Glifosato, soja y los
números del cáncer
Informes publicados por el Ministerio de Salud de Santa Fe
hablan de mayor frecuencia del diagnóstico de cáncer, mucho más en las localidades
con actividad agrícola. Pero el problema no es sólo en la provincia; la
Universidad de La Plata encontró agrotóxicos en productos de algodón. El
oficialismo y la oposición, más preocupados por garantizar el negocio sojero
que por la salud de la población. Juan Castro
Imagen que muestra la distribución de las muertes por cáncer
y el área sembrada de soja en la provincia de Santa Fé – Fuentes: Gobierno de
Santa Fe/Rosario 3
Soja, fumigación y cáncer
El cáncer es la segunda causa de muerte en la provincia de
Santa Fe. Los distintos tipos de tumores significan casi un 20% del total de
muertes, sólo superado por las de origen cardiovascular; son 183 muertes cada
100.000 habitantes. Pero este número asciende rápidamente en los departamentos
dónde la actividad agrícola es intensa.
Cómo muestran los mapas, los departamentos del sur sojero
superan ampliamente el promedio provincial con extremos como Iriondo, con 254
muertos por cáncer cada 100.000 habitantes. Son los mismos departamentos en los
que el negocio de la soja transgénica llenó los bolsillos de los dueños del
campo, de la mano del glifosato, herbicida estrella para estos cultivos.
Aún cuando los informes del Ministerio de Salud de Santa Fe
tratan de hablar del origen “multicausal” del cáncer, la realidad es que el
aumento de la incidencia de cáncer y de muertes por tumores se asocia
claramente al “boom” de la soja.
La Facultad de Medicina de la UNR es, desde hace años, una
de las voces que denuncian esta realidad. Los Campamentos Sanitarios que
organiza dicha casa de estudios con estudiantes de medicina en su último año
han sido una importante fuente de datos sobre la incidencia de cáncer en los
pueblos de la región. Damián Verzeñassi, coordinador de Campamentos Sanitarios
y docente de la facultad, denunciaba: “Hemos comprobado que ha existido un
crecimiento del cáncer que oscila entre cuatro veces y media y hasta siete más
que en el primer quinquenio. Cuando empezamos a ver que en los 21 pueblos nos
da incrementos similares de cáncer, de abortos espontáneos, de nacimientos con
malformaciones, nos preguntamos qué hay en común en todos ellos y es que están
en el medio de las áreas de producción agroindustrial con agroquímicos”.
¿Glifosato para todos?
No se trata de un problema sólo de la provincia de Santa Fe.
Un informe de la Universidad de La Plata reveló que el cien por ciento de los
algodones y gasas analizados contenían glifosato o alguno de sus derivados.
Otros productos de algodón como tampones presentaban también concentraciones
significativas del químico.
Eduardo Spiaggi, docente de Ciencias Veterinarias de la UNR
y director del Observatorio Sur señaló la gravedad de este hallazgo: “Están
rociando 20 millones de hectáreas con veneno en todo el país. Es un atentado
contra la salud pública y del ecosistema”.
El glifosato, un producto extensamente utilizado para la
producción de soja transgénica, fue recientemente clasificado como “carcinógeno
grado 2A” por la Organización Mundial de la salud. Es decir, un probable
causante de cáncer para humanos.
Si bien las concentraciones halladas en los productos de
algodón pueden parecer pequeñas, resulta muy preocupante la posibilidad de que
al utilizar estos productos haya una exposición continuada al pesticida.
Agrotóxicos en la mesa
Pero esta investigación de la UNLP no es la primera que
muestra un panorama preocupante. En septiembre de este año el Espacio
Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (EMISA) presentó un informe
mostrando concentraciones de herbicidas mayores a las permitidas por la ley en
1 de cada 12 productos agrícolas de consumo habitual.
Los autores del trabajo resaltaron que: “Según nuestras
mediciones, una ensalada de varios componentes puede significar la exposición
simultánea a una mezcla de plaguicidas y nada se sabe respecto a la respuesta
biológica para su eliminación. La toxicidad de mezclas sigue siendo un gran
capítulo de investigación y debate, poco se sabe respecto a efectos de mezclas
de activos de plaguicidas y sus efectos sobre la salud, más en exposiciones
crónicas como este caso”
Oficialismo y oposición, cuidando los negocios sojeros
A pesar de las denuncias y del aumento de las muertes, tanto
el socialismo como el PJ tienen un objetivo innegociable: defender las
ganancias de la soja.
Esta política quedó clara con la aprobación en la Cámara de
Diputados de la provincia de Santa Fe de la llamada “ley Bertero” (nombre de la
Diputada socialista encargada de su redacción). Esta ley, apoyada por ediles
socialistas, radicales y peronistas, y festejada por empresas fumigadoras y
productores de soja, fue la encargada de hacer naufragar una propuesta más
restrictiva, que impedía las aspersiones con aviones y limitaba la superficie
sembrable al poner un límite de 800 metros entre zona fumigada y espacios
urbanos y cursos de agua.
La nueva ley, que espera ahora aprobación en el Senado provincial,
establece límites más laxos, cuya determinación y aplicación queda a cargo de
cada una de las localidades. Según la Campaña “Paren de Fumigarnos”, esta forma
de aplicación es irreal, porque las Comunas carecen, en general, de los medios
necesarios para imponer las zonas de exclusión.
Así, el gobierno de la provincia en complicidad con el
gobierno nacional asegura que el negocio de la soja siga siendo rentable para
unos pocos, y que el glifosato llegue a las mesas de cada vez más argentinos.
TOMADO DE D I , EN FACE DE JCP
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