Roberto Hernández: "No peleo por mí, sino por mis
nietos"
Foto: DIEGO LIMA / ENVIADO ESPECIAL
VILLA MERCEDES, San Juan.- "Somos pasajeros de la vida.
Yo ya no me puedo ir en cualquier momento. Ahora, peleo por mis nietos",
dice Roberto Hernández, de 66 años, en el patio de su casa en esta localidad a
18 kilómetros de Jáchal. Junto con su hermana, Estela, de 58 , cultivan seis
hectáreas de membrillo y crían algunos animales.
"Vivimos pendientes de lo que va a pasar", dice
Estela. No sólo les preocupa la calidad del agua, sino que particularmente
están atentos al polvo en suspensión.
Sobre todo, Roberto que debe seguir un tratamiento médico
por su bronquitis crónica. Espera que llegue octubre. Ese mes, según señala, el
viento rota y deja de soplar de Oeste a Este. Ahora, describe, "viene,
gris, desde Veladero". Señala los troncos de los árboles de membrillos
para mostrar unas "llagas" (protuberancias) que él relaciona con el
polvo en suspensión.
Sus vidas cambiaron desde el último derrame de solución
cianurada en septiembre del año pasado. Sus rutinas son otras: una o dos veces
por semana van hasta una vertiente del pueblo -que no proviene del cauce del
río Jáchal, donde se produjo el vertido anterior- y compran el agua
potabilizada para lavar los platos y cocinar. Para consumo, compran agua
mineral. TOMADO DE LA NACION DE AR
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