ACUERDOS ENTRE GOBIERNO Y FARC
Acto histórico en Cartagena selló el acuerdo con las Farc
El “balígrafo” fue el indicado para plasmar la firma de Juan
Manuel Santos y Rodrigo Londoño sobre el acuerdo final. FOTO CORTESÍA
PRESIDENCIA
2.500 personas, aproximadamente, asistieron al acto de la
firma del Acuerdo Final.
70 minutos duró la
ceremonia de la firma del Acuerdo Final entre el Gobierno y las Farc.
“Sí se pudo!, ¡Sí se pudo!”, coreaban desde las tribunas los
cartageneros e invitados especiales al acto protocolario de la firma del
Acuerdo Final para el Fin del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y
Duradera, rubricada ayer, al caer la tarde, por el presidente Juan
Manuel Santos y Rodrigo Londoño Echeverry, jefe máximo de
las Farc.
Durante la ceremonia, el presidente colombiano nunca se
refirió al líder guerrillero por su alias, “Timochenko”, sino por su nombre de
pila, como una forma de sellar el fin de la guerra con esta agrupación, que en
52 años de confrontación con este y otros grupos ilegales, ha dejado más de 8
millones de víctimas.
Había acabado de llover en La Heroica. Algunos charcos se
acumulaban en el piso donde 2.500 hombres y mujeres vestidos de blanco se
ubicaron para ser testigos excepcionales del acto por la paz.
Una temperatura de 28 grados centígrados y la alta humedad
le dieron apertura al evento más esperado del año: la puntada final de un
acuerdo que comenzó su fase pública en el 2012 y que a lo largo de las
negociaciones tuvo tensiones propias de una negociación para terminar con más
de 50 años de hostilidades.
No obstante, en el evento se olvidó que quedan otros cabos
sueltos con capacidad suficiente para hacer daño y prolongar la confrontación
armada como el Eln, las bacrim y otros grupos asociados al narcotráfico, como
sí lo hicieron ver varios analistas.
Las víctimas fueron el centro del evento, los tres discursos
se concentraron en ellas. Más de 400 afectados por el conflicto armado en
diferentes regiones del país asistieron al acto solemne, confiadas en que en
esta oportunidad la consolidación de la paz en sus territorios va a darse.
Un canto de esperanza
El evento comenzó con el ingreso de 17 jefes de Estado, del
secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y de las
delegaciones del Gobierno y las Farc por una puerta central de la que el
presidente tenía las llaves que nunca arrojó al mar como lo dijo en su primer
discurso de posesión en Bogotá.
Las notas del Himno Nacional fueron entonadas con entusiasmo
por los colombianos presentes en la ceremonia, seguido de un minuto de silencio
por las víctimas que ha cobrado este conflicto.
Las Alabaoras de Bojayá, un grupo de mujeres que usualmente
están vestidas de negro cantándole a la violencia que les quitó a sus esposos,
sus hijos, sus vecinos, cantaron de blanco a la esperanza de un futuro en paz
en el que no se repitan los actos de barbarie que llenaron de lágrimas dolor el
campo y ciudades colombianas.
“Nos sentimos muy contentas que la guerrilla de las Farc las
armas va a dejar”, e incluso reclamaron a los demás actores del conflicto que
apostaran por la paz.
“En 500 años sufrimos un gran terror, pedimos a los
violentos no más repetición”, decía una de sus estrofas, todas ellas dedicadas
a “Santa María danos la paz”.
El valor de estas mujeres cantándole a la paz tenía un gran
sentido si se tiene en cuenta que esa población chocoana sufrió una de las
peores atrocidades de la guerra, cuando 79 de sus seres queridos murieron
calcinados al ser alcanzados por una pipeta explosiva lanzada por las Farc en
un combate con las exAuc.
Firmas
El primero en firmar el acuerdo final fue Rodrigo
Londoño y luego Juan Manuel Santos, quienes estamparon
sus rúbricas con un balígrafo, una bala convertida en bolígrafo, significando
que la historia de Colombia desde ahora no se escribirá con la guerra ni desde
las trincheras, sino con educación.
Y mientras el público gritaba reclamando un abrazo entre los
hombres que sellaron el acuerdo de paz, ellos estrecharon sus manos derechas
por varios segundos y las izquierdas las apoyaron en sus hombros.
Cuatro aeronaves de la Fuerza Aérea surcaron el cielo
dejando estelas de colores en señal de celebración: amarillo, azul y rojo de la
bandera colombiano y el blanco de paz.
