Desastres forestales: ¿Quién asume la responsabilidad
y los costos?
Santiago, Chile, miércoles 25 de enero de 2017, por Luis
Alberto Gallegos, Boletín GAL.- Desde una natural reacción primaria e
instintiva, nuestra gente víctima sufriente de las calamidades de los incendios
forestales que han arrasado vidas, casas, cultivos y bosques, culpa a las
autoridades políticas locales, regionales o nacionales de nuestro país por sus
eventuales responsabilidades en el origen, falta de prevención o en la carencia
de recursos suficientes para hacer frente de manera eficaz a estos desastres.
Es lo que se denomina una percepción fenomenológica sobre
los procesos sociales o ambientales de nuestro acontecer. Es decir, lo primero
que se nos ocurre es culpabilizar a quienes tenemos enfrente y de quienes
esperamos su protección. Y esta actitud no necesariamente está totalmente
errada, aunque sea empírica y parcial. Pero no contiene toda la verdad. Una
percepción fenomenológica no necesariamente es científica ni se apoya en un
conocimiento cabal del conjunto de hechos, interrelaciones, conexiones y
contextos que existen detrás de los acontecimientos que nos afectan e
involucran como comunidad, como hoy ocurre con los incendios forestales.
¿Son nuestras autoridades las responsables de estos
desastres?
Sí y no.
Sí, porque las causas y orígenes de estos desastres
forestales no se deben exclusivamente a delincuentes pirómanos o a negligencias
de empresas locales, sino a que estamos marchando muy lentamente en la
ejecución de políticas públicas fundamentales como el Plan de Acción Nacional
de Cambio Climático, PANCC 2017-2022.
No, porque los grandes responsables de nuestros desastres
climáticos, temperaturas extremas, incendios forestales y muchas otras
catástrofes que se nos avecinan en el futuro cercano, son los países,
transnacionales y gobiernos que contribuyen con las grandes emisiones de gases
de efecto invernadero que ocasionan el cambio climático planetario. Situación
que ahora en adelante se va a agravar debido a Donald Trump.
¿Son nuestras autoridades las responsables de la
insuficiente prevención y preparación ante estos desastres?
No y sí.
No, porque a pesar que el Acuerdo de París y los resultados
de la conferencia de la ONU sobre el clima (COP 21) cubren áreas cruciales
consideradas esenciales como “Pérdidas y daños” que están
destinadas a fortalecer la habilidad para recuperarse de los impactos
climáticos justamente como los que ahora padecemos, aún hay lentitud,
debilidades e insuficientes recursos.
Sí, porque como señala Juan Pablo Cárdenas en una nota
aparte de esta misma edición, “cuando se disponen de tan multimillonarios
recursos para la adquisición de aviones, tanques y barcos de guerra, realmente
indigna que no contemos con los medios que otros países más pobres que el
nuestro sí poseen para protegerse de estas catástrofes”.
Sí, porque si en la COP 22 de Marruecos de diciembre del
2016 y según el reporte del Índice Global de Riesgo Climático 2017, Chile es el
décimo país más vulnerable ante el calentamiento global, entonces deberíamos
adoptar como prioridad de país y como Estado el mismo carácter de zona de
catástrofe nacional que ahora se ha declarado a varias regiones y comunas ante
los incendios forestales.
Sí, porque nuestras autoridades no han entendido que,
concordantes con lo que señaló el presidente de la COP 22 de Marruecos,
Salaheddine Mezouar, en el sentido de otorgar más prioridad de los recursos
internacionales a la adaptación al cambio climático, insisten en presentar
proyectos a las entidades financieras respecto a otros temas no necesariamente
prioritarios como sí lo son los desastres climáticos.
Por ejemplo. En abril del 2016, la CONAF, mediante el
Ministerio de Hacienda presentó al Fondo Verde del Clima (http://www.greenclimate.fund/newsroom/news)
la propuesta de financiamiento para el “Proyecto Implementación de la
Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales- ENCCRV”,
por un monto de USD 151,6 millones (www.enccrv-chile.cl/index.php/descargas/cooperacion/71-informe-2...de-la.../file) con
el propósito de “Reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la
degradación forestal en los países en desarrollo; y la función de la
conservación, la gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas
forestales de carbono en los países en desarrollo” (http://www.conaf.cl/chile-avanza-en-cumplimiento-de-compromisos-para-detener-el-cambio-climatico/).
Gestión encomiable, por cierto, pero no necesariamente prioritaria en el marco
de nuestra situación como país altamente vulnerable a los impactos del cambio
climático y necesitado de apoyo para adaptación.
En definitiva, nuestra gente tiene razón. Nuestras
autoridades son en parte responsables no necesariamente por las emisiones
globales -cuestión también discutible respecto a nuestras propias emisiones-,
sino fundamentalmente por las políticas públicas, decisiones y prioridades que
se le otorgan al manejo de la adaptación ante el cambio climático.
Hoy, ante los incendios forestales que nos conmueven y ante
las eventuales inundaciones y desastres climáticos que este 2017 nos amenaza,
tenemos que afinar nuestra brújula climática y tratar de ser más perspicaces y
rigurosos en nuestras responsabilidades ante este tema. Nuestra gente lo
reclama y nuestras generaciones siguientes nos lo agradecerán. (FIN) editorial
de envio de boletín gal de chile
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