Por día, casi 300
toneladas de material listo para reciclar se vuelcan en la basura
Representan el 8% del total; pese a la obligación de separar
los residuos, los porteños aún mezclan los distintos tipos; faltan contenedores
para desechos secos y mejorar el vínculo entre los vecinos y las cooperativas
de cartoneros
Javier Drovetto
Por día, casi 300 toneladas de material listo para reciclar se vuelcan en la
basura. Foto: Archivo
Hay basura que ya no debe ser considerada basura: papeles y
cartones que se venden a $ 2,60 el kilo, botellas plásticas que cotizan arriba
de los $ 5 el kilo y vidrios y metales que tienen compradores asegurados. Sin
embargo, en la ciudad de Buenos Aires 297,5 toneladas diarias de estos
materiales terminan en contenedores de residuos que tienen como destino final
el relleno sanitario de José León Suárez, en el que la ciudad entierra
volúmenes de desechos por encima de lo que establece la ley.
El detalle de los residuos reciclables que aún se descartan fue
elaborado por el Instituto de Ingeniería Sanitaria de la UBA y la Ceamse. Si
bien en los últimos cuatro años aumentó el volumen de basura domiciliaria que
se reutiliza, existe un desperdicio que permitiría que la tasa de reciclaje que
alcanza la ciudad, del 26%, escale al 33%. Hoy, de las 4200 toneladas diarias
de desechos domiciliarios se recuperan 1100, entre la recolección que hacen las
cooperativas de cartoneros, las alternativas que generó el gobierno porteño
para que los vecinos tiren los reciclables y el aprovechamiento que se hace en
el mismo relleno sanitario.
El informe discrimina, barrio por barrio, las toneladas de
materiales "esencialmente" reciclables que llegan a la Ceamse. Es
decir, papeles, cartones, plásticos, vidrios y metales que están limpios, secos
y tienen un tamaño de más de seis centímetros, por lo que es razonable y
factible su separación. Y determina que los cinco barrios que más productos de
esa categoría desechan son Palermo (30 toneladas), Recoleta (26,6 t), Caballito
(23 t), Belgrano (casi 20) y Flores (19,5). Aunque la relación entre
reciclables y la basura total que genera cada barrio no difiere demasiado: un
promedio del 7,9% (297,5 de 3779,5), con un máximo del 8,5% en Palermo y un
mínimo del 6% en Nueva Pompeya.
"Estudiamos la basura que los camiones recolectan en
los contenedores para residuos húmedos", explicó Marcela De Luca,
coordinadora por parte de la UBA del estudio, que simultáneamente destaca que
el porcentaje de material "potencialmente" reciclable "presenta
una tendencia a disminuir debido a las actividades de los recuperadores
urbanos", ya que se pasó del máximo histórico del 24,6% en 2001 al 16,4%
actual. La diferencia entre ese 16,4% de material "potencialmente"
reciclable que se mezcla hoy con la basura y el 7,9% de material
"esencialmente" reciclable surge porque entre los potencialmente
reciclables se contabilizan todos los papeles, cartones, vidrios, plásticos y
metales, incluidos los que están sucios, húmedos o en trozos pequeños. En cambio,
los esencialmente reciclables, medidos por primera vez en el informe, son
aquellos que por su calidad y conservación se pueden vender prácticamente sin
tratamiento.
Las razones por las que terminan en la basura son varias.
Hay vecinos que desconocen o desatienden la obligación de clasificar los
desechos. También hay porteros que, pese a que los vecinos clasifican los
residuos, tiran todas las bolsas juntas porque no tienen una campana verde
cerca o porque las cooperativas, que están encargadas de recolectar los
reciclables en zonas sin contenedores especiales, no logran cumplir su ruta de
recolección. Algunas ONG, como Greenpeace, apuntan al gobierno porteño por no garantizar
una infraestructura acorde con los volúmenes de reciclables que producen los
ciudadanos.
"Todavía no funciona a pleno la relación entre
edificios y grandes generadores de basura con las cooperativas -reconoció
Alejandro Pérez, presidente de la comuna 14 (Palermo)-. Falla la comunicación o
la cooperativa no llega a cumplir con la logística." Desde el sindicato de
encargados de edificios, en tanto, pidieron mayor presencia de la Ciudad como
garante del proceso: "El Estado tendría que ser el articulador entre las
cooperativas y los encargados, que hoy en forma individual se tienen que poner
de acuerdo", pidió el secretario general de Suterh, Víctor Santa María.
