toda inseguridad social es proporcional a
un peligro real. Lo que se observa es, sobre todo, un desfasaje entre
expectativas y realidades. Así planteado también se puede entender la
inseguridad social como un indicador de malestar hacia los gobiernos. Es por
eso que el MCS mide también a qué gobierno (nacional, provincial, local) se
percibe como responsable de la situación social que cada individuo atraviesa”.
El método que se utiliza es que se construye el nivel de
seguridad o inseguridad de cada uno de los ciudadanos a partir de distintas
preguntas sobre cómo evalúa su situación económica, laboral, en materia de
salud, educación y en cuanto a alimentación. Por ejemplo, en éste último
aspecto, el índice se construye a partir de respuestas sobre lo sucedido en el
último año: si en su hogar redujeron la alimentación por razones económicas o
si alguno de los integrantes pasó por momentos de hambre por no poder comprar
alimentos.
Alimentos
Los que están en situación de inseguridad alimentaria son el
27 por ciento del total. “Los resultados preocupantes se ven cuando se miran
los valores uno por uno, es decir desagregados”, señala Barroetaveña.
El 38 por ciento de los entrevistados dijo que durante los
últimos 12 meses en su hogar disminuyeron la porción de las comidas porque no
hubo suficiente dinero para comprar alimentos. Ese porcentaje trepó al 45 por
ciento con los encuestados del conurbano bonaerense.
Ante la pregunta “si en los últimos 12 meses, tuvo usted u otra
persona en su hogar alguna vez hambre porque no había suficiente dinero para
comprar alimentos”, en el conurbano bonaerense contestaron afirmativamente el
28 por ciento.
Como se ve, hay una proporción que no percibe un cuadro
preocupante con su alimentación, pero es alto el porcentaje de las respuestas
que tienen que ver con una situación alimentaria grave, que bordea el hambre.
Que una de cada cuatro personas esté afrontando ésta última situación, es muy
significativo.
El dato adicional es que el cuadro no tiende a mejorar sino
que empeora.
Economía
Nada menos que el 72 por ciento de los consultados se ubica
en zona de inseguridad económica. El porcentaje coincide con las encuestas que
se conocen en las que siete de cada diez personas dicen que la situación en sus
hogares está mal o muy mal.
El CEM evaluó los peligros que la gente siente y los
resultados exhiben riesgos en casi todos los terrenos económicos.
Por de pronto, el 45 por ciento de los consultados dicen que
el ingreso en el hogar no les alcanza y eso provoca problemas graves o muy
graves. La cifra trepa casi al 55 por ciento en el segundo cordón del Gran
Buenos Aires.
Hay franjas del conurbano en el que el 62 por ciento de los
encuestados afirma que está peor que el año pasado. Pero en todo el área
estudiada, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires, los que dicen que están mejor
que hace 12 meses son muy pocos. En promedio, el 52 por ciento, o sea más de la
mitad, afirma que la situación en su hogar empeoró.
Un dato que impacta fuertemente en la actualidad es el
peligro de perder el trabajo. Nada menos que el 43 por ciento de todos los
consultados señalaron que es probable o muy probable que pierda su empleo
actual en los próximos meses. Seguramente esa es la madre de las inseguridades,
porque es obvio que la economía de un hogar gira alrededor del puesto de
trabajo.
Responsabilidades
El estudio del CEM indagó también sobre las
responsabilidades por la situación. Lo curioso es que los encuestados no tienen
en cuenta de quién dependen los distintos organismos, por ejemplo, las escuelas
o la salud. En el único caso en el que se echa la culpa al gobierno provincial
y al de la Ciudad de Buenos Aires es en los temas de transporte.
En todos los demás casos, para el ciudadano común, la
responsabilidad principal igual es del gobierno nacional, seguramente porque es
el que marca el paso de las políticas. Así, respecto de la seguridad económica,
el 75 por ciento señala al Poder Ejecutivo nacional como el responsable y
también se le achaca fuertemente la culpa en materia de inseguridad laboral.
Desigualdades
El Monitor de Clima Social marca que las inseguridades son
muy diferentes en los distintos estratos sociales.
Las mujeres sufren
mayores inseguridades sociales que los hombres.
Los jóvenes tienen
índices más altos que los adultos.
quellos con estudios secundarios incompletos duplican los
indicadores de inseguridades de los
universitarios.
n Sin embargo, el factor más fuerte es el geográfico: las
desigualdades entre la Ciudad de Buenos Aires y el primer cordón, pero sobre
todo el segundo cordón del conurbano son descomunales. El porcentaje de
personas en inseguridad (aquellas que tienen entre 0 y 60 según los respectivos
indicadores) se duplican y hasta se triplican en el Segundo Cordón del
Conurbano en comparación a la Ciudad de Buenos Aires.
n La inseguridad laboral, por ejemplo, es del 37 por ciento
en CABA, del 51 por ciento en el Primer Cordón y del 56 por ciento en el
Segundo Cordón.
Mientras que en CABA
el porcentaje de personas que afirman sufrir inseguridad sanitaria es de 28 por
ciento, en el Conurbano ronda el 46 y el 57por ciento para el primer y segundo
cordón
respectivamente.
En CABA el 54 por
ciento se siente seguro o muy seguro en el transporte; en el Segundo Cordón ese
porcentaje se reduce al 29 por ciento.
En este enfoque se sintetizan las conclusiones. La
inseguridad social, en todos los terrenos, marca las enormes desigualdades por
franja económica, laboral o lugar de residencia. Y la lógica indica que si la
desigualdad aumentó en el último año, eso se expresa en el aumento de las
inseguridades. El Monitor se hará cada dos meses de manera que allí se verá
cómo evolucionan las cosas en 2017. Al menos por ahora, el pronóstico es
sombrío.
Inseguridad Económica FUENTE: Pagina 12
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