"Alimentación
amigable" con especies mejorada
Más de tres décadas produciendo investigación
biotecnológica. | Hernán Andia
Arveja china. | Hernán Andia
Las investigaciones que se realizan en el Centro de
Investigaciones Fitoecogenéticas Pairumani permiten el desarrollo de una base
biotecnológica que produce semillas y especies mejoradas a favor de los
pequeños agricultores | Hernán Andia
Las investigaciones que se realizan en el Centro de
Investigaciones Fitoecogenéticas Pairumani permiten el desarrollo de una base
biotecnológica que produce semillas y especies mejoradas a favor de los
pequeños agricultores | Hernán Andia
Mejoramiento genético. | Hernán Andia Javier Hurtado Yáñez
"Alimentación amigable", éste es el lema que guía
los trabajos de mejoramiento de semillas y de la calidad nutricional de
variedades de cereales y leguminosas que viene realizando el Centro de
Investigaciones Fitoecogenéticas de Pairumani que financia la Fundación Simón
I. Patiño .
Desarrolladas a lo largo de más de tres décadas por un selecto
grupo de científicos, las investigaciones han obtenido resultados positivos que
se tradujeron en cultivos con mejores rendimientos y, también, en el
reconocimiento de la comunidad científica del país.
Líneas de
investigación
La Directora del Centro, Teresa Ávila, explicó que las
líneas de investigación son trazadas en base a una estrategia destinada a
mejorar los cultivos, dotando a las especies endémicas una mayor resistencia o
tolerancia a enfermedades, a sequía, encharcamiento, calor y, sobre todo, al
cambio climático. "Cuando hablamos de tolerancia a enfermedades, nos
referimos a que sean las propias plantas las que adquieran, desarrollen o
mejoren sus mecanismos internos, sin depender de otros agentes, como los agroquímicos
o pesticidas", puntualizó la directora del Centro. Si las plantas se
defienden, se utiliza una menor cantidad de pesticidas —por ejemplo—, para
combatir las plagas que asolan los cultivos.
La otra línea de investigación está referida al mejoramiento
genético, buscando variedades que tengan una buena calidad nutricional, referido este concepto, como en
el caso de las habas, aumentando el valor
proteínico, o frijoles con mayor cantidad de hierro y zinc y,
actualmente, ajíes que van a ser con proteínas y compuestos antioxidantes, de
mayor calidad de las que contienen las hortalizas.
Con los agricultores
Ávila explicó que el Centro trabaja con los pequeños
agricultores, identificando los problemas que confrontan, o las tecnologías que
van a utilizar. Todo este proceso de identificar las dificultades provenientes
del cambio climático y problemas que tienen los agricultores, se constituye en
un paso previo a la determinación de las líneas de investigación que emergen de
estas necesidades y demandas. Luego, añadió Ávila, vienen las validaciones
porque estas investigaciones llevan años.
"Volvemos al terreno de los agricultores y ellos son los que nos
ayudan a elegir lo que les resulte más conveniente", recalcó.
La finalidad de las variedades que Pairumani certifica es
apoyar al pequeño agricultor de zonas de valle o tierras más bajas, estamos
realizando trabajos con La Fundación que apoya estas iniciativas destinadas a
contribuir a que el pequeño agricultor resuelva sus dificultades y mejore su
producción.
Especies mejoradas
Las especies elegidas son
haba, arveja, maíz, amaranto, tarwi y ají, porque son altamente
consumidas por los bolivianos e importantes para la seguridad alimentaria,
destaca la directora del Centro.
Maíz aychasara
Tenemos una variedad de maíz que puede ser usada como
forrajera porque tiene mucha “parte verde”, es una planta grande y fuerte, pero
además es utilizada como grano para hacer mote y otras comidas. El Centro ha
desarrollado maíces que debido a su calidad alimenticia son conocidos como
aychasaras que en idioma quechua vendrían a significar
"maíces-carne". "El maíz común, es deficitario en Triptófano y
Lisina, dos de los aminoácidos esenciales, presentes en el huevo, la leche y la
carne, pero los aychasaras, sí los tienen", explica orgullosa la
directora del Centro Pairumani que cuenta con tres variedades de estos
supergranos, dos son chocleras y la tercera sirve para hacer api.
Subvención a
investigaciones
Las variedades que produce el Centro son difundidas entre
los agricultores a un precio subvencionado por la Fundación que financia la
investigación y los agricultores lo único que compran es la semilla que se les
vende y no pagan el costo de la investigación que asume la Fundación.
Impacto
socioeconómico
Al menos cuarenta mil agricultores de todo el país
participan de los beneficios que el Centro de Investigaciones les proporciona
en las variedades y especies mencionadas anteriormente, generándoles ganancias por más de ocho millones de
dólares, dijo Ávila. "Ahora estamos trabajando en arvejas tolerantes a la
sequía y al encharcamiento, destinadas a diferentes zonas de cultivo",
añadió.
Transferencia de
tecnología
Al trabajar con los agricultores se hace una especie de
transferencia de tecnología. Es decir que cuando un agricultor adquiere una
semilla, adquiere todo un paquete tecnológico unido a la variedad. Esto se
plasma a través del asesoramiento al agricultor a través de una cartilla en la
que se explican los pasos y acciones que debe realizar el agricultor.
