Un tercio de los chilenos
no puede financiar una alimentación saludable
Autor: Judith Herrera C.
Salud diseñó paquete de productos nutritivos y livianos,
pero resulta 36,1% más caro que canasta básica. Expertos apuntan a usar
políticas públicas para favorecer alimentos saludables y educar a la población.
El 27,1% de los chilenos no puede financiar una alimentación
saludable según los estándares nutricionales recomendados para el país. Así lo
señala un estudio realizado por el Ministerio de Salud (Minsal), con apoyo de
la Cepal y la Organización Panamericana de la Salud, que analizó el porcentaje
de la población que tiene acceso a alimentos con criterios esenciales de
calidad.
El informe utilizó datos de la encuesta Casen de 2013 y de
la actual canasta básica de alimentos (CBA) -usada para medir la pobreza
mediante su costo y acceso-, y elaboró un indicador paralelo, denominado
canasta alimentaria de calidad (CAC), que sigue las guías alimentarias del
Minsal y elimina los productos de bajo contenido nutricional.
Dicho paquete de productos, que incorpora más frutas y
verduras, cuesta $ 43.872, es decir, un 36,1% más que la canasta básica, cuyo
valor llega a $ 32.239 (ver infografía).
La canasta básica está compuesta por alimentos como pan y
cereales (616 calorías); carnes (169); productos lácteos y huevos (116);
frutas, verduras, legumbres y tubérculos (456), entre otros elementos. En
comparación, la canasta de calidad baja un 5% y 59%, respectivamente, el
consumo de pan y cereales (584) y el de las carnes (70), y sube en 204% el de
productos lácteos y huevos (352) y 51% el de las frutas y verduras.
El estudio señala que sobre la base de la nueva propuesta
“se estima una línea mínima de ingresos de $ 117.576 para poder acceder a ella.
Fundamentado en esta aproximación, un 27,1% de la población chilena no puede
acceder”.
Además, el informe señala que “incorporar este tipo de
mediciones dentro de las políticas públicas implica comenzar a mirar un aspecto
que ha sido escasamente abordado en Chile, relacionado con la seguridad
alimentaria en un país cuyo principal problema nutricional y epidemiológico es
la malnutrición por exceso”.
Así, el trabajo apoya una de las tesis de los especialistas
en nutrición: estratos socioeconómicos más bajos tienen un acceso limitado a
una buena alimentación.
“Si uno lo mira desde el punto de vista de los deciles de la
población, los primeros no pueden comprar la canasta alimentaria de calidad y
eso es grave porque revela que por mucha educación que hagamos, si no se
produce una disminución de costo de los alimentos saludables o favorecerlos con
políticas públicas, estamos en una situación de inequidad muy grande en el
país”, dijo Tito Pizarro, jefe del Departamento de Políticas Públicas del
Minsal.
De hecho, los resultados del Simce de Educación Física de 8°
Básico 2015 mostaron que en los grupos socioeconómicos bajo y medio bajo se
encuentran los estudiantes con índices más altos de sobrepeso y obesidad: el
48% de los niños sufre estas patologías, mientras que en el estrato alto solo
el 36% .
“No es extraño que exista este porcentaje de personas que no
pueden acceder a alimentos más saludables y que tienen problemas más
recurrentes de sobrepeso”, afirma Manuel José Irarrázaval, director Instituto
de Políticas Públicas en Salud (Ipssus) de la U. San Sebastián, quien añade que
hay que observar estos estudios críticamente, ya que son “un primer
acercamiento con productos específicos, por lo que se debe trabajar en analizar
qué es lo que consumen las personas en estos niveles y buscar alternativas a
esos productos, pero que estén al alcance de sus bolsillos y no que sean
alternativas aún más caras”.
El académico de Economía de la U. Santiago Guillermo
Pattillo apunta a que “una alimentación sana, en promedio, tiende a ser algo
más cara que una menos saludable. No hay una solución simple a esto, pero,
desde el nivel macroeconómico, la salida que tiene esto en el plazo mediano y
largo es que mejore el crecimiento económico”. Agrega que otra posibilidad es
que a nivel microeconómico “se mantengan mercados lo más competitivos posibles
para que existan ofertas a precios más bajos”.
Sin embargo, el experto señala que también existe un
problema de información: “hay un tema de preferencia de la gente por
determinados tipos de alimentos que son más altos en nutrientes críticos. Pasa
por un tema de ignorancia en cuanto a lo que es bueno y malo para la salud”.
En esta línea, Fernando Vio, académico del Instituto de
Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) de la U. de Chile, argumenta que
la obesidad no obedece solo a un problema de acceso: “En el país existe un
altísimo consumo de bebidas, de pan, y esto es lo que consumen los niveles
socioeconómicos bajos. El kilo de pan vale el doble que uno de frutas, y las
bebidas también tienen valores altos, es decir, por la compra de esos productos
puede comprar dos kilos de frutas. No es un problema de acceso, es un problema
de cambiar hábitos”.
Políticas de salud
El problema de la malnutrición por exceso que existe en el
país, a nivel transversal en edades y niveles económicos, ha empujado a la
implementación de diversas políticas.
Al respecto, Pizarro señala “estamos haciendo políticas para
evitar esto. Tenemos el programa de la Junaeb, que entrega alimentación de
calidad a los niños del país y que el próximo año implementará un plan contra
la obesidad. También existe el programa de alimentación complementaria para las
embarazadas o los adultos mayores”.
Otro ejemplo es la Ley de Etiquetado de Alimentos, que
pronto cumplirá seis meses desde su entrada en vigencia, con la que se persigue
reducir los niveles de nutrientes críticos en los productos, así como alertar a
las personas sobre los riesgos de su consumo excesivo, con sellos negros en los
envases. “Esta ley busca que la gente elija lo más salubable, opte por lo que
es sano y también más barato”, afirma Pizarro. TOMADO DE LA TERCERA DE CHILE
No hay comentarios:
Publicar un comentario