ACUERDOS ENTRE GOBIERNO Y FARC Cuatro años de diálogo dieron un fruto
histórico
FOTO Archivo Colprensa Luego de cuatro años de
conversaciones, el Gobierno y las Farc firman mañana un acuerdo que pondrá fin
a la confrontación armada con ese grupo guerrillero, la cual se libró por más
de cinco décadas en una vorágine en la que sus actores se envilecieron,
secuestraron, desaparecieron, desplazaron, robaron, profanaron, cometieron
genocidios, narcotraficaron y llevaron el terror al límite intentando vencer a
sus adversarios. Como en la mayoría de las confrontaciones fue la población
civil la que llevó la peor parte.
Hoy EL COLOMBIANO inicia una serie de trabajos periodísticos
que dan cuenta del pasado de terror en el que se libró esa confrontación, el
acompañamiento internacional a los acuerdos, los avances de la campaña al
plebiscito y el martes cerraremos con otro especial sobre el acto de Cartagena
que pone fin a 54 años de confrontación armada con esa guerrilla.
El capítulo que cierra mañana mostró sus primeros arreboles
el 26 de agosto de 2012, cuando después de 18 meses de fase exploratoria las
partes anunciaron un acuerdo inicial.
La mesa de diálogos fue instalada en Oslo, Noruega, y
continuó en La Habana, Cuba. La comisión del gobierno la lideró Humberto de la
Calle, y la de las Farc “Iván Márquez’”. Con seis puntos inició una negociación
que tardaría cuatro años, y que incluía desarrollo agrario, participación
política, fin del conflicto, derechos de las víctimas, solución al problema de
las drogas ilícitas e implementación.
Al comienzo, se criticó la falta de información y el
secretismo. No obstante, a los ojos de Cynthia Arnson, directora del Programa
América Latina del Woodrow Wilson Center, en términos de discreción, todas las
conversaciones de paz necesitan reserva para ser exitosas, y fue eso lo que impidió
que, en este caso, las partes buscaran sin escrúpulo los micrófonos.
Para Carlos Mejía Walker, del Programa de Investigación
sobre Conflicto Armado y Construcción de Paz, el hermetismo de La Habana,
distinto por ejemplo al “desfiladero en el Caguán”, fue clave.
Cuestión de voluntad
Sentarse con las Farc exigió que muchos en el Gobierno, en
la política y en la sociedad tuvieran que bajar la cabeza, a sabiendas de que
el grupo se pondría en el mismo nivel del Estado al negociar con este.
Desde el inicio, un amplio sector se mostró contrario al
proceso. El desconocimiento de las víctimas, la dificultad para aceptar que
había menores de edad en las filas insurgentes, las condiciones de indulto,
preguntas alrededor de qué hizo el grupo ilegal con el dinero del narcotráfico
e incómodas curules que exigían las Farc, fueron tropiezos difíciles de
superar.
Lo cierto es que al Gobierno y a la guerrilla no les quedaba
camino distinto al diálogo: un país, un Estado y una guerrilla antigua estaban
hastiados.
Con esa particularidad, dice Arnson, “el Gobierno y las Farc
negociaron el mejor acuerdo posible”, idea en la que coincide Vicenç Fisas,
exdirector de la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de
Barcelona y asesor para la fase exploratoria de los diálogos.
“Desde hace más de 20 años hago un seguimiento de todos los
procesos de paz que hay en el mundo, y puedo asegurar que el acuerdo alcanzado
con las Farc es de los más completos, innovadores y realistas que he visto. Es
el primero, además, que tiene una completa dimensión de género. Es un acuerdo
que, no solo pondrá fin a un tipo de violencia, sino que ayudará enormemente a
mejorar la calidad democrática del país y las condiciones de vida del
campesinado”, advierte Fisas.