Además, remarcó la escala de ese acuerdo: "En toda la ciudad hay 37.000
edificios y 50.000 encargados".
Infraestructura
En la Capital, 12 cooperativas tienen a su cargo la
recolección domiciliaria de los reciclables. Emplean a unas 5500 personas, a
las que la Ciudad les paga un sueldo básico de $ 9100, según detallaron fuentes
oficiales, a lo que luego se le suma la rentabilidad que distribuye cada
cooperativa. "Hacemos lo que podemos, pero no logramos cumplir todos los
servicios", expuso Cristina Lescano, presidenta de la cooperativa El
Ceibo, que tiene ruta de recolección en Palermo, Recoleta y Puerto Madero.
Suman 300 empleados, tres camiones cedidos por el gobierno porteño y ocho
propios, algo que, aseguraron, no les alcanza. "Necesitamos más
infraestructura", pidió Lescano.
Por día, y más allá de las limitaciones, las cooperativas
recuperan 227 toneladas. En paralelo, en 2600 campanas verdes ubicadas en la
vía pública se rescatan 20 toneladas diarias de reciclables. Otras 5,8
toneladas son recuperadas en los 111 puntos verdes de almacenamiento o
compactación de reciclables distribuidos en plazas, clubes y calles. Los
grandes generadores de basura, como restaurantes, hoteles, hospitales y
escuelas, separan otras 160 toneladas por día. A ese total de 413 toneladas
recuperadas, hay que sumarle las 700 toneladas que la Ceamse reutiliza a partir
de distintos tipos de residuos (incluidos áridos y orgánicos) para estabilizar
la playa de descarga por la que circulan los camiones que depositan la basura
en los rellenos sanitarios y como cobertura primaria del relleno; previamente,
pasan por una planta de tratamiento que se inauguró en 2013. Expertos
cuestionan considerar a estas últimas como basura recuperada.
En el Ministerio de Ambiente porteño son optimistas sobre el
avance de las políticas de reciclaje. "Estamos en buenos niveles de
participación", opinó el ministro Eduardo Macchiavelli, quien admitió que
hay sectores que aún desconocen cómo se debe clasificar la basura y la falta de
"un control social que haga que el plan sea sustentable en el
tiempo". El funcionario negó que hubiese "problemas sistemáticos"
para que las cooperativas cumplan con su trabajo, pero asumió que hay
"cuellos de botella" vinculados al "día a día".
No obstante, los dispositivos para dejar o acercar
reciclables no parecen dar abasto. En el ministerio aseguraron que seguirán
diversificando las alternativas para que los vecinos tengan opciones para
descartar los materiales reutilizables, aunque manteniendo el rol protagónico
de las cooperativas. Y anunciaron que el objetivo es "llegar a fin de año
con 3700 campanas verdes en la calle", 1100 más que hoy. La ampliación de
esa red es precisamente lo que piden varias ONG, ya que la relación de sitios
donde tirar los reciclables es baja con respecto a los 28.000 contenedores para
residuos húmedos. "La base para que se logre una buena recuperación de
reciclables es la separación en origen, y para lograrlo debe haber una doble
contenerización, porque las cooperativas no dan abasto. El gobierno de la
ciudad no puede desentenderse", expuso el director de Comunicación de
Greenpeace, Hernán Nadal.
La obligación de separar los reciclables fue instaurada por
la ley denominada Basura Cero, sancionada en 2005 y reglamentada en 2007. Esa
imposición a los porteños y al Estado como autoridad de promoción y garante del
cumplimiento busca reducir paulatinamente la basura que finalmente se entierra,
un proceso que la ciudad recorre, pero a un ritmo por debajo de lo que
establece la norma. El año pasado, la Ceamse enterró 3000 toneladas diarias de
basura de la Capital, un 26% menos que en 2004. Sin embargo, la ley establecía
como meta enterrar un 50% menos y prevé que se alcance una reducción del 75%
este año.
Tomado d e la nación de ar
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