El presidente Santos le regaló a “Timochenko” la paloma de
la paz que lo acompañó en sus camisas, visibles en sus correrías políticas y en
sus discursos presidenciales. El jefe guerrillero, de inmediato, la abrochó en
su solapa.
Empezaba a caer la tarde, y el sol se escondía tras la
cúpula de la Iglesia San Pedro Claver, donde horas antes, sobre el medio día,
el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolini, había
elevado una oración por Colombia.
Las palabras los firmantes
Las palabras de “Timochenko” fueron dirigidas, según él
mismo, al “pueblo de Colombia, un pueblo bondadoso que siempre soñó con este
día”. Confirmó que este acuerdo significa el paso definitivo de la lucha armada
clandestina hacia la lucha política abierta. “Que nadie dude que vamos a hacer política
sin armas. Nosotros vamos a cumplir y esperamos que el gobierno cumpla”,
enfatizó.
Por su parte, el mandatario colombiano expresó que este
conflicto ha sido “el surco de dolores de las víctimas, pero hemos logrado
levantarnos a decir el bien germina ya, ¡la paz germina ya!”.
Afirmó que las víctimas, los campesinos y los
afrocolombianos, abonaron con sus lágrimas el terreno para la paz. “No más
jóvenes sacrificados, no más jóvenes muertos, no más jóvenes mutilados por una
guerra absurda... ¡Ni soldados, ni policías, ni campesinos, ni guerrilleros!”,
expresó Santos, lo que provocó otro sonoro aplauso.
El momento más especial de toda la ceremonia lo protagonizó
“Timochenko” al pedir perdón en nombre de las Farc por todo lo que “hayamos
hecho daño en esta guerra”.
De inmediato las 2.500 personas que colmaban la plaza de
banderas del Centro de Convenciones se pusieron de pie, aplaudieron y agitaron
los pañuelos blancos que la organización del evento entregó.
En ese instante, irrumpieron en el cielo cartagenero dos
aviones de combate K-fir de la Fuerza Aérea, que por poco hacen caer de la
tarima a “Timochenko”, quien, al parecer, no esperaba tal sobrevuelo.
Pocos minutos después el presidente Santos dijo que esta era
la despedida de la guerra y la bienvenida a la paz.
Y es que este acto de perdón había sido reclamado desde el
principio de las negociaciones por la sociedad colombiana, especialmente por
las víctimas, y ha sido uno de los principales reparos de quienes están en
desacuerdo con este proceso.
“Quizás, quizás, quizás”, fue la respuesta de “Jesús
Santrich” en una rueda de prensa al ser cuestionado si pediría perdón a las
víctimas por los actos cometidos en el conflicto. Sucedió recién instalada la
mesa de diálogos en Oslo.
El perdón, hasta ayer, lo habían pedido gota a gota en dos
hechos concretos: la masacre de Bojayá, y el asesinato de los diputados del
Valle.
Además, este viernes, en otro acto colectivo, pedirán perdón
en La Chinita, en el Urabá antioqueño donde cometieron una masacre que dejó 35
muertos y 17 heridos en enero de 1994, cuando trataban de ahogar con este tipo
de episodios al movimiento Esperanza Paz y Libertad, conformado por
desmovilizados del Epl.
Sin embargo, nunca se había escuchado en voz de “Timochenko”
la palabra perdón, por lo que en esta oportunidad, ante la comunidad
internacional, representantes de la dirigencia política, de una delegación de
400 víctimas del conflicto, 120 guerrilleros y de 2.500 periodistas, cobra
mucha importancia.
El foco está en las víctimas
En declaraciones a este diario, Paula Gaviria,
consejera presidencial para los Derechos Humanos y hasta hace poco directora de
la Unidad para las Víctimas, insistió en que este acuerdo de paz es un homenaje
a las víctimas del conflicto.
“Cuando las víctimas llegaron a La Habana fue que se
humanizaron los diálogos, todos entendimos el llamado que nos hacían de
solucionar el conflicto, ellas nos decían: ‘por favor no se paren de la mesa
sin un acuerdo”, dijo.
No obstante, desde Amnistía Internacional se indicó que para
tener un éxito real en este proceso de paz, se debe garantizar la verdad, la
justicia y reparación a los millones de víctimas del conflicto.
“Hoy va a ser, con razón, un día de celebración en Colombia.
Las autoridades deben ahora garantizar que este logro histórico no sufra ningún
menoscabo”, señaló Érika Guevara-Rosas, directora de AI para las
Américas a EFE.