Para él, aunque todo proceso de paz tiene que sortear
numerosos obstáculos, la mayor parte de ellos impredecibles y relacionados con
problemas de comunicación y de interpretación, lo extraordinario del caso de
Colombia fue que ambas delegaciones fueron capaces de superarlos, “y eso solo
se consigue cuando hay una voluntad real de lograr un acuerdo final”.
El 2 de octubre, cuando los ciudadanos acudan a las urnas
para votar el plebiscito, acto convocado por el presidente Santos, se conocerá
cuál es el apoyo real al Acuerdo Final pactado en La Habana. Será necesario un
umbral de 13 % para que el resultado sea válido.
Aunque las dudas sobre el acuerdo persisten, e incluso sobre
este mecanismo, que para el senador del Centro Democrático, Alfredo Rangel
“reduce una enorme cantidad de temas a una simple pregunta de sí o no”, hoy, el
país vive la buena nueva de que medio siglo de tragedia nacional cese y
Colombia logre la paz con el grupo más violento y poderoso que la Guerra Fría
haya dejado en América Latina.
Glosario de términos
ABC
Desmovilización
Proceso realizado por organizaciones al margen de la ley
para desmantelar sus estructuras y para que sus integrantes se readapten a la
vida civil.
Plebiscito
Consulta que los poderes públicos someten al voto popular a
fin de que apruebe o rechace una propuesta sobre una cuestión política o legal.
Marco jurídico para la paz
Figura creada por el Congreso. Contempla, en caso de que las
Farc dejen las armas, beneficios para sus integrantes en materia penal y
política
Juez de paz
Ciudadano colombiano elegido por voto popular para resolver
pacíficamente los conflictos que se le presenten en su comunidad.
Miembros representante
Persona que un grupo armado al margen de la ley designa para
participar en los diálogos, negociaciones o suscripción de acuerdos con el
Gobierno nacional o sus delegados.
Indulto
Se trata de una figura jurídica por la cual, mediante un
acto proferido por el Gobierno nacional, se produce el perdón de una condena
impuesta.
Reinserción
Proceso que busca que los miembros de los grupos al margen
de la ley, así como sus familias, se adapten económica y socialmente a la vida
civil y productiva.
Justicia transicional
Conjunto de medidas utilizadas como reparación por las
violaciones masivas de derechos humanos: acciones penales, comisiones de la
verdad, reparación.
CONTEXTO DE LA NOTICIA
1. UN NUEVO CAMPO COLOMBIANO: REFORMA RURAL
“No hay que ser de las Farc para ver que hace tiempo está
mal distribuida la tierra y que hay un problema de competitividad del campo”,
dice Angelika Rettberg, directora del Programa de Investigación sobre Conflicto
Armado y Construcción de Paz. Por eso, y teniendo en cuenta que tarde o
temprano había que hacer reformas agrarias, es favorable que el Acuerdo se haya
convertido en una forma de conseguirlo. “Más allá de una reivindicación de
izquierda, se salda una deuda pendiente”, dice, aunque advierte que se ha
sobredimensionado lo que en la práctica va a ocurrir. “Sin recursos suficientes
y compromisos será difícil una gran revolución del campo”, concluye. No
obstante, se plantea reversar los efectos de la guerra en el campo y erradicar
la pobreza rural en un 50 % en la próxima década con un Fondo de Tierras para
pequeños campesinos, con 7 millones de hectáreas para formalizar la propiedad
rural, con Zonas de Reserva Campesina, subsidios para compra de tierras, con la
actualización del catastro y con un impuesto predial rural.
2. PARTICIPACIÓN POLÍTICA: APERTURA DEMOCRÁTICA
3. FIN DEL CONFLICTO
4. SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LAS DROGAS ILÍCITAS
5. ACUERDO SOBRE LAS VÍCTIMAS DEL CONFLICTO
MARIANA
ESCOBAR ROLDÁN Periodista del área Internacional de EL COLOMBIANO.
TOMADO DE EL COLOMBIANO
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