sábado, 19 de agosto de 2017

POLVO DEL SAHARA , vuela sobre el Atlántico y llega a América

 POLVO DEL SAHARA
Bajo escrutinio de los científicos
Generalmente las nubes de polvo arriban a esta región geográfica a los seis días aproximadamente de registrada la tormenta en el Sahara, señaló el doctor Mojena
Autor: Orfilio Peláez | Los avances de la tecnología satelital propician observar desde el espacio la formación de las nubes de polvo y su avance sobre el océano Atlántico.
foto: Cortesía del doctor C. Eugenio Mojena
Tomando en cuenta su desfavorable repercusión sobre el estado del tiempo y la salud del hombre, los animales y las plantas, las nubes de polvo generadas por las tormentas del desierto del Sahara ocupan ya un lugar prominente dentro de los problemas ambientales.
Según muestran las investigaciones desarrolladas en los últimos años a nivel internacional, las mismas se caracterizan por contener altas concentraciones de partículas PM 10 y PM 2,5, consideradas de muy alto riesgo para la aparición de dolencias respiratorias, además de atesorar una elevada carga de compuestos biológicos que incluyen hongos, virus, bacterias y ácaros, muchos de ellos transmisores de diversas enfermedades.
Como refiere a Granma el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena, quien desde el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología ha estudiado el tema durante más de 30 años, las nubes de polvo procedentes del Sahara contribuyen a la diseminación o transporte a larga distancia de los mencionados microorganismos patógenos.
Por eso, resaltó, en la actualidad no se descarta que algunos brotes epidémicos en la región del Caribe estén asociados a la presencia del polvo. Incluso pueden afectar la ganadería y la agricultura. Baste señalar que en las nubes de polvo llegadas a esta zona geográfica se han identificado bacterias dañinas del arroz, frijoles, frutas y algunas especies de árboles, junto con hongos capaces de atacar a la caña de azúcar y el plátano.
Al venir cargadas también de hierro, sílice, sal y otros minerales, favorecen asimismo la salinización de los suelos y la aparición de las llamadas mareas rojas (concentraciones masivas de algas muy tóxicas), causantes de la muerte de diferentes organismos marinos.
Desde el punto de vista de las condiciones meteorológicas, producen un marcado deterioro de la calidad del aire en las zonas donde irrumpen, y provocan una disminución de las precipitaciones al inhibir la formación de nubes de gran desarrollo vertical generadoras de lluvias, contribuyendo así a la aparición de eventos de sequía, añadió el doctor Mojena.
Precisó que tras emerger del continente africano, las nubes de polvo, cuya altura varía entre cinco y siete kilómetros, son transportadas en dirección oeste por el flujo de los vientos alisios, que las hacen avanzar sobre el océano Atlántico hasta llegar a Centroamérica y Cuba.
«En su desplazamiento conforman una masa de aire caliente y seco con bajos valores de humedad relativa, condición ambiental sumamente hostil al surgimiento de ciclones tropicales en la cuenca del Atlántico tropical, a lo cual se suma que tienden a aumentar la denominada cizalladura vertical del viento, impidiendo la concentración de la energía del sistema en la altura».
Igualmente la irrupción de aire seco en la circulación y las bandas espirales de un organismo ciclónico ya formado suele debilitarlo en muchas ocasiones, o limita en gran medida las posibilidades de fortalecerse.

De acuerdo con lo expresado por el investigador, a partir de la sequía crónica presente en el Sahara desde la década del 70 del pasado siglo, el número de tormentas se ha incrementado allí notablemente. Como es de esperar, la cantidad de polvo expulsado a la atmósfera viene registrando asimismo un crecimiento alarmante, aseveró.
Tal condición propició una expansión del desierto a razón de unos 1 340 kilómetros cuadrados por año, mientras se estima en alrededor de 90 millones de toneladas el volumen de polvo que arriba anualmente a la zona del Caribe, convirtiéndolo en un verdadero «corredor» del asma bronquial.
Algunos estudios refieren que el polvo diseminado hacia la atmósfera por el desierto del Sahara aumentó diez veces entre 1960 y el 2010, calculándose que la cifra total ronde entre 2 000 y 3 000 millones de toneladas.
Para el profesor Mojena, los avances de la tecnología satelital permiten hoy el monitoreo y estudio de la ocurrencia de las tormentas de polvo en el desierto, la formación y el posterior traslado, y finalmente su caracterización.
VERANO CON MUCHO POLVO EN CUBA
Las investigaciones realizadas por el doctor Eugenio Mojena lograron determinar que en nuestro país el máximo de frecuencia de días con polvo del Sahara suele presentarse de mayo a agosto, pero los picos tienen lugar entre junio y julio.
Indicó que este año las primeras nubes de polvo sobre el archipiélago cubano fueron avistadas en marzo, manteniéndose su permanencia con bajo perfil hasta el quinto mes del calendario.
Ya en junio, acotó, se observó un significativo incremento de su presencia en las tres regiones (oriente, centro y occidente), cuando resultó frecuente observar los típicos días de mucha bruma con cielos blanquecinos lechosos, acompañados de temperaturas sumamente cálidas y escasas precipitaciones.
«Con mayor o menor intensidad, esas condiciones han prevalecido durante gran parte del verano, incluso en la primera decena de agosto, estimándose valores de concentración de polvo en la atmósfera sobre Cuba muy superiores a las cifras normales», aseguró.
Llama la atención el hecho de que en el 2017 alrededor de las dos terceras partes de los compuestos nocivos contenidos en las «malignas» nubes en la zona del Caribe corresponden a partículas PM 10 y PM 2,5, ya descritas como factores desencadenantes de enfermedades respiratorias agudas.
Dijo, además, que se han mantenido contactos con el Instituto de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, dirigidos a coordinar la ejecución de diversos estudios para corroborar los presuntos vínculos entre la presencia del Polvo del Sahara y la aparición de brotes de asma bronquial y otras dolencias respiratorias en el país.

Resulta interesante apuntar que en mucha menor medida a Cuba puede llegar polvo del desierto de Namibia y de los existentes en Asia, mientras en los meses de invierno también arriban determinadas cantidades procedentes de los desiertos de América del Norte. TOMADO D E LA GRANMA DE CUBA

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