Un viaje junto a los cocodrilos de Toby
Roberto Ramos Targarona es un Licenciado en Ciencias
Biológicas al que le gusta ser llamado El Cocodrilero. Sobre su pasión por este
animal y las características que distinguen a la especie cubana conversó con JR
Hugo García Matanzas.-
Sonríe con un brillo singular. Desde su mano izquierda asoma una cicatriz. «Es
el recuerdo de una dentellada de un cocodrilo. Y hace poco me dieron una
mordida en el pie», cuenta pausadamente y aclara que fueron accidentes. Conoce
estos animales con una profundidad impresionante. Si tuviéramos más recursos, contáramos
con mucha más información sobre esta especie, comenta.
En su cuello lleva un cordón con un diente de cocodrilo
tallado. No es miedo, sino respeto, dice Roberto Ramos Targarona describiendo
el sentimiento que le provocan esos reptiles. «Me gusta que me digan El
cocodrilero», prosigue este hombre de espesa barba y pelo blanco que es
Licenciado en Ciencias Biológicas y comparte su experimentada sabiduría y el
amor por este reptil.
«El cocodrilo cubano es una incógnita. Cada vez que
investigo, me doy cuenta de que no sabemos mucho», argumenta y agrega que en
los últimos estudios internacionales se demuestra que estos animales poseen
cierta inteligencia.
Su promedio de vida es de 80 a 100 años y cuando lo ves con
el hocico abierto, lo hace para regular la temperatura corporal, detalla. He
dedicado mi vida al estudio de estos animales. Desde que me gradué, trabajé en
el Centro de Investigaciones Pesqueras como piscicultor. Me hablaron de los
cocodrilos y, como joven al fin, vine para la Ciénaga de Zapata con solo 23
años de edad. Ya llevo 41 años trabajando con estos reptiles, relata.
En 1978 comenzamos su estudio para conocer de su existencia
en el medio natural y su distribución. Llegué de La Habana y encontré familias
de cazadores viejos que fueron los que me enseñaron, rememora.
Como sé del encanto que le atrae a los cocodrilos, inquiero
a El Cocodrilero sobre lo que más le impresiona de la especie. Son interesantes
todas sus adaptaciones para haber sobrevivido más de 60 millones de años.
Su flujo sanguíneo puede mezclar sangre venosa con sangre
oxigenada, lo cual le permite permanecer tanto tiempo debajo del agua. Su cola,
como motor propulsor, cuenta con cuatro cavidades en su corazón. Además, ver
comer a los cocodrilos es un espectáculo. Como lo es también su juego amoroso,
peculiar en un animal aparentemente tan fiero, relata el experto.
«La hembra enamora al macho. Es increíble cómo cuida del
nido y a los neonatos por un tiempo, porque, aun con su poderosa mordida,
pueden sacar los huevitos, echárselos en la boca y llevar sus criaturas hasta
el agua», describe.
Y como tanto amor no puede acabar sino en una protección
consciente a esta especie tan cubana, Roberto ilustra cuánto se hace en el país
por conservar a los cocodrilos.
«Somos un grupo a nivel nacional y soy el más viejo de
todos. Es un orgullo tener al cocodrilo cubano, que existe únicamente en la
Ciénaga y en una zona restringida de la Península. Tiene importancia ecológica
y es un ingeniero porque hace canales en los que subsisten otras especies en
tiempos de seca. También sanea el ambiente», explica.
Y habla de sus preocupaciones con la especie para el futuro.
Va a perdurar, aunque debe enfrentar dos amenazas fundamentales: la caza ilegal
y su hibridación con el cocodrilo americano, cuestión que no podemos detener
porque es designio de la naturaleza.
«Nunca uso la palabra agresivo para los animales; creo que
los agresivos somos nosotros. Pero es cierto que el cocodrilo cubano se
considera entre los tres más fieros del mundo; es el más saltador y el más
terrestre. Cuenta con un porte elegante, camina distinto y es más fuerte»,
explica.
Este Doctor en Ciencias conocido como Toby, ha preparado a
alrededor de 500 especialistas en México y Cuba, y afirma que en 1996 se hizo
el último conteo de la especie en su estado libre, y arrojó una tendencia
poblacional estable.
Entre el 10 y el 15 por ciento son hembras reproductoras y
las densidades del 2012-2013 nos dieron similares a las de 1996: 18 cocodrilos
por kilómetro cuadrado, lo cual se considera en biología una población sana y
vigorosa.
Si los cocodrilos existen desde hace más de 250 millones de
años, y los actuales, desde hace 60 millones, ¿cuántos cambios climáticos han
ocurrido, no tan acelerados como este, y los cocodrilos se han adaptado?
«El sexo de los cocodrilos está determinado por la
temperatura de la incubación. Si se elevan las temperaturas puede que nazcan de
un solo sexo y la especie no podría reproducirse. Pero somos de los pocos
países que conciliamos la cría en cautiverio con la vida silvestre.
No contamos con tecnología de punta. Para estudiarlos,
usamos el corte de escudete, con un código y chapillas metálicas, algo que a
los dos años casi siempre se pierde. Liberar cocodrilos es una experiencia
nueva y no sabemos qué podríamos esperar. Ojalá pudiéramos monitorearlos con
frecuencia. ¡Si tuviera un buen bote, siempre estaría estudiándolos en su medio
natural...!, se despide soñando este Doctor en Ciencias al que le gusta ser
llamado Toby, El cocodrilero. Tomado de juventud rebelde de cuba
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