490 millones de m3 de agua al año provienen del Parque
Tunari
Pobladores observan la laguna de Wara Wara en las alturas
del Parque Nacional Tunari. | José Rocha
Eucaliptos que fueron plantados en una reforestación de
1960. | José Rocha
Un árbol de quewiña totalmente quemado luego de un incendio
en el Parque Tunari. |
Lorena Amurrio Montes
El Parque Nacional Tunari (PNT) es considerado el principal
reservorio acuífero de Cochabamba. Dicha aseveración es confirmada por el Plan
de Manejo que identifica 800 hectáreas de humedales y bofedales, además de 600
ríos y quebradas, y 338 lagunas que aportan 490 millones de metros cúbicos
anuales al departamento.
“Es importante que, como cochabambinos, reconozcamos y demos
la importancia que merece el parque y su directa relación con el agua que
consumimos (…). Cuando se creó la Ley 1262 del Parque, el principal objetivo
era reforestar, porque la ciudad se inundaba con toda el agua que dotaba el
Tunari”, explica el director del área protegida, Carlos Espinoza.
Gran parte de las lagunas se concentran en Sacaba. En tanto,
Corani recibe el 50 por ciento de su caudal del Parque. Asimismo, se encuentran
Wara Wara y Escalerani, que son los dos espejos de agua de los cuales el
Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa) lleva agua hasta
Cercado.
Además, está presente Misicuni, que llenará la represa con
agua de los afluentes Misicuni, Vizcachas y Putucuni. Mientras, la empresa
cervecera Taquiña tiene una laguna que le dota de agua, al igual que a varias
comunidades aledañas.
El agua de estos afluentes mencionados se utiliza en un
mayor porcentaje para el consumo. Por otro lado, se estima que por lo menos
22.000 familias utilizan las vertientes para el riego de 25.000 hectáreas.
La fuerte sequía que azotó Cochabamba en 2016 comenzó con la
reducción de los niveles en estas lagunas ubicadas dentro del Parque. Por este
motivo, se observaron diversos enfrentamientos, principalmente en Sacaba,
Tiquipaya y el último en la zona de Taquiña, que se cobró la vida de una
persona.
Por este motivo, el director del área protegida explica que
es de vital importancia comprender que
existe una relación directa entre el bosque nativo y la recarga de acuíferos.
Las dos especies de árboles que predominan en el parque son quewiñas y alisos,
conocidas por su facilidad de producir agua y promover abundante vida a su
alrededor.
Las quewiñas son árboles que tienen un tronco de varias
capas y terminan en ramas con hojas muy pequeñas. Sin embargo, tienen la
particularidad de que absorben la humedad del entorno y la convierten en agua
que sale por sus raíces al subterráneo, señala el Plan de Manejo.
“Por ello, la mayoría de los pozos de donde las cisternas
extraen agua, se hallan en la zona norte, en las faldas del cerro. Además, las
quewiñas evitan que erosione la tierra y se deslice cuando llueve, porque
llenan sus alrededores de plantas más pequeñas”, agrega Espinoza.
Sin embargo, estas especies fueron las más amenazadas
durante 2016 a causa de los incendios que quemaron 2.000 hectáreas del Tunari.
De igual forma, se tienen 4.000 hectáreas de plantaciones de pino y eucalipto,
que fueron plantadas en los años 60, debido a las constantes inundaciones. “Son
árboles fuertes e imponentes, pero absorben demasiada agua y su proceso es al
revés de la quewiña o los alisos. No son para este tipo de hábitat. Es
necesario preservar el bosque nativo sobre todas las
cosas”, agregó
Espinoza.
Producción
Durante la elaboración del plan de manejo, también se
identificaron nueve ecosistemas que están dentro del Tunari y 14 sistemas de
producción agrícola de las 225 comunidades que viven en el interior del PNT.
“En la parte superior, los pobladores se dedican principalmente a producir
tubérculos por el clima más frío que hay en el lugar. En la zona central, la
agricultura se enfoca en avena, haba, arveja, maíz, entre otros. En tanto, la
parte de abajo se caracteriza por la floricultura”, explicó Espinoza.
