miércoles, 16 de agosto de 2017

MIAMI LE DA LA RAZÓN A AL GORE

 MIAMI LE DA LA RAZÓN A AL GORE
Andrés OppenheimerAndrés Oppenheimer
MIAMI.- Cuando vi la nueva película del premio Nobel Al Gore sobre el calentamiento global, Una secuela incómoda, me pasó una cosa muy graciosa y al mismo tiempo trágica. Era un día lluvioso y tenía entradas para ver el documental en Miami Beach, en una proyección privada para periodistas que teníamos pactadas entrevistas con Gore dos días después.
Durante la película, no pude evitar reírme cuando vi a Gore en la pantalla caminando con botas de lluvia en una calle inundada de Miami Beach y diciendo que Miami es la ciudad más amenazada del mundo en términos de riqueza por el aumento del nivel del mar. Era fácil reconocer dónde había sido filmada la escena: era a pocas cuadras del cine
Pero lo más surrealista fue lo que ocurrió después: cuando terminó la película, toda la zona estaba inundada y nadie pudo salir del edificio. Alton Road, la calle frente al cine Regal, parecía casi un canal de Venecia: el agua llegaba a las rodillas y llegaba aún más alto cuando venían olas de los autos que trataban de avanzar lentamente por la calle.
Me tomó más de una hora salir del estacionamiento y otra hora salir de la zona. Era un caos: coches varados en la calle Alton a la espera de ser remolcados, otros tratando de avanzar a través de las partes más altas del camino y algunos conductores tocando bocina, perdiendo su compostura y
maldiciendo a otros automovilistas.
El titular de la portada del Miami Herald el día siguiente, 2 de agosto, fue: "Fallaron las bombas de drenaje cuando el diluvio empapó el sur de Florida".
Cuando entrevisté a Gore dos días después y le pregunté en broma si había organizado la proyección del documental para que coincidiera con la inundación, sonrió y me dijo que varias otras personas le habían preguntado lo mismo. Y continuó diciendo que las grandes ciudades de todo el mundo, desde Calcuta hasta Nueva York, estarán vez más amenazadas por el aumento del nivel del mar.
Cuando le pregunté cuál era el impacto de la decisión del presidente Trump de salirse del Acuerdo de París sobre el cambio climático, Gore dijo ser optimista: "Todo el resto del mundo aumentó sus compromisos" con el Acuerdo de París.
Agregó que varios estados importantes, como California, Nueva York, Washington, y varias ciudades estadounidenses se han comprometido a cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, "por lo que pareciera que Estados Unidos cumplirá con nuestros compromisos, a pesar de Donald Trump".
En su nuevo libro, Verdad al poder, Gore pronostica que el nivel del mar en el sur de Florida aumentará alrededor de 15 centímetros para 2030, 60 centímetros para 2060 y hasta algo más de dos metros hacia el año 2100.
La mayoría de los científicos a quienes he consultado sobre el futuro de Miami Beach -y lo hago a menudo, porque vivo en un edificio frente a la playa en Miami Beach, en un piso bajo- me dicen que esta ciudad no va desaparecer bajo el agua ni se va a convertir en otra Venecia.
Lo que va a suceder, a menos que tengamos éxito en la lucha contra el calentamiento global causado por el hombre, es que los habitantes de Miami -así como los de todas las ciudades costeras del mundo- tendremos que pagar muchos más impuestos para poder comprar bombas de agua y otras tecnologías necesarias para disminuir el impacto de la subida del nivel del mar.
Eso significará una enorme pérdida económica para los países ricos y una amenaza existencial para los países pobres. Según señaló el Departamento de Defensa de Estados Unidos en 2014, "el cambio climático probablemente producirá escasez de alimentos y agua, pandemias, disputas sobre refugiados" y "desastres naturales en regiones de todo el mundo".
Puede que la película de Gore sea demasiado Gore-céntrica -el libro es mucho más informativo-, pero el ex vicepresidente tiene razón sobre la amenaza del cambio climático. Al salir del cine vi con mis propios ojos un adelanto de lo que podría pasar si siguiera creciendo el nivel del mar y -créanme- ¡la escena no era bonita!

Tomado de LA NACION de ar 

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