ELIMINAR EL ASBESTO
POR PROVOCAR CÁNCER, LA META
Las razones de la senadora Blel Scaff y del experto apuntan
a que en cualquier momento la comunidad puede entrar en contacto con el asbesto
en el país. FOTO COLPRENSA
60 países prohibieron el asbesto. Argentina, Chile, Urugay y
Honduras, en este hemisferio.
Las familias afectadas, el experto y la senadora confían en
que la octava vez sea la vencida para eliminar el asbesto de Colombia, y
esperan que el Congreso no les de la espaldas a las víctimas.
La familia de Cecilia Riaños Silva, de Bogotá, vive un drama
doble por el asbesto. Su esposo, Luis Alfonso Mayorga, y su suegro, Rafael
Alfonso Mayorga, fallecieron, con 13 años de diferencia, de un cáncer provocado
por este mineral, con el que aún se fabrican tejas, tubos y materiales
automotrices.
Su tragedia empezó hace 47 años, Rafael trabajó en la
compañía Eternit entre 1970 y 1980, cuando lo despidieron. “La enfermedad le
resultó 20 años después, en el 2000 empezaron dolores pulmonares”, recuerda
Cecilia. Explica que inicialmente no sabían qué le pudo haber generado ese
dolor, pero luego de los tratamientos médicos se enteraron que fue por la
exposición y el contacto con el asbesto crisólito, que es el permitido en el
país.
“Le realizan una biopsia y encuentran partículas de asbesto
en sus pulmones. Los médicos dijeron que no había nada qué hacer”, comenta
Cecilia. Diagnóstico: asbestosis y mesotelioma, generados por el contacto con
el mineral.
“Cargaba los bultos de asbesto y los llevaba a la
mezcladora”, continúa Cecilia. Agrega que en esa época las medidas de
protección eran mínimas, por lo que estaban más expuestos.
Lo de Luis Alfonso es más doloroso. Su contacto con el
asbesto lo tuvo en la casa, cuando su padre llevaba los overoles para lavarlos.
Allí los sacudían y él jugaba con las partículas del material. “En su
inocencia, decía que estaba nevando”, asegura Cecilia, quien resalta que en
2013, cuando le descubrieron el mesotelioma, no se pudo curar, pese a los
tratamientos y quimioterapia. “El 27 de agosto cumplirá cuatro años de haberse
ido”. Se calcula que en Colombia mueren 320 apersonas al año por enfermedades
relacionadas con el asbesto, mientras que en el mundo son cerca de 107 mil, y
125 millones están expuestas al mineral, según la Organización Mundial de la
Salud, OMS.
Por octava vez
La historia de Cecilia retoma vigencia con la presentación
de un proyecto de ley que busca, por octava vez en 10 años, la prohibición y
erradicación del asbesto en Colombia. Esta vez se llama ley “Ana Cecilia Niño”,
en honor a una víctima que falleció en enero de este año y que se había
convertido en una líder de este objetivo. Lo presentó la senadora del Partido
Conservador Nadia Blel Scaff, quien ha radicado esta iniciativa en otras dos
oportunidades. Ambas confían en que esta será la vencida.
Blel Scaff asegura que el proyecto no atenta contra la
industria, porque está en capacidad de sustituirlo. La congresista dice que
este año han muerto siete personas que la acompañaron en la lucha. Frente al
poco apoyo recibido en otros momentos, asegura que los políticos y, la gente en
general, no estaban al tanto de los riesgos. “Siento que la industria ha tenido
muchos recursos y poder, y que se han valido de falsas teorías para evitar la
prohibición”.
La OMS prohibe el uso de cualquier tipo de asbesto, al
considerarlo cancerígeno. La senadora propone crear una Comisión para la
sustitución de este material, que se encargue de vigilar que, en cinco años,
después de que se apruebe esta ley, no sigan trabajando con el mineral.
“Intereses particulares”
Juan Pablo Ramos, profesor del Departamento de Ingeniería
Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes, y quien ha investigado el
asbesto en talleres mecánicos de Bogotá, explica que el producto fabricado con
el mineral llega separado del soporte, por lo que el mecánico tiene que
manipularlo, lo que lo expone directamente.
Para Ramos, este mineral se utiliza por una decisión de la
industria y, segundo, por la sociedad colombiana, que lo ha permitido. En ese
orden de ideas, asegura que el Gobierno es el mayor responsable, seguido de los
legisladores, que han hundido los proyectos.
“Hay intereses particulares para mantenerlo, pero como
académico, el bienestar general debe primar y se debe aprobar la prohibición”,
resalta el investigador Ramos.
Sostiene que en Colombia, el mercado del asbesto oscila
entre 20 mil y 30 mil toneladas por año. “Asómese a la ventana de su casa y
verá que se emplea en colegios, edificios y hasta hospitales”.
Ramos sostiene que hay 120 tipos de agentes cancerígenos,
pero hay dos que si se eliminan, la sociedad, puede funcionar sin problema:
asbesto y humo de cigarrillo.
RICHARD AGUIRRE FERNÁNDEZ Contactar
Periodista nacido en Calarcá. Camino entre Antioquia, Caldas
y Quindío. Tomado de el colombiano
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