En la U. de. A
estudian veneno de serpiente para combatir la leucemia
Esta es la serpiente porthidium nasutum, más conocida como
patoco en Antioquia. FOTO Esteban Vanegas Científicos de Neurociencias de la
Corporación de Ciencias Básicas Biomédicas de la Unidad de Antioquia terminaron
la primera fase de investigación en la lucha contra la leucemia, utilizando
el veneno de la serpiente porthidium nasutum, una familia de las
víboras que habita en selvas desde México a Ecuador, incluyendo Colombia, donde
es conocida como patoco, la 24, nariz de cerdo o patoquilla.
En desarrollo de esta investigación los científicos lograron
una caracterización molecular y bioquímica y unificaron el veneno hasta llegar
a la toxina que la bautizaron como Nasolysina-1.
Con técnicas in vitro, el equipo logró inyectar la partícula
en cultivos de linfocitos y cuerpos celulares de la leucemia
linfocítica aguada y la meloide crónica.
El procedimiento permitió descubrir que la toxina inducía
“apoptosis” (muerte celular) y necrosis (degeneración del tejido celular)
selectivamente, es decir que solo afecta o causa la muerte de las
células cancerígenas, en este caso de la leucemia, sin dañar los linfocitos
o células sanas.
El líder del proyecto, el profesor, biólogo y doctor en
Neurociencias Carlos Vélez Pardo, dijo que el proyecto nació de una discusión
que tuvo con otro colega que estaba en otro grupo de investigación sobre
escorpionismo y ofidismo.
“Nos sentamos a hablar y como yo tenía experiencia en
neurotoxinas, entonces le dijimos al Serpentario de la Universidad que nos
regalara veneno de porthidium nasutum para evaluar si tenía actividad
antileucémica. Entonces en el primer ensayo que hicimos nos dimos
cuenta de que inducían un tipo de muerte celular y fue así como
hicimos la propuesta de un proyecto que nos permitiera analizar cuál de esas
moléculas que produce un veneno es la que tiene una actividad específica de
inducir la muerte de esas células. Colciencias nos apoyó y durante los últimos
años empezamos a desarrollar las moléculas que inducían esa muerte celular.
“Iniciamos la investigación que la llevamos a cabo cinco
personas de distintas disciplinas de la ciencia en 2008, pero avanzamos en los
últimos tres años”, dijo.
Pero como para realizar una aplicación médica hay que pasar
una serie de etapas, “esperamos una posterior purificación de esta proteinasa y
tratar de ensayar en células extraídas de pacientes, porque lo que hemos hecho
ha sido en células modelo, Ahora necesitamos evaluar con pacientes y verificar
si la nasolysina-1 tiene ese potencial. Sin embargo concluyo que descubrimos
una nueva metaloproteinasa de esta serpiente. Identificamos su peso molecular,
las estructuras y verificamos que tiene actividad antileucémica”.
Sebastián Estrada, director del Serpentario de la
Universidad de Antioquia, especificó que en Antioquia popularmente se
conoce esta serpiente como patoco y se tiene presencia en Urabá, Bajo Cauca y
la región Andina. Se alimentan en especial de lagartijas y en estado
adulto las hembras miden 60 o 70 centímetros y. Los machos son más delgados y
más pequeños.
Marlene Jiménez, bióloga molecular doctorada en
Neurociencias, quien con la estudiante de posgrado Angélica Bonilla Porras
también participó en la investigación, agregó que en el momento el estudio se
encuentra en la etapa in vitro y están por implementar la segunda etapa, que
sería en vivo con ratones de laboratorio. Dice que esperan el mismo
comportamiento, o sea que las moléculas que extraigan de esta toxina no le
cause daño a las células normales, pero sí a las leucémica, con lo que
contribuirían en la lucha contra este tipo de cáncer.
El veneno puede causar la muerte
“Es la segunda especie en causar accidentes ofídicos en
Colombia después de la mapaná y si no se trata a tiempo puede causar la muerte. El
veneno de los patocos es de víbora, hemotóxico y causa ampollas. La mitad
de las proteínas son hemorrágicas y destruye las células musculares. Para su
tratamiento se requiere suero polivalente. Es una serpiente que abunda en todo
el occidente y en todos los departamentos del Caribe colombiano. Es muy pequeña
y se camufla fácilmente en las hojas secas. Hasta el momento no conozco el proyecto
y tampoco he oído hablar de este tema en el mundo”, opina el médico toxicólogo
Rafael Otero.
RODRIGO
MARTÍNEZ ARANGO Comunicador social-periodista de la Universidad de
Antioquia. Redactor del área Metro hace 20 años. Periodista judicial hace 30
años. También ha trabajado como locutor y periodista de radio en la Cadena
Caracol. Autor del libro Expresión oral para periodistas, editorial UPB. TOMADO
E EL COLOMBIANO
NOTA : EN ARGENTINA EN LOS 80 SE TRABAJO SOBRE “CROTOXINA”
FOSFOLIPASA , DE CROTALUS
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