El documento señala que al año se producen 303.000 toneladas
de tubérculos en el PNT, 80 de las 225 comunidades se dedican a este producto.
“La zona es tan rica que puede dar entre tres y cuatro cosechas al año”, agrega
el Director.
Sólo de tubérculos, se identificaron 58 variedades, de las
cuales, 18 son de oca. “Estas comunidades tienen importantes conocimientos de
producción agropecuaria, pues conocen sobre la división de los suelos y el
favorecimiento de los diferentes ecosistemas del Parque para su producción.
Para ellos, es muy importante estar cerca a zonas donde existen lagunas para
utilizar el agua para riego. En otros casos, están cerca humedales o bofedales
que también dotan del líquido necesario”, explica Espinoza.
Una pobladora y una activista observan la quewiña que
plantaron en el marco de un plan de reforestación del bosque nativo del Parque
Nacional Tunari.
Hernán Andia
El plan de manejo
busca preservar cinco valores
La falta de valores para preservar el Parque Nacional Tunari
(PNT) fue uno de los principales obstáculos desde que se promulgó la Ley 1262
en 1991. Por este motivo, el plan de manejo que se elaboró desde el 2015
identificó cinco valores.
El primero busca la preservación del bosque nativo, es decir
de las especies de árboles de quewiña y aliso. El segundo valor reconoce y
demanda mantener la agrodiversidad en lo que se refiere a las 58 variedades de
tubérculos identificadas que se producen en las alturas del Parque.
En tercer lugar, se reconoce el valor de patrimonio cultural
y arqueológico, pues posee lugares como Inkarraqay, sectores con pinturas
rupestres y numerosos caminos incaicos. De igual forma, está señalada la
necesidad de preservar el agua que produce el Parque.
Finalmente, como quinto valor, está el patrimonio cultural
vivo. Las 225 comunidades campesinas con derechos territoriales reconocidos
viven de los usos y costumbres que les permiten aprovechar la tierra para
subsistir y eso representa parte de las expresiones culturales del
departamento.
Delimitar el parque
es un reto y tarea pendiente
El Parque Nacional Tunari (PNT) fue creado por el Decreto
Supremo N° 06045 del 4 de abril de 1962, hace 55 años, con “la finalidad de
evitar la degradación de la vegetación, la erosión y los peligros de
inundación” (Art. 1). Posteriormente, se creó la Ley 1262 de 1991, que está en
vigencia, pero aún no tiene reglamentación.
Sin embargo, el eterno problema fue la delimitación del
Parque. A la fecha se conoce que el mismo cuenta con 328.000 hectáreas de
extensión y está conformado por 11 municipios, que son Colomi, Sacaba, Cercado,
Tiquipaya, Quillacollo, Vinto, Sipe Sipe, Tapacarí, Independencia, Ayopaya y
Morochata.
La Ley vigente no incluye a Tapacarí ni Ayopaya, pese a que
la extensión del parque alcanza a estos municipios. De todos modos, el plan de
manejo levantó datos de ambos lugares y se pretende incluirlos en la propuesta
de Ley.
Pese a ello, aún es complicado delimitar dónde finaliza el
Parque hacia arriba y la misma Cota 2.750, que no es una línea recta, sino
totalmente curva. Sin embargo, es necesario precisar las quebradas y ríos por
la franja de seguridad sobre la que no se debe construir ninguna casa, manifiesta
el documento.
RÍOS Y QUEBRADAS
600 Señala el plan de manejo que existen en toda la
extensión del Parque Nacional Tunari y requieren franjas de seguridad.
LAGUNAS
338 Existen en el Parque Tunari y proveen de 490 millones de
metros cúbicos de agua al año al departamento para el consumo y riego.
ECOSISTEMAS
9 Se reconocieron en toda la extensión del Parque. Existen
zonas completamente frías, mientras otras son húmedas.
SISTEMAS PRODUCTIVOS
14 En las alturas se producen hasta 58 variedades de
tubérculos. En el centro, avena, haba, arveja, entre otros. Al sur hay
floricultura. Tomado de los tiempos de Bolivia
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