Erradicar la
desigualdad y pobreza infantil
En las últimas dos décadas los avances económicos,
culturales y sociales en América Latina y el Caribe han impactado positivamente
en el bienestar de la población infantil y han permitido la creación de mejores
condiciones institucionales para que el ejercicio y el disfrute de los derechos
de niñas, niños y adolescentes sean una posibilidad cierta.
María Cristina Perceval Directora de Unicef para América
Latina y el Caribe
Ejemplo de ello es que, en ese tiempo, la región logró
disminuir en un 67% la mortalidad de niños y niñas menores de 5 años, o que
actualmente el 94% tenga registrado su nacimiento. Asimismo, es un dato
alentador el que hoy, en todos los países, más niños y niñas que hace diez años
asisten a la escuela.
Sin embargo, 3.6 millones de niños y niñas con edad de
asistir a la escuela primaria no lo hacen, o mejor, no han sido generadas las
oportunidades y condiciones para que lo puedan hacer. Esto pone en evidencia
que son muchos los retos pendientes que nos desafían a seguir trabajando sin
descanso por sociedades más justas, inclusivas y dignas. Aquí, en la región más
desi-gual del mundo, en la que 70 millones de los 195 millones de niños y niñas
actualmente viven en la pobreza y 28.3 millones se encuentran en situación de
pobreza extrema. La infancia está en peligro. Debemos cambiar.
Debemos comprender y asumir que la desigualdad no es inevitable,
como no es inevitable que 7 de cada 10 niños y niñas con discapacidad no
asistan a la escuela en América Latina y el Caribe.
Superar la desigualdad exige que todos seamos protagonistas
del cambio. Los Estados, en tanto, es su deber inexcusable; el sector privado,
por cuanto es una responsabilidad irrenunciable; y las sociedades, porque es un
anhelo impostergable. Los niños y niñas, porque tienen pleno derecho a que sus
voces y anhelos sean escuchados y tomados en cuenta. Estas cifras que nos
pueden resonar éticamente inaceptables, sin embargo, nos deben resultar
política, económica, cultural y socialmente intolerables ya que dan cuenta de
una contundente violación de los derechos humanos de miles de niños, niñas y
adolescentes.
Una región en la que todos los Estados que la integran han
ratificado la Convención de los Derechos del Niño y, por ende, han asumido la
indelegable responsabilidad soberana de que progresivamente y sin excusas,
universalmente y sin discriminaciones, los derechos de todos los niños y niñas
deben ser honrados, cumplidos, protegidos, garantizados.
Desde Unicef, al cumplir nuestros primeros 70 años y en el
marco de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, hacemos un
llamado a la acción: superar la desigualdad, erradicando la pobreza infantil en
América Latina y el Caribe. En Unicef estamos convencidos de que una región más
igualitaria y sin pobreza infantil es posible. Sin embargo, no podremos
erradicar la pobreza infantil si, como sucede hoy, la inversión pública en la
infancia sigue siendo en promedio un 5% del PBI.
Por el trabajo que hemos realizado juntos estos 70 años,
¡gracias! Por el que hace falta hacer, ¡aquí estamos! TOMADO DE EL PERUANO
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