Para cumplir con este objetivo, añadió Guevara-Rosas, debe
asegurarse que todos los responsables de los delitos señalados en el derecho
internacional los cuales fueron cometidos contra millones de personas a lo
largo de más de medio siglo, deben ser enunciados ante la justicia para evitar
la no impunidad que reclaman las víctimas.
“Los delitos de quienes llevaron a cabo estos abusos, los
ordenaron o se beneficiaron de ellos, aun cuando se trate de personas dedicadas
al mundo de los negocios o a la política, no pueden ni deben descartarse de un
plumazo”, advirtió Guevara-Rosas desde México.
La integrante de Amnistía Internacional expuso que el modelo
de justicia transiciojnal adoptada en la negociación entre el Gobierno y las
Farc, servirá para conocer la verdad, la justicia y la reparación a algunas de
las víctimas del conflicto armado, sin embargo, “muchas de sus disposiciones
parecen incumplir el derecho y las normas internacionales relativos a los
derechos de las víctimas. Por ejemplo, las penas previstas para quienes admitan
responsabilidad en crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad no reflejan
la gravedad de tales delitos”, apuntó.
Pese a las observaciones de esta Ong, hechas durante todo el
proceso de negociación, el mandato del presidente Juan Manuel Santos fue
mantener siempre a las víctimas, durante los años de negociaciones, en el
centro de las discusiones. En Colombia hay 8 millones 190 mil víctimas
registradas, de ellas más de 6,9 millones de desplazados y según cálculos
oficiales más de 220.000 muertos en el conflicto con las Farc.
Al terminar el discurso del presidente Santos decenas de
niños entonaron el Himno de la Alegría: “ven, canta, sueña cantando, vive
soñando el nuevo sol, en que los hombres volverán a ser hermanos”.
Al presidente Santos, al igual que a muchos de los
asistentes se les notó conmovidos, emocionados, e incluso algunas lágrimas
aparecieron.
La Sinfónica Nacional volvió a entonar la canción mientras
los invitados abandonaban el lugar. Al final, en las calles de Cartagena se
escuchaban las voces del Sí y del No, voces que el próximo domingo refrendarán
o no lo firmado ayer en el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc . n
CONTEXTO DE LA NOTICIA
REACCIONESAPOYO AL ACUERDO DE PAZ EN COLOMBIA
Ban Ki Moon
Secretario general de la ONU
Secretario general de la ONU
“El acuerdo no solo promete el fin de la guerra, sino que
visualiza un futuro en el que todos puedan participar de la política (...).
¡Viva Colombia en paz!”.
Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado del Vaticano
Secretario de Estado del Vaticano
“El Papa ha seguido estos esfuerzos en la búsqueda de la
reconciliación. Estamos al final de una negociación y al inicio de un cambio
que requiere el aporte de todos los colombianos”.
Federica Mogherini
Delegada de la Unión Europea
Delegada de la Unión Europea
“El Consejo de la Unión Europea ha decidido suspender a las
Farc de la lista de organizaciones terroristas. La decisión tendrá efecto una
vez se firme el Acuerdo de Paz”.
Juan Carlos Varela
Presidente de Panamá
Presidente de Panamá
“Una oportunidad para cerrar un capítulo de dolor, un
capítulo donde hubo muchas víctimas inocentes y abrir una nueva etapa en la
vida de este hermano país”.
Christine Lagarde
Directora del FMI
Directora del FMI
“Vemos el proceso de paz como impulso para el desarrollo,
atracción de inversión extranjera, más confianza en el país, mayor certidumbre
para los que buscan invertir dinero”.
Rafael Correa
Presidente de Ecuador
Presidente de Ecuador
“Es la mejor noticia para la Patria Grande en las últimas
décadas, que Colombia alcance la paz. Y a redoblar el compromiso América Latina
para construir paz que no solo signifique ausencia de guerra, sino justicia, buen
vivir”.
Michelle Bachelet
Presidente de Chile
Presidente de Chile
“La paz siempre es mejor que la guerra. Reconciliación no es
sinónimo de olvido. Por el contrario, justamente, para que nunca más se repitan
este tipo de cosas, la memoria es fundamental”.
Luis Almagro
Secretario General de la OEA
Secretario General de la OEA
“Terminar el conflicto forma la sustancia de este derecho
que nos debemos dar todos: la paz. El trabajo de la OEA estará enfocado en 250
centros poblados, 118 municipios y otros 16 territorios”.
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi
primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de
preguntar. TOMADO DE EL COLOMBIANO
No hay comentarios:
Publicar un comentario