El metano amenaza la lucha contra el cambio climático
60% de las emisiones de metano están vinculadas a las
actividades humanas. Un 36% de ellas procede de la agricultura (eructaciones de
los rumiantes y arrozales). | epimg.net
AFP París
| El fuerte aumento desde hace 10 años de las emisiones de metano puede
debilitar la lucha contra el calentamiento climático, advirtieron ayer varios
expertos.
"Se tiene que intentar cuantificar y reducir las
emisiones de metano urgentemente", pidieron en una editorial estos
investigadores, que coordinaron un balance mundial dirigido por más de 80
científicos de 15 países.
Después de una leve disminución entre 2000 y 2006, la
concentración de metano en la atmósfera aumentó 10 veces más rápidamente en la
década siguiente, señala el estudio, publicado en la revista Earth System
Science Data.
"Mantener el calentamiento por debajo de los 2°C ya es
un desafío considerable", afirman, en alusión al objetivo de la comunidad
internacional concretizado desde finales de 2015 en el Acuerdo de París.
"Un objetivo así será cada vez más difícil de mantener si no reducimos las
emisiones de metano rápidamente y de manera importante", advierten.
Los investigadores barajan varias hipótesis para explicar
este agravamiento, como la explotación de las energías fósiles o, más
probablemente, las actividades agrícolas.
Las concentraciones aumentan cada vez más rápido desde 2007,
con una fuerte aceleración en 2014 y 2015.
Hasta el punto de que ninguno de los escenarios intermedios
del último informe del GIEC, la autoridad científica de referencia sobre el
clima, no incluye esta evolución.
"La velocidad de aumento se acerca de manera
preocupante al escenario más pesimista", subraya Marielle Saunois, de la
Universidad de Versailles Saint Quentin, en una rueda de prensa en París.
Segundo gran gas de efecto invernadero relacionado con
actividades humanas, después del dióxido de carbono (CO2), el metano contribuye
con un 20 por ciento al calentamiento actual.
Aunque es más potente que el CO2, persiste menos tiempo en
el aire, unos 10 años.
Sin embargo, es más difícil de detectar que el CO2 porque
está más difuso y proviene en gran parte de fuentes "naturales"
(zonas húmedas, formaciones geológicas…).
Además, hasta ahora, las medidas contra el cambio climático
se centraron más en el CO2.
Según el estudio, un 60 por ciento de las emisiones de
metano están vinculadas a las actividades humanas: un 36 por ciento de ellas
proceden de la agricultura (eructaciones de los rumiantes y arrozales) y del
tratamiento de los residuos.
Los investigadores dan prioridad a esta hipótesis para explicar
el aumento de las emisiones. Según la FAO, la organización de Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación, el número de cabezas de ganado pasó de
1.300 millones en 1994 a 1.500 millones 20 años más tarde.
Pero los científicos tampoco excluyen el papel de las
energías fósiles.
Cerca del 21 por ciento de las emisiones de metano son
debidas a las explotación del carbón, del petróleo y del gas, puesto que, desde
su extracción hasta sus redes de distribución, los escapes de metano son muy
frecuentes.
"A partir de los años 2000, hay una gran explotación de
carbón en China, y la explotación de gas en Estados Unidos también va en
aumento", precisa Saunois.
BAJAR EMANACIONES
Por otra parte, el permafrost —las capas de hielo de las
altas latitudes— también puede desprender metano al fundirse.
Aunque éste es uno de los grandes temores de los
climatólogos, todavía a este nivel, "no se ve un aumento anormal de las
concentraciones", dice el investigador y coautor Philippe Bousquet, para
quien estas "emisiones pueden aumentar en el futuro, pero será en
décadas".
Respecto al fuerte aumento de las emisiones en estos dos
últimos años, los científicos no encuentran explicaciones.
"Puede ser de origen natural", dice Bousquet.
"Pero si se alarga más allá de tres o cuatro años, sería forzosamente
humano", añade.
Aunque no se sepa el origen exacto, sí que se pueden llevar
a cabo medidas para reducir o captar estas emanaciones: metanizadores en las
granjas, modificación de los protocolos de irrigación de los arrozales, evitar
los escapes.
"Se pueden reducir estas emisiones más fácilmente, de
manera menos coercitiva, que las de CO2, apoyando al mismo tiempo la innovación
y la creación de puestos de trabajo. ¡Así que no tenemos que renunciar a
ello!", dice Philippe Bousquet.
El metano es, junto al CO2 y el óxido de nitrógeno, uno de
los principales gases de efecto invernadero. Aunque el dióxido de carbono es el
culpable del 80 por ciento del calentamiento global, el metano atrapa 28 veces
más calor. Por fortuna, su concentración en la atmósfera es mucho menor.
Mientras que la del CO2 superó el año pasado las 400 partes por millón de
unidades de aire (ppm), el metano alcanzó las 1.834 pero por cada mil millones
(ppmm). TOMADO DE LOS TIEMPOS DE BOLIVIA
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