"Nuestra forma de trabajar es hacer una parcela en la
que el agricultor siembra sus variedades locales, como testigos, y las
variedades que nosotros le proponemos. Entonces el llega a sus propias
conclusiones", dijo Ávila.
La directora del Centro Pairumani explica que la relación
que tienen con los agricultores es de pares que se respetan mutuamente. Ávila
reconoce que varios conocimientos fueron adquiridos a través del diálogo con
ellos. "Nuestros técnicos están dispuestos a la escucha de este conocimiento
ancestral y experiencia. A veces, nosotros indicamos el uso que una variedad
puede tener y ellos le encuentran otros beneficios a través de la sabiduría y
el conocimiento ancestral", añadió.
Alimentación amigable
De acuerdo a la explicación de Ávila, el Centro busca una
alimentación amigable con el ambiente, es decir, con menor empleo de pesticidas
y fertilizantes químicos; manejo sostenible de las tierras, del agua y de los
recursos naturales. El concepto de alimentación amigable se traduce en la aplicación
de potencialidades que poseen las variedades mejoradas, o los microorganismos
de la misma tierra, además de algunos pesticidas de tipo orgánico y ciertas
labores que el agricultor puede ejecutar para reducir las enfermedades de las
variedades. "No es que no tenga que usarse pesticidas, cuando tenga que
hacérselo se debe aplicar y listo, pero no de forma continua e intensa",
explicó Ávila.
El pequeño agricultor, a diferencia de los cultivadores
extensivos no tiene apoyo de ninguna naturaleza, está más desprotegido y no
puede acceder a créditos como los medianos y grandes agricultores, por eso la
Fundación vio por conveniente colaborar con este sector de menores recursos,
argumenta.
Mejoramiento genético
El Centro de Investigaciones Fitoecogenéticas utiliza
técnicas de mejoramiento genético tradicional; es decir, cruzamientos y
selecciones, apoyados por técnicas de laboratorio que ayudan a acelerar estos
procesos, como marcadores moleculares o técnicas de inoculación de enfermedades
para elegir las variedades, resistentes o tolerantes a determinadas plagas o
enfermedades. Se hace hincapié en esta tecnología porque a menudo se la
confunde con tecnología de transgénesis, la cual no es aplicada por el Centro
de Investigaciones. "Nosotros no utilizamos eso, son técnicas que no las
aplicamos. Nosotros nos abocamos a entrecruzamientos y selecciones de los
mejores materiales", añadió Ávila.
En criterio de la directora del Centro de Investigaciones,
la mejor muestra del profundo relacionamiento que Pairumani ha logrado en 36
años de actividad científica al servicio del pequeño agricultor, es la demanda
creciente de parte de los cultivadores y productores. "La oferta de
Pairumani es siempre deficitaria frente a la demanda de los agricultores",
sostiene Ávila.
Los ajíes, es una línea que está siendo investigada, con
resultados altamente promisorios por las potencialidades nutricionales y
medicinales que las distintas variedades poseen, anunció la directora.
LOS TRES LABORATORIOS
El Centro de Investigaciones Fitoecogenéticas de Pairumani
posee tres laboratorios de biotecnología. Uno de ellos es el de Cultivo de
Tejidos en el que se desarrollan los protocolos de multiplicación, conservación
y aclimatación para la colección de muestras de pasifloras andinas (granadilla,
tumbo, entre otras), orquídeas, violetas africanas, calas, estevia, manzano,
durazno, pera y las amarilis, bajo la técnica in vitro, que permite la
multiplicación rápida, segura y libre de agentes patógenos.
El laboratorio de Biología Molecular realiza estudios a
nivel genético de diferentes especies y variedades, con la finalidad de
establecer los genes que permitirán mejorar la calidad de las semillas o
individuos (especímenes) en habas, arvejas u otros vegetales.
El laboratorio de Fitopatología lleva a cabo estudios que
permiten diagnosticar e identificar a los agentes patógenos que afectan a las
distintas especies con las que se trabaja en el Centro. También se realizan
pruebas de virulencia, a fin de establecer el grado de sanidad de las semillas
y también el estado de germinación. Estos trabajos se llevan a cabo a través de
la técnica de la inoculación artificial a la variedad en estudio.
APOYO A PEQUEÑOS AGRICULTORES
En los casi cuarenta años de actividad del Centro de
Investigaciones Fitoecogenéticas de Pairumani se ha logrado establecer nexos
con más de cuarenta mil agricultores, de Chuquisaca, Santa Cruz y Cochabamba,
además de otras zonas del altiplano.
A través de la entrega de semilla mejorada, variedades de
haba, arveja, tarwi y maíz, estos miles de pequeños productores, han recibido
asesoramiento técnico y apoyo de los investigadores que redunda en el beneficio
directo de los cultivadores y familias por el orden de los ocho millones de
dólares anuales. Actualmente, las investigaciones que viene desarrollando el
Centro, especialmente en haba y ají, muestran las enormes potencialidades
económicas de estas especies, a partir de su exportación con valor agregado, en
alimentación y medicina. Tomado de los tiempos de Bolivia
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