TURISMO EN LA
SELVA CENTRAL
Paraíso verde
El distrito de Pichanaqui no solo es un referente del café
orgánico e importante productor de cítricos de la región Junín. Esta zona del
Vraem está dinamizando sus actividades turísticas, aprovechando las riquezas
naturales, como una opción, básicamente, para los de Lima y el valle del
Mantaro.
Las cascadas y los bosques rodean el distrito de Pichanaqui,
en la provincia de La Merced, región Junín, a 375 kilómetros de Lima. Es el distrito
más grande de la selva central, aquí viven más de 70,000 personas, entre
nativos y colonos, la mayoría de estos últimos han llegado de Ayacucho,
Huancavelica, Huancayo y Tarma.
Buena parte de la población se dedica a actividades
agrícolas, pero cada vez hay mayor interés en explotar los atributos de su
geografía.
Basta media hora de camino fuera de esta urbe para encontrarse con las cascadas Zutingari (en la comunidad nativa de Pampaflecha), Kuviriani, Santa Fe, Agua Viva, Primavera, El Tinajón o la de Zotarari. Esta última recibe un flujo de 50,000 visitantes anuales.
Uno de los límites del distrito es el Bosque de Protección Pui Pui, otro atractivo importante de Pichanaqui.
Entre murciélagos
Este distrito bañado por el río Perené es productora de frutas, sobre todo de cítricos, y tiene un café de gran calidad (el café orgánico es una realidad desde la década de 1990) gracias a un clima benigno todo el año.
Llegamos hasta el centro poblado Cuyani, a 35 minutos en auto de Pichanaqui. Aquí se ha puesto en valor el túnel natural de los Amblypygi. El visitante se adentra en este espacio de 120 metros de largo en busca de ‘la virgen’, ‘la oreja’, ‘la gárgola’, ‘un cráneo’ y otras formas que regalan las estalactitas. Advertencia, ingresar a este túnel es una experiencia en la que no se permiten claustrofóbicos ni a quienes temen a los murciélagos.
Buenos hoteles y precios
“A Pichanaqui siempre lo relacionan con la zona del Vraem, con el narcotráfico, pero aquí tenemos buenos hoteles con precios accesibles. Este año, el turismo ha crecido, la mayoría viene de Lima y del valle del Mantaro”, explica Richard Zevallos, de la División de Turismo de Pichanaqui.
Ángel Aníbal Maldonado, ‘el Chavo’, es artesano y operador turístico. Ha visto cómo el número de turistas se va incrementando, y un rubro que crece, sobre todo con extranjeros, es el turismo rural vivencial, en el que los visitantes realizan las mismas actividades de la comunidad nativa a donde llegan.
Otra actividad novedosa enfocada en los amantes del turismo de aventuras es el camarotaje. Una empresa inauguró en julio este servicio, en el cual los visitantes se deslizan en ‘cámaras’ por el cauce del río. Se necesita, eso sí, fuerza en los brazos y amor por la adrenalina. (José Vadillo Vila)
8 horas en ómnibus toma de Lima al distrito de Pichanaqui.
Basta media hora de camino fuera de esta urbe para encontrarse con las cascadas Zutingari (en la comunidad nativa de Pampaflecha), Kuviriani, Santa Fe, Agua Viva, Primavera, El Tinajón o la de Zotarari. Esta última recibe un flujo de 50,000 visitantes anuales.
Uno de los límites del distrito es el Bosque de Protección Pui Pui, otro atractivo importante de Pichanaqui.
Entre murciélagos
Este distrito bañado por el río Perené es productora de frutas, sobre todo de cítricos, y tiene un café de gran calidad (el café orgánico es una realidad desde la década de 1990) gracias a un clima benigno todo el año.
Llegamos hasta el centro poblado Cuyani, a 35 minutos en auto de Pichanaqui. Aquí se ha puesto en valor el túnel natural de los Amblypygi. El visitante se adentra en este espacio de 120 metros de largo en busca de ‘la virgen’, ‘la oreja’, ‘la gárgola’, ‘un cráneo’ y otras formas que regalan las estalactitas. Advertencia, ingresar a este túnel es una experiencia en la que no se permiten claustrofóbicos ni a quienes temen a los murciélagos.
Buenos hoteles y precios
“A Pichanaqui siempre lo relacionan con la zona del Vraem, con el narcotráfico, pero aquí tenemos buenos hoteles con precios accesibles. Este año, el turismo ha crecido, la mayoría viene de Lima y del valle del Mantaro”, explica Richard Zevallos, de la División de Turismo de Pichanaqui.
Ángel Aníbal Maldonado, ‘el Chavo’, es artesano y operador turístico. Ha visto cómo el número de turistas se va incrementando, y un rubro que crece, sobre todo con extranjeros, es el turismo rural vivencial, en el que los visitantes realizan las mismas actividades de la comunidad nativa a donde llegan.
Otra actividad novedosa enfocada en los amantes del turismo de aventuras es el camarotaje. Una empresa inauguró en julio este servicio, en el cual los visitantes se deslizan en ‘cámaras’ por el cauce del río. Se necesita, eso sí, fuerza en los brazos y amor por la adrenalina. (José Vadillo Vila)
8 horas en ómnibus toma de Lima al distrito de Pichanaqui.
TOMADO DE EL PERUANO
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