Darío Podestá es fotógrafo de la carrera de Personal de
Apoyo a la Investigación del Conicet y acaba de ser distinguido en la categoría
"Mamíferos" de un prestigioso concurso del Museo de Historia Natural
de Londres.
Darío Podestá Por Cecilia Acuña / Foto de RD Fotógrafos
Su especialidad es capturar momentos clave de la vida de la
fauna silvestre. Es decir, instalarse horas, días o semanas en lugares
inhóspitos para lograr imágenes de la vida de los animales en libertad insertos
en su propio hábitat. Darío Podestá los espía, los espera y aguarda el segundo
que él considera mejor para disparar la cámara y ver qué sale. De ahí, de esas
largas jornadas de espera paciente, surgió la fotografía que a fines de 2016 le
valió el reconocimiento como una de las cinco mejores en la categoría
"Mamíferos" del Wildlife Photographer of the Year, un prestigioso
concurso que todos los años organiza el Museo de Historia Natural de Londres,
en el que ya fue distinguido en otras ocasiones. Allí se encuentra expuesta
"Mara Mama calls", una imagen casi costumbrista, una escena familiar
de mamá y papá maras con sus hijos saliendo o entrando al hogar.
Con un título de biólogo bajo el brazo, Darío eligió dejarse
llevar por la belleza de lo que lo fascina: la vida silvestre de los animales.
La premisa de todo es poder tener acceso, de una manera no invasiva, y
participar como testigo de esas actividades íntimas y cotidianas a las que se
dedican los animales cuando se encuentran en su propio hábitat sin más que los
riesgos propios de la naturaleza que los rodea. Así fue como llegó a las maras.
"Hace unos años pasé tiempo observando y fotografiando a estos animales
con un proyecto de investigación del Cenpat. En esa ocasión, pude aprender
mucho sobre sus costumbres. Me parecieron animales muy carismáticos y poco
fotografiados a nivel profesional. Como si fuera poco, se trata de una especie
endémica de Argentina, lo que significa que solo vive en nuestro país. Esto,
sin duda, la hace aún más interesante", relata Darío, que nació en Zapala,
estudió en La Plata y eligió Puerto Madryn como ciudad de residencia.
La adrenalina en este caso no aparece para correr o para dar
con escenas memorables entre multitudes, sino que implica quizás horas, días o
semanas de observación paciente esperando el momento perfecto, con un ojo
clínico silencioso y una dosis de audacia sutil, contenida y sin alborotos, que
permita que el animal no perciba ninguna presencia ajena y actúe de manera
natural. Allí, según Darío, se encuentra la belleza. Pingüinos, elefantes
marinos y focas de la Antártida, yaguaretés de Brasil y el macá tobiano, un ave
en extinción que vive en Santa Cruz, son algunos de sus logros fotográficos.
Durante la espera no hay gritos, ni risas, ni señal de
celular, por lo que, en general, el fotógrafo atraviesa largas horas de
introspección en las que a veces se aburre, tiene mucho calor o demasiado frío,
pero que adquieren un sentido nuevo cuando con la adrenalina en la punta de los
dedos dispara cientos de clics que le justificarán el posible tedio de la
espera.
Darío es un apasionado de su trabajo, pero sabe, también,
que la fotografía es una herramienta importante de apoyo a la investigación y
conservación de la naturaleza. "Mis fotos son usadas en publicaciones
científicas y de divulgación tanto para mostrar una especie, un ambiente, un
comportamiento, como para embellecer una nota, la tapa de un libro o alertar
sobre una especie amenazada de extinción", cuenta. Para él, una fotografía
técnica y artísticamente bien lograda de vida silvestre es una forma poderosa
de conocer y proteger la biodiversidad tanto en su belleza como en sus
problemas. TOMADO DE LA NACION DE AR
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